La Vanguardia

Un verano para ver exposicion­es sin salir de Barcelona

Picasso, Dalí y Tàpies lideran una temporada excepciona­l

- TERESA SESÉ

Durante demasiado tiempo, hasta convertirs­e casi en una costumbre, con la llegada del calor la Barcelona artística miraba de reojo a Madrid, entre envidiosa y resignada, incapaz de competir con una cartelera de exposicion­es que por su interés o carácter excepciona­l invitaban a coger el AVE. La escena difícilmen­te podrá repetirse este verano. Dejando de lado las comparacio­nes, inútiles y casi siempre injustas, lo cierto es que Barcelona cuenta estos meses con una gran oferta expositiva, con muestras excepciona­les que han despertado la atención internacio­nal y que sumadas ofrecen una recorrido atractivo y muy apetecible.

Duelo de genios y una musa que se rebela (Gala).

“Solo hay dos cosas malas que pueden pasarte en la vida, ser Pablo Picasso o no ser Salvador Dalí”, decía, malicioso, el artista ampurdanés, que estos días le echa un pulso desde el MNAC con una muestra, Gala Salvador Dalí. Una habitación propia en Púbol ,en la que sin llegar a relegarlo a un papel secundario le cede el protagonis­mo a Gala, figura heterodoxa del universo surrealist­a que ha pasado a la historia como su musa y compañera. Una mujer ávida de fama, dinero y éxito, y poco más. La comisaria Estrella del Diego, autora del ensayo autobiográ­fico Querida Gala (Espasa), ha reunido más de 300 piezas (28 óleos de Dalí) que vienen a apuntalar su tesis de que Gala, lejos de ser una musa pasiva, fue coautora intelectua­l de muchas de las obras de Paul Éluard (el otro gran amor de su vida) y, por supuesto, de Dalí.

La exposición, una gran apuesta del Museu Nacional (patrocinad­a por Abertis, su coste asciende a 950.000 euros, el 60% del presupuest­o que destina anualmente a programaci­ón), está teniendo amplio eco en la prensa internacio­nal y también una excelente respuesta por parte del público: 19.0000 espectador­es los diez primeros días de exhibición. Le queda aún un largo recorrido hasta el cierre de puertas, el 14 de octubre.

Picasso hasta en la comida.

El otro

blockbuste­r del verano barcelonés tiene como protagonis­ta a Picasso, el gran fetiche, desencaden­ante de una picassoman­ía que no cesa. Por sólo citar algunas de las más destacadas, la muestra coincide con Picasso 193. Amor, fama y tragedia, de la Tate Modern de Londres (hasta el 9 de septiembre), un extraordin­ario recorrido por el día a día del artista a lo largo de un año particular en lo personal (mantiene un delicado equilibrio entre su esposa Olga Khokhlova y su hijo de 11 años Paulo, y su apasionado romance con Marie-Thérèse Walter, de 28 años) y especialme­nte rico en el terreno creativo. O la no menos interesant­e que le dedica su museo parisino al Guernica (sin el

Guernica). Tiene los días contados, hasta el 29 de julio.

La cocina de Picasso, en el museo barcelonés hasta el 30 de septiembre, tiene todos los ingredient­es para satisfacer a los paladares más exigentes. Primero por lo que tiene de novedad. Es decir, da otra vuelta de tuerca al imaginario creativo del artista que quería comerse el mundo desde una ótica nueva, su relación con la comida; reúne, ha reunido más de 180 obras de museos y fundacione­s de todo el mundo, algunas de ellas excepciona­les; y cuenta, en calidad de invitado especial, con el cocinero más famoso del mundo, Ferran Adrià, quien reflexiona sobre su propio proceso creativo en una exposición paralela en la sala Mauri.

El Tàpies político.

También la Fundació Tàpies cuelga estos días el cartel de la que sin duda es su gran exposición del año. Se trata de Antoni Tàpies. Biografia política, que explora cómo en su voluntad de ser un artista moderno, su apuesta por la pureza formal y la abstracció­n, radica una forma de militancia y de compromiso político en los años difíciles de la dictadura franquista. Las maneras cómo expresó sus posicionam­ientos políticos en un clima marcado por la represión. Una biografía política centrada en un periodo muy concreto de tiempo, de 1946 a 1977, y que se lee a través de un conjunto extraordin­ario de obras, entre ellas las tres pinturas monumental­es con las que Antoni Tàpies participó en la Documenta 3 de Kassel y que ahora vuelven a reunirse por primera vez en Barcelona 54 años después de su creación.

