Hamilton se la devuelve a Vettel
El inglés vence en casa del alemán, que se estrelló en una carrera alocada por la lluvia
“Dios de la lluvia apiádate de las bestias y de mí...”. Los rezos (literales) de Lewis Hamilton surtieron efecto. Cuando más desamparado estaba el piloto inglés de Mercedes, desterrado de la nobleza de la parrilla, en la 14.ª plaza de salida, obligado a la gesta heroica, impotente para evitar una victoria inexorable de su principal competidor, el líder Sebastian Vettel... la lluvia le echó una mano en forma de accidente del alemán. “Los milagros existen”, le dijeron por la radio. Contra pronóstico, contra toda lógica, Hamilton ganó en casa de su enemigo y recuperó el liderato del Mundial.
“Tenía muy pocas posibilidades, pero siempre hay que creer. Recé antes de la carrera, vi la gente que me apoya y me lo tomé con calma. No pensaba que podía hacerlo”, decía Hamilton, todavía asombrado por lo que acababa de protagonizar en Hockenheim: una remontada desde el 14.º puesto hasta la victoria. Y en casa de Vettel. Así le devolvió la moneda de hace dos semanas, cuando el alemán le birló la gloria en su jardín de Silverstone.
Es lo que tiene la F-1, que unas gotas de lluvia –generosas y repentinas de una tormenta de verano– pueden dar la vuelta como un calcetín a una carrera previsible, que Vettel tenía encarrilada desde la pole. El líder hasta ayer llegó a acumular una ventaja cómoda, de 5 segundos, sobre su perseguidor, Valtteri Bottas. E incluso contó con el favor de Ferrari cuando Kimi Räikkönen le hizo un undercut (le superó en el pit-stop) y obligaron al finlandés a dejarle pasar para que así Vettel retomase la cabeza y pudiese apunblandos talar el liderato sobre Hamilton.
¿Y el inglés? ¿Por dónde andaba en su aventura? Como se preveía, agarrado a su Mercedes, su remontada fue meteórica. Del 14.º de salida pasó al 5.º en sólo 14 giros. Estirando la vida de sus neumáticos hasta la vuelta 43 llegó al tercer puesto virtual. Cambió de gomas, se calzó las ultrablandas, y reapareció en pista 5.º otra vez detrás de Verstappen. Faltaban 24 vueltas.
Entonces ocurrió el milagro al que se refería su ingeniero. La lluvia que se intuía en los radares se presentó de golpe en la vuelta 44 y agitó la carrera. Red Bull, intentando dar el golpe, calzó gomas de agua a Verstappen, que tuvo que volver atrás al ver que la pista no se empapaba. Pero en otras zonas, el asfalto resbalaba como el hielo. Un tramo tramposo fue el que se encontró el que abría pista, Vettel. A falta de 14 vueltas, en la curva 13 le deslizó el Ferrari, perdió el control y se estrelló contra la valla. Golpe de teatro en su casa. “Lo siento, chicos”, sollozaba Vettel, que se lió a puñetazos con el volante. En un abrir y cerrar de ojos se quedó sin victoria ante su público. Los 10 o 13 puntos que podía sumarle a Hamilton se esfumaron. Y, para colmo de males, el 44 tenía las mejores cartas para ganar.
Apareció el safety-car, Bottas y Räikkönen se calzaron el compuesto más blando y Hamilton –ignorando las órdenes contradictorias de su equipo– hizo caso a su instinto, se mantuvo en pista, al frente de la carrera, y se encaminó hacia la cuarta victoria del año. La más fructífera: recuperó 25 puntos y el liderato a Vettel, en casa del alemán, cuando más desahuciado arrancaba. Un domingo redondo. “El amor lo conquista todo”, se decía Lewis.
Fernando Alonso se retiró en la última vuelta, cuando rodaba en la última posición (16.º), y Carlos Sainz penalizó con 10s por adelantar con bandera amarilla y fue 12.º.
REMONTADA CON PREMIO Hamilton recupera el liderato tras escalar desde el puesto 14, beneficiado por el accidente de Vettel
DESASTRE ESPAÑOL Alonso se retira cuando iba último y Sainz (12.º) recibe una sanción de 10s por adelantar con ‘safety-car’