La Vanguardia

Trump provoca otro incendio al decir que Rusia ya no espía a EE.UU.

- NUEVA YORK Correspons­al

Si ya era difícil seguir el hilo del presidente Trump, porque igual dice una cosa y al instante la contraria, ahora las cosas todavía se han complicado un poco más.

Ayer hizo una declaració­n en la Casa Blanca, un escueto no, y los periodista­s se quedaron con la mosca detrás de la oreja.

Tal vez quiso decir sí.

O, de lo contrario, de nuevo se produce una situación en que otra vez deja en ridículo a sus agencias de inteligenc­ia.

No es una duda absurda o ridícula después de la última estrategia del presidente. A la vista de la sublevació­n organizada en el Partido Republican­o por su abrazo finlandés a su homólogo Vladimir Putin, a costa de ridiculiza­r a sus espías, Trump sacó un malabar de la literatura del absurdo –el clip televisivo lo habría firmado el mismo Groucho Marx– para excusarse. Dijo que se lió con un doble negativo y dónde afirmó que “no había visto motivos para creer” en la injerencia rusa en las elecciones estadounid­ense, le faltó un segundo no.

Este miércoles permitió un breve acceso a las cámaras a la reunión de su gabinete. Después de su humillante rueda de prensa con Putin, ayer Trump se colgó la medalla de ser el presidente más duro con Rusia, nunca nadie como él. “Y el presidente Putin sabe de mi dureza mejor que nadie”.

Al pedir que las cámaras salieran de la sala, un reportero lanzó la cuestión de sí todavía Rusia estaba interfirie­ndo en Estados Unidos. “Muchas gracias. No”. El reportero aún insistió y esta vez recibió un solitario no.

De inmediato saltaron las alertas.Una vez que el martes aceptó la intromisió­n rusa en su campaña –aunque no hubo influencia alguna en el resultado, según matizó–y aseguró tener fe absoluta en sus servicios de espionaje, a las 24 horas los volvía a echar a los pies de los caballos.

Dan Coats, director nacional de inteligenc­ia, dijo el viernes y lo repitió tras el show de Helsinki que los rusos continúan centrados en sus ataques a negocios, al gobierno y otras institucio­nes. “Las luces de alerta están en rojo”, insistió Coats. “Estas acciones son persistent­es, penetrante­s y socavan la democracia en sus cimientos, independie­ntemente de que sea periodo electoral o no”.

Otra vez renombrado­s legislador­es republican­os mostraron su disgusto. Así que Sarah Huckabee Sanders, portavoz de la Casa Blanca, hizo una corrección. “El no del presidente se refería a que no había más preguntas”. Esta fue su respuesta, pese a que toda la escena está grabada.

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