El apoyo decisivo
Pablo Casado confía en conseguir el espaldarazo de Alberto Núñez Feijóo para desbancar a Soraya Sáenz de Santamaría en la carrera por la presidencia del Partido Popular.
“El Gobierno de Pedro Sánchez tiene ideas, pero le falta mayoría”, escribía ayer Sandrine Morel, corresponsal de Le Monde en España. Es una buena síntesis de los últimos cincuenta días.
Hay ideas, es verdad. El nuevo Gobierno ha lanzado en los últimos días muchas propuestas, bien calibradas por la factoría de comunicación política que en estos momentos opera en Moncloa. La ComPol, versión actualizada del viejo AgitProp, está siendo uno de los puntos fuertes del nuevo Ejecutivo. No basta con tener ideas, hay que saber comunicarlas. Por primera vez desde 1977, un experto en comunicación política, Iván Redondo, dirige la oficina del presidente del Gobierno, tarea que antes habían desempeñado juristas, diplomáticos y políticos profesionales.
La ComPol funciona a pleno rendimiento. El despliegue comunicativo del nuevo Gobierno es eficaz y contrasta vivamente con la hipotensión del anterior Ejecutivo. Mariano Rajoy, lo sabemos bien, no estaba para inventos.
La comparecencia de Sánchez esta semana en el Congreso, después de que los ministros explicasen sus prioridades, dibuja bastante bien la orientación portuguesa del nuevo Gobierno de España. Suavización del dogma de la austeridad sin colisionar con Bruselas. Portugal mostró ayer mismo en qué consiste esa navegación. El Gobierno de
António Costa ha aprobado una nueva reforma laboral que corrige la anterior, más dura, elaborada durante el periodo de intervención de la economía. Se crea una tasa para las empresas que abusan de los contratos temporales y se recorta la temporalidad de la contratación, pero no se regresa a la situación anterior a la crisis. El Bloque de Izquierdas y el Partido Comunistas Portugués, que dan apoyo parlamentario al Gobierno socialista, se han negado a votar una ley que consideran insuficiente. El proyecto gubernamental salió ayer adelante con los votos de la principal fuerza de oposición, el Partido Social Demócrata, que no es el Partido Popular con el que sueña Pablo Casado.
La vía portuguesa de Sánchez tendrá más acentuación feminista y juvenil. Oferta de diálogo a Catalunya con la promesa de poder votar una propuesta acorde con la Constitución. Y el Gran Gesto como mascarón de proa: la exhumación de los restos de Franco en el Valle de los Caídos. La izquierda portuguesa no ha tenido que enfrentarse estos años al fantasma de Oliveira
Salazar, puesto que de esta labor ya se encargaron en 1974 los capitanes de Abril.
El nuevo Gobierno español empieza a tener contratiempos. Amanecen las primeras decepciones. La publicidad de los beneficiarios de la amnistía fiscal, prometida por Sánchez, no tendrá lugar. El traslado de los restos de los restos de Franco puede ser jurídicamente complicada, con la familia en pie de guerra. Pero el punto débil no está ahí. La debilidad principal consistiría en enviar a la sociedad repetidas señales de amateurismo, como las que se desprenden del errático proceso de renovación de RTVE. Esa sospechosa votación del pasado lunes, que el Gobierno perdió por un error técnico de dos diputados (versión oficial), o por decisión táctica de dos francotiradores del ala derecha socialista.
La solidez será la clave de esta nueva etapa.
Transmitir solidez ante los temas más complicados es el principal reto del Gobierno Sánchez