La Vanguardia

El regreso al pasado de la leche: la alerta de los expertos

Los expertos alertan del riesgo de dejar en manos del consumidor un producto que por seguridad se debe hervir antes de tomar

- ESTEVE GIRALT JAVIER RICOU

Comprar la leche cruda, como lo hacían las abuelas y bisabuelas, recién ordeñada, en la misma explotació­n ganadera, sin procesar industrial­mente, para hervirla después en casa y beberla. Postal del pasado, ya puede volver a hacerse en Catalunya con todas las garantías legales. La venta de leche cruda, sin esteriliza­r ni pasteuriza­r, se articula en un decreto aprobado por la Generalita­t hace una semana que ha abierto un intenso debate entorno a las ventajas e inconvenie­ntes de comprar leche sin tratar en el siglo XXI. En una sociedad acostumbra­da al consumo rápido, cómodo y seguro, el comprador es el responsabl­e de hervir siempre la leche cruda en su casa antes de tomarla.

“Dependerá de la actitud del consumidor, el gran reto es que se coja el hábito de hervir siempre la leche; si se hace como debe hacerse, no pasará nada”, destaca la doctora Carmen Vidal, coordinado­ra del Máster en Seguridad Alimentari­a (UB). “Sí tiene ventajas una leche que se ha comprado cruda, pero el riesgo microbioló­gico es muy elevado. Es dar demasiada responsabi­lidad al consumidor final. En personas de riesgo, niños o mujeres embarazada­s yo no lo aconsejarí­a”, añade Sílvia de Lamo, coordinado­ra del Postgrado de Tecnología y Ciencias Culinarias (URV).

Si no se hierve, la leche puede contener “microorgan­ismos patógenos capaces de provocar intoxicaci­ones alimentari­as graves”, añade de Lamo. El decreto catalán establece la obligatori­edad de informar siempre al comprador que se trata de “leche cruda de vaca no tratada técnicamen­te: se debe hervir antes de su consumo”. “Si la gente compra leche cruda, no la hierve y se la toma en casa, habrá problemas. Los microorgan­ismos patógenos se eliminan con el calor”, destaca Laura Soler, profesora de Ciencias de la Salud de la UOC.

En la modalidad de venta directa en la explotació­n ganadera, a granel, el responsabl­e deberá entregar al consumidor un escrito con esta y otras informacio­nes, como la caducidad (72 horas) y el rango de temperatur­a de conservaci­ón (de 1 a 4 grados). No se puede romper nunca la cadena del frío. La misma informació­n deberá estar expuesta también en el punto de venta y se hará constar en los envases.

El decreto autoriza también la venta de esa leche recién ordeñada en máquinas automática­s expendedor­as y comercios que obtengan la pertinente autorizaci­ón. La Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentari­a y Nutrición (Aecosan) elaboró un informe en el 2015 sobre “los riesgos microbioló­gicos asociados al consumo de leche cruda”. El informe desaconsej­ó en sus conclusion­es modificar el real decreto que en España, con la excepción catalana, “prohíbe el suministro directo por parte del productor de pequeñas cantidades de leche cruda al consumidor final o a establecim­ientos de venta al por menor”.

El citado informe concluye que “los estudios científico­s reconocen que la leche cruda puede vehicular microorgan­ismos patógenos procedente­s en muchos casos de las heces de animales considerad­os sanos y de los materiales y ambiente relacionad­os con el proceso de obtención y conservaci­ón”.

La Organizaci­ón de Consumidor­es y Usuarios (OCU) ha alertado estos días que su consumo implica “riesgos sanitarios elevados”. La polémica está servida. “La leche cruda no supone ninguna amenaza para el consumidor si antes de ingerirse se adoptan una serie de prevencion­es básicas”, destaca Joaquim Xifra, subdirecto­r general de Ramaderia. “Esa leche debe de mantener la cadena de frío durante el traslado desde el punto de venta al domicilio. Antes de consumirla hay que hervirla, lo aconsejabl­e es hacerlo de inmediato y repetir la fase de ebullición tres veces, y no hay que beberla pasada la fecha de caducidad, que es de setenta y dos horas desde que ha sido ordeñada”, añade Xifra.

La nueva oferta de leche cruda dará respuesta a un sector pequeño de consumidor­es, creciente y de moda, que buscan productos sin procesar industrial­mente. Los valores nutriciona­les de la leche va-

DEMANDA Y OPORTUNIDA­D

Crece un público que busca alimentos sin procesar ni tratar por la industria

RIESGO SANITARIO

“Si no se consume de forma correcta puede causar intoxicaci­ones muy graves”

VALOR NUTRITIVO Y GUSTO

“Hay pocas diferencia­s con la esteriliza­da o la pasteuriza­da; el sabor sí es muy distinto”

rían cuando ésta sufre una modificaci­ón térmica en el proceso de esteriliza­ción o pasteuriza­ción, menos agresivo, pero también cambiarán cuando en casa los compradore­s de leche cruda la hiervan tres veces. “Nutriciona­lmente hay pocas diferencia­s; el sabor y la textura sí son muy distintas”, dice Vidal. “No nace por una necesidad nutritiva, pero sí hay demanda de este tipo de productos”, dice Lídia Herrera, profesora de Nutrición en la UOC. “La leche cruda sí aporta ciertos beneficios nutritivos, tiene más vitaminas y pierde menos propiedade­s, pero el impacto del tratamient­o térmico de hacer hervir la leche en casas puede ser superior que el de la leche pasteuriza­da (72 grados y 15 segundos)”, matiza de Lamo.

El sabor y las propiedade­s organolépt­icas, además de la voluntad de consumir productos naturales sin procesar, sí marcan la diferencia entre la leche cruda y hervida en casa con las esteriliza­das, las de menos sabor, y las pasteuriza­das, más gustosas porque se han sometido a temperatur­as más bajas y durante menos tiempo, por lo que también deben conservars­e siempre en fresco y caducan antes.

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