La arquitectura española exhibe su apuesta por diseños más humanizados
Abre en Santander la XIV bienal de diseño arquitectónico y urbanístico
Cuando el jurado del concurso para edificar la universidad de cine de Katowice vio la propuesta del barcelonés Jordi Badia, todavía sin saber que era suyo ni de dónde procedía, dictaminó que se trataba del proyecto “más polaco” y el que mejor preservaba los valores de la ciudad. Y lo eligió para ejecutar la construcción. La clave estaba en la decisión de Badia de conservar y adecuar el edificio de la antigua fábrica de bombillas sobre la que debía asentarse la nueva facultad, en principio previa demolición de la vieja factoría. El arquitecto catalán y su equipo quedaron fascinados con las texturas del ladrillo de la fábrica y sus medianeras, y rehusaron derribar la factoría.
La obra de Badia y de su estudio BAAS, asistidos por los equipos locales Grupa 5 y Maleccy, es una de las 23 que desde el jueves y hasta el 19 de agosto se exhiben al público de la XIV Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo, montada en un pabellón efímero en los Jardines de Pereda de Santander. Se trata de los 23 proyectos premiados entre el total de 315 que se presentaron para ofrecer una panorámica de la producción arquitectónica y urbanística española más reciente.
El título y lema de la Bienal, organizada por el Consejo Superior de Arquitectos y el Ministerio de Fomento, es Más habitar, más humanizar. El objetivo, según los promotores de la cita, es “poner el acento en el concepto de habitar como fundamento de la arquitectura y la humanización de la ciudad”. Una filosofía que implica renuncia y crítica a los “los excesos formales” que vienen caracterizando a las obras de relumbrón en la producción internacional más sonada. Así, en contraste con esas otras opciones más espectaculares y partiendo de un contexto de austeridad económica, la bienal pone en valor la arquitectura que “ha sabido maximizar las relaciones entre los entornos domésticos, la ciudad y las personas”. Se subrayan la proximidad al ciudadano, las “escalas humanas” y los espacios de relación y de intimidad.
Uno proyecto también muy destacado entre los elegidos para la muestral es la rehabilitación de la Casa Vicens de Barcelona, de Gaudí, restauración que firman José Antonio Martínez Lapeña y Elías Torres Tur junto con David García Martínez. Consiste en un auténtico rescate en el que se reaniman elementos existentes y se restituyen otros desaparecidos con ayuda de fotos antiguas: Un trabajo de “cirugía”, según se resalta en la memoria. En el proceso de recuperación hubo que actuar “con la mayor precisión y sin miedo”, señalan los autores.
Una construcción especialmente luminosa es la del complejo Desert City en San Sebastián de los Reyes (Madrid), diseñado por Jacobo García-Germán. El proyecto propone “un complejo sostenible y ecológico” donde se solapan actividades que van desde la exhibición, reproducción y venta de cactus de todo el mundo hasta talleres educativos y espacios de restauración.
Llama la atención asimismo el Proyecto de Adaptación al Cambio Climático ensayado en un edificio piloto de 14 viviendas de protección pública de Formentera (arquitectos del Instituto Balear de la Vivienda) y una cuadrada pero atractiva granja escuela en Orsonnens, Suiza (TEd’A Arquitectes de Mallorca).