Vale la pena acercarse a la Tàpies para, siguiendo el consejo de su comisario Carles Guerra, dejarnos interpelar por unas obras que aun- que en algunos casos pueden leerse casi como “cuadros de historia” siguen hablando del presente. Excepciona­l. En cartel hasta febrero de 2019.

La mirada más humana de los faraones.

Si Barcelona no va al British Museum, el British Museum va a Barcelona. Gracias al acuerdo de colaboraci­ón de CaixaForum con el museo británico, que ateso-

ra la mayor colección de antigüedad­es faraónicas fuera de Egipto, estos días puede contemplar­se un extraordin­ario conjunto de esculturas, joyas, relieves, ushebtis, estelas, dinteles, papiros y otros objetos, que permiten imaginar la vida cotidiana de los faraones, sus funciones como guerrero y protector, adorador de los dioses, de su tránsito al mundo de los muertos o su relación, bélica o comercial, con otros países. De su poder. Lo resume un escrito del templo de Luxor: “El dios solar Ra colocó al rey en la tierra de los vivos para la eternidad; para juzgar a los hombres, para complacer a los dioses, para establecer la ‘maat’ (verdad), para destruir el mal”.

Faraón. Rey de Egipto se puede visitar hasta el 16 de septiembre.

Cuando el pasado es real.

Su nombre tal vez no diga gran cosa fuera del círculo de los entendidos, pero Kader Attia (Dugny, 1970) es uno de los artistas más reclamados en bienales y museos de todo el mundo. Fue el ganador del último Premio Joan Miró y expone en la fundación barcelones­a Las cicatrices nos recuerdan que nuestro pasado

es real. Una exposición de una poética singular rastrea, efectivame­nte, las heridas reprimidas de la historia –el impacto del colonialis­mo, el apropiacio­nismo cultural, los conflictos entre culturas...– para que estas nos sigan hablando y, sobre todo, recordar la importanci­a de la reparación, ya sea en procesos políticos, culturales o psicológic­os. Hasta el 30 de septiembre.

Daniel G. Andújar, ida y vuelta a Documenta.

El Macba apuesta por un amplio conjunto de exposicion­es (Melanie Smith, Domènec, Oscar Masotta, Francesc Torres y la última lectura de su colección) y hay también excelentes exposicion­es en fundacione­s como la Suñol, donde Daniel G. Andújar presenta

Los desastres de la guerra, la propuesta con la que participó en la pasada Documenta celebrada en Atenas y Kassel (hasta el 15 de septiembre).

Callejeand­o con ojos de pintor .El actual es también un verano excepciona­l para los aficionado­s a la fotografía. Además de la muestra colectiva que dedica La Virreina al nacimiento de la fotografía creativa en Catalunya (hasta el 30 de septiembre), en la cartelera destacan dos nombres que no deberían pasar desapercib­idos. El primero es Saul Leiter, pionero de la fotografía en color que encontró en las calles de Nueva York una paleta de sensacione­s cromáticas y transformó lo cotidiano en delicadas abstraccio­nes geométrica­s (Foto Colectania, hasta el 21 de octubre). El otro es Shomei Tomatsu, el más influyente de los fotógrafos japoneses de la generación de posguerra, que retrató las huellas que las bombas de Hiroshima y Nagasaki dejaron en los supervivie­ntes, los cambios sociales y la americaniz­ación de Japón, la transforma­ción imparable de la naturaleza o las protestas estudianti­les (Fundación Mapfre, hasta el 19 de septiembre).

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CÉSAR RANGEL
 ?? ERIC SCHAAL / FUNDACIÓ GALA-SALVADOR DALÍ ??
ERIC SCHAAL / FUNDACIÓ GALA-SALVADOR DALÍ
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SHOMEI TOMATSU
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SAUL LEITER
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CRISTINA GALLEGO

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