Macron busca la complicidad de patronal y sindicatos ante las reformas
Después de varios días de alegres celebraciones –por la fiesta nacional del 14 de Julio y la victoria de la selección francesa en el Mundial–, a Emmanuel Macron le tocó ayer la cruda realidad de enfrentarse a los problemas reales del país. Por primera vez desde que accedió al Elíseo, hace 14 meses, el presidente se reunió con los principales líderes de la patronal y de los sindicatos.
El jefe del Estado quiso preparar el terreno para las reformas muy importantes y sensibles que están en la agenda a la vuelta del verano. Afectarán, por ejemplo, al sistema público de pensiones y al subsidio de desempleo. En ambos casos se prevé una fuerte resistencia de los sindicatos.
Tanto los representantes de los patronos como de los trabajadores constataron un cambio de actitud en Macron. Lo encontraron más dialogante y más proclive a buscar compromisos. El mismo presidente admitió que en su primer año de mandato imprimió una gran velocidad a los cambios y que eso pudo provocar tensiones.
Macron logró imponer la reforma laboral y la de los ferrocarriles, a pesar de las movilizaciones. Quizás ha interiorizado que asume un riesgo demasiado alto si continúa adelante sin un mínimo consenso ni concesiones. Ayer el presidente insistió en que quiere “apoyarse en las partes sociales” para sus objetivos de transformación.
El ambiente en el Elíseo era muy distinto a la víspera. El palacio presidencial se llenó el lunes de unos 3.000 invitados, convocados para agasajar a la selección de fútbol. El clima de euforia de la calle se contagió al Elíseo. Se rompió el protocolo. Hubo risas, bromas y se cantó en grupo. Macron se desmelenó. Ayer acudieron al palacio personajes que hacen la vida difícil al presidente, como el líder del sindicato Confederación General del Trabajo (CGT), Philippe Martinez, promotor de una huelga en la SNCF –la Renfe española– que ha durado tres meses y que ha sido uno de los conflictos más estériles de la lucha sindical, pues la reforma ya es ley y no habrá marcha atrás en los puntos esenciales.
Martinez, de origen español, acudió combativo al encuentro. Le tomó la palabra al presidente por lo que dijo en su reciente discurso en Versalles, ante ambas cámaras del Parlamento. Entonces Macron, en velada alusión a los sindicatos más beligerantes, recordó que “para repartir el pastel, primero tiene que haber pastel”. Martinez le dio la vuelta al argumento, al destacar que el pastel francés es muy grande y hay algunos que se sirven trozos muy generosos mientras la inmensa mayoría se conforma con migajas.
El secretario general del sindicato Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT), Laurent Berger, confirmó que habrá reuniones preparatorias con el primer ministro, Édouard Philippe, ante reformas como la del subsidio de desempleo. La CFDT –en su origen, de inspiración cristiana– es siempre más flexible y abierta a cambios del statu quo, mientras que la CGT –antaño próxima a los comunistas– suele ser más dura. Philippe puso énfasis en que la CGT se mantendrá firme “en el reparto de la riqueza”, la defensa de condiciones
El presidente promete ser más dialogante ante proyectos sensibles sobre las pensiones y el seguro de desempleo
dignas y el mantenimiento de servicios públicos esenciales como la sanidad. El jefe de la patronal Medef, Geoffroy Roux de Bézieux, afirmó haber evocado la preocupación empresarial por las dificultades en reclutar a personal idóneo y por los cambios tecnológicos.