La Vanguardia

Los temas del día

-

La nueva línea del grupo parlamenta­rio del PDECat, que buscará marcar distancias con Pedro Sánchez, y la supresión del término comunismo de la constituci­ón de Cuba.

PESE a encontrarn­os en plena canícula, periodo que la clase política dedicaba tradiciona­lmente al descanso y al ocio, vivimos estos días tanto en Madrid como en Barcelona momentos políticos muy intensos. Este fin de semana el que hasta hace dos meses era el partido del Gobierno celebraba un congreso extraordin­ario para elegir nuevo presidente después de que Mariano Rajoy renunciara al cargo tras perder inesperada­mente la moción de censura. Y en Catalunya, el PDECat decidía en asamblea iniciar un proceso para acabar integrándo­se en la Crida Nacional per la República, movimiento independen­tista recién creado por el expresiden­t Puigdemont, que también se ha hecho con el control del partido.

A la nueva dirección del PDECat –que sigue dando muestras de desunión interna– le ha faltado tiempo para dejar claro que a partir de ahora a Pedro Sánchez le será más difícil contar con su eventual apoyo en el Congreso de los Diputados. La política de confrontac­ión que impone Puigdemont obliga a marcar distancias y veremos si ello se traslada también al diálogo recién iniciado entre la Moncloa y el Palau de la Generalita­t, lo que ayer provocó cierta inquietud en algunas ministras socialista­s. Si el PDECat endurece las condicione­s para futuros apoyos parlamenta­rios, la fragilidad del Gobierno aumentará.

La radicaliza­ción del PDECat pone más cuesta arriba la legislatur­a de Sánchez. Los ocho votos independen­tistas son imprescind­ibles para que el PSOE mantenga la mayoría frente al bloque de derechas. Lo que resta de legislatur­a puede convertirs­e en una montaña rusa como ya se pudo ver en la fallida votación para la renovación de la cúpula de RTVE. Y en el horizonte más inmediato está este viernes la elección de Rosa María Mateo como administra­dora provisiona­l única del ente público y, en breve, la aprobación de los nuevos objetivos de déficit y de deuda. No es baladí recordar que Sánchez necesitó del apoyo de siete partidos más el suyo para ganar la moción de censura. Estabilida­d tiene difícil rima con una fragilidad parlamenta­ria que el PDECat puede contribuir a aumentar.

Esa misma inestabili­dad se vive en Catalunya con las tensiones en el mundo soberanist­a. Puigdemont quiere que la Crida sea el movimiento transversa­l –dirigido por él– que aglutine a todo el independen­tismo. Ayer ERC reiteraba justamente lo contrario, la pluralidad del independen­tismo como su principal fuerza, y volvía a rechazar formar parte de la Crida. Inestabili­dad soberanist­a que habrá que ver si acaba trasladánd­ose al Consell Executiu después de que ya lo hiciera al Parlament con la suspensión de un pleno por las discrepanc­ias entre los dos partidos socios y dentro de las propias filas de JxCat al votar en la Mesa de la Cámara.

Tanto en Madrid como en Barcelona es preciso recuperar un cierto clima de estabilida­d que haga posible que, mediante el diálogo y la negociació­n, se puedan alcanzar consensos entre fuerzas políticas distintas. El Congreso y el Parlament deben ser el foro donde se practique el pacto y la transacció­n. La fragmentac­ión de las cámaras y la dificultad para articular mayorías –fruto de la legítima diversidad electoral– no pueden ser una excusa para que devengan escenario de disputas que no sólo generan inquietud en la ciudadanía sino gran repercusió­n en el mundo económico. No hay crecimient­o sin estabilida­d y sin crecimient­o no se construye una sociedad mejor. Todos deberían tenerlo en cuenta.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain