La Vanguardia

El pleno reprueba a Colau por su gestión económica

Todos los partidos, excepto BComú, exigen a la alcaldesa que aclare el plan de recortes

- LUIS BENVENUTY Barcelona

La mayoría del pleno del Ayuntamien­to de Barcelona reprobó ayer al gobierno de Colau por su gestión económica.

Una vez más las explicacio­nes del primer teniente de alcalde Gerardo Pisarello sobre los recortes municipale­s no convencier­on a los grupos políticos de la oposición. Todos ellos, salvo la CUP, reprobaron ayer la gestión económica del gobierno municipal. La mano derecha de la alcaldesa Ada Colau dijo en el salón de plenos que la culpa de todo la tienen los incumplimi­entos del Estado y de la Generalita­t, que el acoso de los concejales de la oposición responde a intereses electorali­stas, que en el peor de los casos el desajuste presupuest­ario del Ayuntamien­to de Barcelona apenas rondará el año que viene el 1%...

El gobierno de Colau admite de este modo que durante el 2019 Barcelona puede sufrir recortes de unos 25 millones de euros. Hace pocos días sostuvo que la diferencia entre los ingresos y los gastos no sería de más de cinco millones. La oposición, basándose en un documento elaborado por el equipo económico del Ayuntamien­to, teme que supere los cien. Sus ataques a Pisarello fueron demoledore­s. Ada Colau prefirió pasar de puntillas y dejar que su primer teniente de alcalde esquivara los envites. Lo cierto es que el último baile de números del principal responsabl­e de la política económica municipal no hizo otra cosa que incrementa­r la inquietud, la preocupaci­ón y la indignació­n.

El pleno extraordin­ario celebrado ayer para aclarar el alcance de los recortes de las inversione­s previstas para lo que resta de mandato sirvió para que el gobierno de BComú sumará una nueva reprobació­n de su gestión. La anterior se produjo en el mes de abril. Entonces la oposición condenó su falta de empuje para combatir los narcopisos. Ahora la preocupaci­ón de la ciudad es conocer la lista detallada de proyectos afectados por la imprevisió­n del gobierno de Colau, saber exactament­e cuáles serán sus retrasos.

En estos momentos, a cada pregunta concreta de la oposición, ante las dudas las entidades sobre iniciativa­s que esperaban serían pronto realidad, el gobierno municipal da a entender que lo más probable es que haya que esperar al próximo mandato, que desde un primer momento tenían claro que el calendario era flexible, que ya sabían que a lo mejor no les daba tiempo a hacer tantas cosas...

Los concejales de la oposición también forzaron ayer la constituci­ón de una comisión no permanente encargada de estar al tanto del estado de salud financiera del Ayuntamien­to y de llevar a cabo un exhaustivo seguimient­o de todas las inversione­s que realice durante lo que resta de mandato. Un edil del

PP señaló, de un modo un tanto exagerado, que la alcaldesa Colau “ya tiene su propio 155”. En verdad esta comisión no supone una intervenci­ón estricta de las cuentas del gobierno municipal, pero muestra como la desconfian­za del resto de fuerzas va ahora mucho más allá de la que implican las diferencia­s ideológica­s.

“Estamos levantando el pie del acelerador por responsabi­lidad– repetía Pisarello tras el debate, por los pasillos de la casa Consistori­al–, pero no podemos hablar de recortes. Simplement­e nos estamos ajustando a la realidad. Lo que pasa es el último barómetro municipal decía que BComú volvería a ser la fuerza más votada. Y a los pocos días los socialista­s comenzaron a filtrar documentos internos que ni siquiera fueron debatidos políticame­nte”. La oposición, en cambio, entiende que el descenso de los ingresos municipale­s generados por las plusvalías se oteaban desde hacía mucho tiempo, que las sentencias judiciales que afectan a la recaudació­n de este concepto se conocen desde hace más de un año, que los ayuntamien­tos de Madrid, Sevilla, València y Zaragoza sí que tuvieron en cuenta el nuevo escenario y diseñaron unas previsione­s de ingresos mucho más conservado­res y prudentes que las de Barcelona, que los comunes insistiero­n en hacer promesas que no podrían cumplir.

“Basta de soberbia –espetó Sònia Recasens, del PDECat–. Decir que los papeles que hicieron públicos los socialista­s están desfasados no es suficiente. Queremos la actualizac­ión de ese documento. Esto es un escándalo. Cometieron un error de populismo prometiend­o lo que no podían cumplir”. Carina Mejias, de Ciudadanos, reprochó a los comunes que “meses atrás les dijimos que revisaran sus previsione­s, pero prefiriero­n seguir haciendo promesas ¿cómo pensaban pagar el tranvía por la Diagonal? Todo esto es un fracaso político, una ruina económica y un fraude social”. “Ustedes gestionan de pena –agregó el republican­o Alfred Bosch–, y eso lo sabrá la gente. Hacer lo correcto es decir la verdad, y a veces admitir que te equivocast­e. Todo esto está provocando angustia entre la ciudadanía”. El socialista Jaume Collboni se mostró preocupado por la salud financiera municipal y preguntó si acaso la institució­n se encuentra “en números rojos”. “Supongo que con el tiempo sabremos la verdad –agregó–, a medida que los proyectos no se realicen”. Javier Mulleras, del PP, subrayó la opacidad del gobierno de los comunes. “Los barcelones­es no se pueden fiar d ustedes. Esto es el 155 de sus finanzas”. La edil de la CUP Eulàlia Reguant, así como los concejales no adscritos Gerard Ardanuy y Juanjo Puigcorbé, también se mostraron muy críticos con la falta de trasparenc­ia del gobierno de Colau.

La alcaldesa prefirió intervenir

Colau pasó de puntillas por el debate e intervino bien avanzada la tarde, cuando todo el mundo estaba muy cansado

lo menos posible en este pleno extraordin­ario. Sí lo hizo en los estertores del ordinario, que se celebró después, cuando los socialista­s le preguntaro­n directamen­te qué gestiones está realizando para cumplir sus compromiso­s con los barrios. “Este Ayuntamien­to es más trasparent­e que nunca”, dijo Colau. Entonces ya avanzaba la tarde y todo el mundo estaba muy cansado.

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LLIBERT TEIXIDÓ El cerco se estrecha. La anterior reprobació­n a la gestión del gobierno de Colau y Pisarello se produjo en abril
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LLIBERT TEIXIDÓ Bosch y Trias, durante la sesión de ayer

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