El cartelista de Hollywood
Se acuerdan del cartel de Doctor Zhivago ?¿O Psicosis ?¿O La muerte tenía un precio ? ¿O Los diez mandamientos? Es casi imposible que nuestra memoria cinematográfica no retenga alguno de los más de 3.000 pósters que hizo para el cine Macari, Mac, Gómez. Fue el gran ilustrador en España, cuando el cartel era un importante reclamo del filme, y su fama traspasó fronteras. Pudo triunfar en Hollywood, pero él nunca quiso dejar su tierra.
Mac no fue un mero artesano. Dio color a un cine aún en blanco y negro, e innovó en la técnica del cartel, que en la España de los años cincuenta era muy rudimentaria. Mac lo trabajaba igual que un cuadro, sintetizando en él la trama.
Su amor por el dibujo le venía de muy pequeño. A partir de los nueve años ya empezó a asistir a la escuela de Bellas Artes en su Reus natal. Se trasladó a Barcelona en los años cincuenta, donde se puso a trabajar haciendo dibujos a pluma para los diarios. Como también le gustaba mucho el cine, aceptó la propuesta de la productora Tandem Films. Así empezó su fama internacional, puesto que la compañía colaboraba con las principales distribuidoras de Hollywood. Mac preparaba el cartel sólo para el mercado español, pero su obra se enviaba a Estados Unidos para darle el visto bueno. Hicieron más que eso. De hecho, se quedaron tan encantados que le propusieron hasta en dos ocasiones que fuera allí.
“Me asusté porque no sabía inglés, además pensé que al separarme de mi familia, se me iría la inspiración”, explicaba Macari Gómez en el documental El chico de portada (2012), que le dedicó el cineasta David Muñoz. “Sé que habría podido ganar más allí, pero no me quejo, aquí también trabajé bastante”, reflexionaba.
Vivió la época dorada del cartelismo. No sólo hacía el póster central de las películas, sino los seis o siete dibujos a pluma que luego se utilizaban para poner anuncios. Su creatividad se extendía también a la tipografía con la que ponía el título de la película. Desde el trazo con sello militar de Doce del patíbulo (1967) a las letras derrumbándose en Terremoto (1974). “La creación del título era para mí el cincuenta por ciento del cartel”, explicaba.
Aunque Mac trabajaba para España, su obra fue utilizada para otros países, pero las productoras se guardaban mucho de decírselo y no se enteró hasta años después. Puestos a escoger, el propio Mac consideraba su creación favorita Los diez mandamientos (1956), de la que tuvo que hacerse una copia, puesto que el original se lo llevaron a Hollywood. Sin embargo, para el cinéfilo la elección se hace difícil. Quizá Doctor Zhivago (1965) sea la más conocida, puesto que se utilizó a nivel mundial. Pero uno se quedaría con la genialidad de El verdugo (1963), con el título escrito en colores vivos sobre la agorera sombra de Pepe Isbert. Contaba Mac que, pese a lo difícil del tema, lo improvisó en unas horas, habituado como estaba a la premura de tiempo con la que siempre le llegaban los encargos.
Precisamente el tiempo fue lo que le impidió llegar a La guerra de las galaxias. Había hecho la película anterior de George Lucas, American graffiti (1973), y el propio Lucas le pidió el cartel de su nuevo filme. Sin embargo, adelantaron el estreno y no le dio tiempo de hacerlo.
La última etapa de su carrera coincidió con la crisis de la salas de cine. Mac se dedicó a hacer carátulas para vídeos, en las que también puso la misma pasión, aunque ni el mercado ni el precio era el mismo. Se fue el pasado viernes, a los 92 años, con el reconocimiento de sus paisanos –tenía la Creu de Sant Jordi– y el recuerdo de todos aquellos artistas (Kirk Douglas le pidió un original, Charlton Heston quiso conocerlo en persona…) que le profesaron públicamente su admiración.