Dos capitanes y una Copa
Hugo Lloris y Luka Modric han vivido un viaje extraordinario hasta convertirse en indiscutibles
“Suerte Luka”, le desean por los pasillos interiores del estadio Luzhniki. Se gira, sonríe y contesta: “Gracias”. Modric está en su salsa, como toda Croacia. La presión, para los demás. Ellos quieren degustar el momento. Empezando por su talentoso capitán. En el otro bando, el encargado último de taponar los deseos balcánicos es Hugo Lloris, el portador del brazalete francés y el futbolista elegido por Deschamps para hablar antes de cada partido. Ya forma parte del ritual y de la superstición. Es el portavoz oficioso de los bleus. Modric y Lloris son los hombres de la Copa. Uno de los dos será el encargado esta tarde de levantar el trofeo al cielo moscovita.
Si Croacia da la sorpresa, Modric ya sabe a quién se lo va a dedicar. “Sí, a Ivan Turina (portero fallecido hace cinco años), que fue mi compañero en el Dinamo de Zagreb, y a toda la gente del país. Pero no tengo ningún discurso escrito. Improvisaría sobre la marcha”, manifestó el madridista, que se abraza a la frase cruyffista de “salir y disfrutar”. “La recuerdo antes de los partidos porque fue una inspiración. El seleccionador también la repite porque quiere que nos divirtamos y que disfrutemos del fútbol”. Modric subraya la importancia de Zlatko Dalic. “Llegó en un momento difícil, nos motivó, nos dio confianza, nos hizo creer en nosotros, nos transmitió que podíamos jugar bien. Nos ha aportado mucha calma. Me gusta su sinceridad”, explica el centrocampista.
Lloris, que se llama Hugo por el escritor de Los miserables, recoge el guante, nunca mejor dicho, y ensalza también a Deschamps. “Hasta ahora ha acertado en todas las tácticas. Hemos aplicado al pie de la letra lo que nos ha pedido. Merece todo el crédito”, señala el guardameta del Tottenham, que solamente ha recibido cuatro goles en el campeonato.
Sin embargo, el portero es igual de prudente que su entrenador. “Nos enfrentamos a un gran rival que ha demostrado un rendimiento físico y mental extraordinario. Tendremos que estar a un nivel enorme y hacer el partido perfecto para ganar”, señala el portero, que huye de cualquier exceso de confianza. “No sé si en Francia hay celebraciones por todo lo alto o no. Nosotros estamos en nuestra pequeña burbuja. Es el partido más importante de nuestras carreras y tenemos que permanecer dentro de esa burbuja hasta conseguir el objetivo final”.
Los dos se encuentran en un gran momento, ahora son indis- cutibles, pero no siempre fue así en el pasado. A Lloris (103 partidos internacionales) se le criticaba por su irregularidad y ha de dar gracias a la confianza que ha puesto sobre él su entrenador en Londres, Mauricio Pochettino. Cuando llegó el argentino a White Hart Lane el guardameta estaba a punto de arrojar la toalla porque decía que tenía 27 años y no había ganado nada. Cuatro años después está a punto de conquistar el trofeo más importante y realizó paradas fundamentales ante Uruguay (tras remate de Cáceres) y frente a Bélgica (después de chut de Alderweireld). De esta última, Deschamps dijo: “No es una parada, es casi un gol”.
A Modric se le ponían peros por su físico endeble en sus inicios. Ha callado todas las bocas. “Nunca he dudado de mí. He respetado las expectativas de otros y sus palabras cuando no me aventuraban un gran futuro como futbolista, pero yo siempre he confiado en que llegaría al lugar donde estoy ahora. No tienes que ser alto para jugar al fútbol. He pasado momentos duros en mi vida, pero lo importante es no rendirse. Luchar por acercarme a mis sueños me ha llevado hasta aquí”, remató el croata.
Francia es la favorita pero ningún jugador de los bleus tiene el historial de Modric, que ha ganado las últimas diez finales a partido único que ha jugado. La undécima sería como ninguna.
Debemos hacer el partido perfecto y permanecer dentro de nuestra pequeña burbuja hasta conseguir el objetivo final”
Le dedicaría el triunfo a un excompañero que murió. No tengo escrito el discurso. Lo improvisaría sobre la marcha”