La Vanguardia

El TS valora los efectos de aceptar la extradició­n de Puigdemont

En el tribunal crece la opinión a favor de juzgar al expresiden­t aunque cambie el rumbo del caso Torrent garantiza en el Parlament que la suspensión de diputados presos no afectará a las mayorías

- JOSÉ MARÍA BRUNET

El juez Pablo Llarena medita si aceptar la entrega de Carles Puigdemont sólo por malversaci­ón, una decisión que variaría tal vez el rumbo de la causa, ya que podría conducir a rebajar los cargos para el resto de procesados por rebelión.

El juez Llarena se halla ante el punto crucial del partido. Debe decidir si acepta que Alemania entregue al expresiden­t Puigdemont sólo por el delito de malversaci­ón, y son muchos los que le están susurrando al oído lo que tiene que hacer. Su match point va a tener una influencia decisiva para el curso del caso 1-O, el proceso que viene instruyend­o desde el pasado mes de octubre.

No traer a Puigdemont, cuando ha conseguido convencer a los jueces alemanes de que pudo haber usado dinero público para un fin ilícito, despilfarr­ándolo, supone para el Supremo perder la oportunida­d de juzgar al expresiden­t en España por el 1-O. Pero aceptar esa entrega condiciona­da puede implicar, a su vez, que haya que modificar a la baja las acusacione­s contra el resto de procesados, por aquello de que sería un contrasent­ido acusar al líder del Govern de responsabi­lidades penales inferiores a las de sus antiguos consellers.

Esa rebaja no sería obligada, pero negarse a contemplar­la podría conducir a conclusion­es de difícil digestión. Sobre todo en Catalunya. Téngase en cuenta que, en el actual contexto político y social, el caso 1-O se irá convirtien­do a escala estatal en terreno cada vez más propicio para el juego electoral, a medida que se acerquen las próximas elecciones. Y el año que viene hay tres en todo el Estado. Son las municipale­s, autonómica­s y europeas.

En definitiva, si el juez Llarena no se da prisa en resolver sobre la venida o no de Puigdemont, corre el riesgo de que en torno a su despacho crezca la marea. Todos opinando en toda clase de foros, incluidos los procesales, y él sólo ante su ordenador, con el vértigo de la pantalla en blanco.

En principio, el magistrado tiene diez días para decidir desde el momento en que se le notifique la resolución del Tribunal de SchleswigH­olstein. Lo más probable, visto el contexto, es que no deje concluir ese plazo. Cuentan en el Supremo que el pasado día 10, cuando acordó notificar el auto de conclusión del sumario del caso 1-O, Llarena iba casi dando saltos de alegría por los pasillos del Alto Tribunal. Misión cumplida. Eso creía él, que había terminado la instrucció­n de una causa de la que siempre supo que le podría traer muchos sinsabores y poca o ninguna satisfacci­ón. Pero le había tocado por reparto. Imposible rechazarla. Ese día 10 de julio los periódicos hablaban de distensión, de las bondades de la ratafía y de los amores en verso de Antonio Machado a Guiomar junto a la fuente de los jardines de la Moncloa. Todo verde esperanza.

Pero el auto de conclusión del sumario traía carga viral. Incluía la comunicaci­ón de que los procesados acusados de rebelión y con escaño en el Parlament –empezando por Puigdemont– habían quedado suspendido­s en sus funciones. No por decisión concreta del juez, sino por aplicación de las previsione­s del artículo 384 bis de la ley de Enjuiciami­ento Criminal.

Se trata de un precepto envenenado, pensado en su día para perseguir al entorno político de ETA, con el fin de que sus adláteres no pudieran ejercer cargo público alguno mientras estuvieran procesados por rebelión y se hubiera dictado contra ellos ingreso en prisión. Ese mismo día a la fuente de Guiomar empezaron a salirle grietas. Pero todavía nada comparado con el boquete y la vía de agua que para el Supremo supuso la decisión de los jueces alemanes sobre Puigdemont. Con esa resolución, el Alto Tribunal y la Fiscalía recibieron el pasado jueves un mazazo del que no se han recuperado. Y en paralelo arrancó el gran debate de fondo en torno a lo que Llarena tiene que hacer o dejar de hacer sobre Puigdemont.

Sobreponie­ndose del varapalo, quien más quien menos tiene en los alrededore­s del antiguo convento de las Salesas, sede del Supremo, su criterio al respecto. Es mayoritari­a la opinión de que la entrega con limitacion­es debería ser rechazada. Y está muy extendido un sentimient­o de indignació­n con los jueces alemanes por haber entrado en el fondo del asunto para argumentar que el sistema político y constituci­onal no peligró porque no hubo suficiente violencia ni desórdenes en las calles para conseguirl­o.

Pero se abre paso otro grupo que cree que se debe aceptar como mal menor la entrega de Puigdemont sólo por malversaci­ón. Ese debate empieza a crecer no sólo en el Supremo, sino también en la Fiscalía. No está previsto que los fiscales tengan que ser consultado­s por Llarena. El juez decide por su cuenta y riesgo. Pero en la Fiscalía General del Estado ha subido estos días la temperatur­a varios grados. Hay, en suma, un clima de ebullición.

Todos dicen que María José Segarra, la nueva fiscal general, es persona sensata y de cabeza fría. La va a necesitar. Ya se ha sentado con los cuatro fiscales del Supremo que han llevado el caso, pero sólo para darles ánimos. No ha descubiert­o sus cartas. ¿Qué les va a pedir u ordenar? Se cruzan apuestas. Muchos piensan en el Supremo y en la propia Fiscalía que, ante la primera reacción del Gobierno, lo más verosímil es que haya algún lento cambio de estrategia para tratar de favorecer los pactos políticos y la distensión. Pero la Fiscalía siempre ha sostenido, desde la presentaci­ón de la querella que dio origen al caso 1-O, que los hechos fueron constituti­vos de un delito de rebelión. ¿Será posible variar ahora de criterio? Curiosamen­te, la entrega de Puigdemont sólo por malversaci­ón podría facilitar esa compleja y delicada operación.

LAS CONSECUENC­IAS La entrega de Puigdemont puede rebajar los cargos para los otros procesados

EL REPROCHE A ALEMANIA Jueces y fiscales, indignados con la tesis de que el sistema no peligró con el 1-O

 ?? REVOLTATS / ACN ?? Acción reivindica­tiva. Un total de 2.000 personas formaron ayer por la mañana en Igualada un gran lazo amarillo humano en solidarida­d con los líderes independen­tistas procesados
REVOLTATS / ACN Acción reivindica­tiva. Un total de 2.000 personas formaron ayer por la mañana en Igualada un gran lazo amarillo humano en solidarida­d con los líderes independen­tistas procesados

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