Christian Prudhomme
DIRECTOR DEL TOUR DE FRANCIA
“Por supuesto que el Tour regresará al Alpe d’Huez”. El director de la carrera (57) no parece preocupado por el comportamiento de los aficionados que el jueves intentaron agredir a Froome y causaron el abandono de Nibali.
“Aquí no se puede garantizar la seguridad de los corredores, se lo tendrían que replantear en el futuro. He pasado miedo”. Así reaccionó Lance Armstrong en la cumbre del Alpe d’Huez en el Tour del 2004. Aquel día el texano se impuso en una contrarreloj de 15km, desde Bourg d’Oisans (resultado anulado posteriormente por dopaje) y se vio abucheado y amenazado durante la ascensión. El año antes, con victoria de Iban Mayo el domingo 13 de julio, el Tour ya vio claro que la mítica etapa alpina podía morir de éxito y que de entrada era aconsejable no programarla más en fin de semana. Pero aun así, la situación se mantiene incontrolable.
“¡Por supuesto que regresaremos al Alpe d’Huez!”, proclamó ayer el director de la carrera, Christian Prudhomme. No parece especialmente afectado, cuando menos de puertas afuera, por el intento de agresión a Froome, por los botes de humo que cegaban a los ciclistas, por los locos (borrachos muchos) que corren medio desnudos o con disfraces patéticos al lado de los ciclistas mientras tratan de hacerse una foto, por los corredores, como fue el caso de Kruijswijk, que tienen que subir apartando al público, ni por el gravísimo incidente de Vincenzo Nibali que ha dejado a la carrera sin el cuarto clasificado y aspirante más que sólido al podio. “Irrespirable” titulaba ayer a toda portada L’Équipe. “Addio Tour” decía La Gazzetta dello Sport.
Sobre el incidente del italiano se confirma que el manillar de la bicicleta se enredó con la correa de una máquina de fotos de un espectador. El Tour ha tenido especial interés en destacar por lo tanto que no ha sido culpa de ninguna moto de la organización y menos aún de la Guardia Republicana “a quien aprovecho para rendir homenaje por la tarea admirable que hacen”, ha difos cho Prudhomme. Pero en las imágenes se ve claramente que si Nibali se acerca tanto a los espectadores es para evitar una moto de la policía que tiene justo delante obstaculizando el paso. No se trata de buscar culpables: la moto, como los ciclistas, no podía hacer su trabajo en una subida invadida como la del Alpe d’Huez. Hace años que pasa y quizás sea preciso un incidente todavía más gordo, que se carguen al líder o a uno de los preferidos de la afición local, un Bardet, Alaphilippe o Barguil, para tomar medidas.
“Había unos 500 gendarmes, 1,3 kilómetros de vallas abajo, los 4 últimos kilómetros de la etapa también protegidos con vallas y la curva de los holandeses, el sector más complicado, estaba controlado...”, insiste Prudhomme.
El director de la carrera se refiere a uno de los puntos negros de la subida. El Alpe d’Huez aparece en el Tour por primera vez en el año 1952, pero entre 1976 y 1989 se convierte en terreno de grandes triun- de ciclistas neerlandeses, como Zoetemelk, Winnen, Rooks, Theunisse... Eso crea una reunión año tras año de aficionados orange que suelen concentrarse siempre en el mismo punto: la curva de los holandeses, a media subida. Se ha convertido en un centro de alcohol y alguna cosa más que se pone en marcha dos o incluso tres días antes de la etapa. Cuando por fin llegan los ciclistas han pasado horas y horas de fiesta, día y noche, con la cerveza en la mano, la música (electrónica, of course) a todo trapo y la barbacoa humeante sin fin. Hace tres años un majara incluso lanzó un vaso (con cerveza y no otro líquido caliente, por fortuna) al mismo Prudhomme cuando pasaba asomando la cabeza por el techo del coche de dirección.
El jueves, avisados, los gendarmes trataron de controlar la famosa curva. También requisaron los cargamentos de huevos que tenían preparados para recibir a los corredores del Sky. Pero todo puede empeorar y ahora han llegado los botes de humo, al más puro estilo de las gradas futbolísticas. Se pudo ver claramente como cegaban a los corredores. Uno de estos botes rodó, encendido, por el desnivel y rápidamente se encendieron unas ramillas secas. El fuego no se extendió porque los bomberos intervinieron inmediatamente. El Alpe d’Huez está fuera de control. Y como dice Froome, “la organización es responsable de nuestra seguridad”.
VIENE DE LEJOS
El año 2004 Lance Armstrong ya pedía que el Tour se replanteara esta ascensión