El Victòria acoge la gala del Ballet Ruso Barcelona
Actuarán figuras como Ivan Oskorbin y Anastasia Kolegova
El teatro Victòria acogerá el día 27 de julio la gala de estrellas que desde hace tres años organiza el Ballet Ruso Barcelona, la compañía/academia que fundaron con ahínco la barcelonesa Blanca Hartmann y el profesor Boris Chepelev, exbailarín del Mariinsky, quienes en poco tiempo han demostrado lo que puede dar de sí la iniciativa. Más aún teniendo en cuenta la maldición de Barcelona, una ciudad en la que los proyectos de danza clásica nunca acaban de hallar apoyos.
Cuatro parejas llegadas de las principales compañías del país, esto es, el Bolshói, el Mariinsky, el Mijáilovsky y el Stanislavsky, bailarán en esta gala con la que se quiere dar una oportunidad a los alumnos aventajados del Summer Program de la escuela. Serán una serie de pasos a dos del repertorio clásico, neoclásico y contemporáneo. Y acudirán nombres como el de Ivan Oskorbin, distinguido solista del Mariinsky, que actuará con Anastasia Kolegova, una estrella de la que la crítica destaca la pureza de movimientos y esa elegancia especial que caracteriza a las bailarinas de Sant Petersburgo. Actuarán también dos figuras del Bolshói: la espectacular Ksenia Zhiganshina –la futura prima rusa– y el gran Igor Tsvirko, quien –dicen– deja sin aliento interpretando al héroe marsellés de Les flammes de Paris.
Más estrellas: Elena Solomianko e Innokentiy Yuldashev, ambos del Stanislavsky de Moscú. Y del Mijáilovsky acudirán Marat Shemiunov y la increíble Irina Perren, artista de honor en Rusia, que volverá a Barcelona tras aquellas correrías de hace una década con el llamado Russian Ballet Stars en que se la vio bailando el Bakhti de Béjart junto al mítico Farukh Ruzimatov, y más tarde actuó en Peralada con el propio Shemoiunov.
Atrás quedaron aquellos años en que el Teatre Victòria acogía esas galas de las Russian Ballet Stars, con un ya veterano Ruzimatov y un entonces joven Ivan Vasiliev que, por cierto, causó escándalo al dejar con las ganas al público la Navidad del 2009: la misma noche que se anunciaba en el Paral·lel estaba actuando en la Ópera de Praga...
El proyecto de Hartmann y Chepelev trajo de nuevo a Vasiliev a Barcelona el año pasado para actuar en su gala. Así que las estrellas rusas vuelven a la ciudad, pero en un contexto muy distinto. La iniciativa del Ballet Ruso Barcelona es difícil partida doble, pues no cuenta ningún tipo de ayuda oficial ni de mecenazgo, “y es también costosa desde un punto de vista pedagógico, ya que estamos potenciando a alumnos jovencitos con motivación y talento, para ayudarles en su futura carrera profesional”, afimaba ayer Hartmann. Con todo, no sería raro que el Victòria colgara el cartel de entradas agotadas. La sed de ballet sigue.