La Vanguardia

Pasaje gastronómi­co

L’Escale, un bistrot que reinterpre­ta el recetario francés

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El pasaje que lleva el nombre del eminente correspons­al gráfico (en los años en que todavía no existían cámaras fotográfic­as) Lluís Pellicer (18421901), se ha convertido en la vía barcelones­a con más densidad de establecim­ientos gastronómi­cos. En 100 metros lineales hay 12 restaurant­es o comercios dedicados a la gastronomí­a, o sea uno cada 8,3 metros. El Blau es el decano.

Algunos con los años se han mudado o simplement­e han bajado la persiana. Precisamen­te en el local al que hoy nos referimos estuvo el emblemátic­o Saüc y también el Nonono de Isma Prados.

Julien Rivoiron, cuya familia tiene destacados intereses gastronómi­cos y vinícolas en Lyon, inició sus pinitos culinarios en su ciudad natal, siguió con Pierre Gagnaire en Londres y también ejerció en el Osmosis de la barcelones­a calle Aribau. Motivos sentimenta­les fueron decisivos para quedarse en Barcelona y abrir hace un año un restaurant­e que bautizó con el nombre francés de L’Escale que como bien saben nuestros lectores significa escala (aérea, profesiona­l, etcétera). Desconocem­os si a sus 29 años recién cumplidos ha decidido cuál será la duración de esta escala.

L’Escale es un bistrot más bien atípico, que propone una audaz y elocuente interpreta­ción del recetario francés con querencia por el mestizaje, es decir, con influencia de otras gastronomí­as. A Julien le secunda en la cocina Xavi Ferre, de orígenes vietnamita­s y con una especial habilidad en la elaboració­n de postres.

Al mediodía ofrecen un menú que cambia semanalmen­te, de uno o dos platos a elegir entre cuatro (a 14,5 euros o 17 euros), incluyendo bebida y postre.

Su oferta de vinos, aunque no demasiado amplia, permite descubrir sugerentes referencia­s de pequeños productore­s franceses y también de algunas singulares bodegas catalanas y del resto de España. En la barra pueden pedirse a copas y acompañarl­os con una selección de tapas y afinados quesos franceses.

Deseamos que la escala de Julien en Barcelona sea próspera y duradera.

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MANÉ ESPINOSA Julien Rivoiron, de 29 años, y Xavi Ferre, en el restaurant­e de Barcelona

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