Reindustrialización de Catalunya
ES importante que la industria haya ganado posiciones en la economía catalana, por delante de otros sectores, después de diez años de retroceso. La industria es clave en las grandes economías del mundo por su capacidad de generar valor añadido y de actuar de motor del resto de actividades. El proceso de reindustrialización que se ha generado en Catalunya, por tanto, es un signo de fortaleza de su tejido productivo, que ha ganado competitividad y presencia en los mercados internacionales.
La aportación de la industria a la economía catalana ha aumentado hasta llegar al 22,1%, el porcentaje más elevado que se registra desde el 2008, según se constata en la Memoria Económica que elabora el Consejo General de Cámaras de Catalunya.
La actividad del sector industrial catalán ha crecido en el 2017 a un ritmo del 4,9%, mayor que en el resto de España e incluso que en la zona euro. Esta recuperación de la re industrialización ha sido, además, el factor clave que ha permitido un mejor comportamiento de la economía catalana respecto ala del conjunto del Estado. Ello, a su vez, ha sido determinante para que el peso de la economía catalana en el conjunto de España haya subido hasta el 19,2%, que es el porcentaje más alto desde el inicio de siglo.
Estos positivos datos del informe económico de las cámaras de comercio contrastan con dos indicadores que deben mover a la reflexión. Así, se constata que la citada mejora industrial se ha producido sin que haya aumentado la proporción de empleo que genera, ya que la ocupación del sector se mantuvo en niveles mínimos del 15%. Esto podría ser debido a la mejora de la productividad y a la inversión en procesos de robotización y automatización. Estos procesos no crean empleo directo en la industria pero sí lo hacen en el sector de servicios que le presta apoyo.
Unaspectomuypreocupantequerecogeelcitadoinforme, sin embargo, es que desciende el porcentaje de empresas que hacen innovación tecnológica hasta un mínimo del 14,3%. Con ello la economía catalana se aleja cada vez más del esfuerzo en investigación, desarrollo e innovación (I+D+i) en comparación con el resto de países europeos. Si en el 2008 el diferencial en porcentaje del producto interior bruto (PIB) era de 0,27 puntos, en el 2016 fue el doble: 0,57 puntos. Esto supone una grave debilidad que hay que corregir de inmediato, tanto desde el sector privado como desde las administraciones públicas, para poder consolidar la recuperación de la reindustrialización ahora iniciada, que es clave para el futuro de la economía catalana. La apuesta por una industria fuerte, moderna y de alto valor tecnológico debe ser una prioridad de país.