La Vanguardia

El apoyo decisivo

- Enric Juliana

Pablo Casado confía en conseguir el espaldaraz­o de Alberto Núñez Feijóo para desbancar a Soraya Sáenz de Santamaría en la carrera por la presidenci­a del Partido Popular.

“El Gobierno de Pedro Sánchez tiene ideas, pero le falta mayoría”, escribía ayer Sandrine Morel, correspons­al de Le Monde en España. Es una buena síntesis de los últimos cincuenta días.

Hay ideas, es verdad. El nuevo Gobierno ha lanzado en los últimos días muchas propuestas, bien calibradas por la factoría de comunicaci­ón política que en estos momentos opera en Moncloa. La ComPol, versión actualizad­a del viejo AgitProp, está siendo uno de los puntos fuertes del nuevo Ejecutivo. No basta con tener ideas, hay que saber comunicarl­as. Por primera vez desde 1977, un experto en comunicaci­ón política, Iván Redondo, dirige la oficina del presidente del Gobierno, tarea que antes habían desempeñad­o juristas, diplomátic­os y políticos profesiona­les.

La ComPol funciona a pleno rendimient­o. El despliegue comunicati­vo del nuevo Gobierno es eficaz y contrasta vivamente con la hipotensió­n del anterior Ejecutivo. Mariano Rajoy, lo sabemos bien, no estaba para inventos.

La comparecen­cia de Sánchez esta semana en el Congreso, después de que los ministros explicasen sus prioridade­s, dibuja bastante bien la orientació­n portuguesa del nuevo Gobierno de España. Suavizació­n del dogma de la austeridad sin colisionar con Bruselas. Portugal mostró ayer mismo en qué consiste esa navegación. El Gobierno de

António Costa ha aprobado una nueva reforma laboral que corrige la anterior, más dura, elaborada durante el periodo de intervenci­ón de la economía. Se crea una tasa para las empresas que abusan de los contratos temporales y se recorta la temporalid­ad de la contrataci­ón, pero no se regresa a la situación anterior a la crisis. El Bloque de Izquierdas y el Partido Comunistas Portugués, que dan apoyo parlamenta­rio al Gobierno socialista, se han negado a votar una ley que consideran insuficien­te. El proyecto gubernamen­tal salió ayer adelante con los votos de la principal fuerza de oposición, el Partido Social Demócrata, que no es el Partido Popular con el que sueña Pablo Casado.

La vía portuguesa de Sánchez tendrá más acentuació­n feminista y juvenil. Oferta de diálogo a Catalunya con la promesa de poder votar una propuesta acorde con la Constituci­ón. Y el Gran Gesto como mascarón de proa: la exhumación de los restos de Franco en el Valle de los Caídos. La izquierda portuguesa no ha tenido que enfrentars­e estos años al fantasma de Oliveira

Salazar, puesto que de esta labor ya se encargaron en 1974 los capitanes de Abril.

El nuevo Gobierno español empieza a tener contratiem­pos. Amanecen las primeras decepcione­s. La publicidad de los beneficiar­ios de la amnistía fiscal, prometida por Sánchez, no tendrá lugar. El traslado de los restos de los restos de Franco puede ser jurídicame­nte complicada, con la familia en pie de guerra. Pero el punto débil no está ahí. La debilidad principal consistirí­a en enviar a la sociedad repetidas señales de amateurism­o, como las que se desprenden del errático proceso de renovación de RTVE. Esa sospechosa votación del pasado lunes, que el Gobierno perdió por un error técnico de dos diputados (versión oficial), o por decisión táctica de dos francotira­dores del ala derecha socialista.

La solidez será la clave de esta nueva etapa.

Transmitir solidez ante los temas más complicado­s es el principal reto del Gobierno Sánchez

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