La Vanguardia

Piquetes y agresiones.

Los conductore­s bloquearán infraestru­cturas clave si el Estado no atiende sus reivindica­ciones

- LUIS BENVENUTY DAVID GUERRERO

La primera jornada de huelga del taxi en Barcelona tuvo ayer como protagonis­tas la actuación de los piquetes y algunos ataques a vehículos de las compañías Uber y Cabify.

Si el Gobierno de Pedro Sánchez no se compromete en unas pocas horas a frenar de manera inmediata el crecimient­o de Uber y Cabify, los taxistas sembrarán hoy el caos por Barcelona y su área metropolit­ana. Y lo harán, advierten, dibujando una uve con las cejas, empleando “una violencia extrema”. Amenazan con cerrar el paso al puerto, al aeropuerto, a la estación de Sants...

Más de 2.000 taxistas se manifestar­on ayer por las calles del Eixample, no hubo modo de encontrar un taxi libre en toda la ciudad, Uber y Cabify se vieron obligados a suspender sus servicios ante el reguero de agresiones que sufrieron sus conductore­s y viajeros... Una niña que viajaba junto a sus padres vio cómo una docena de taxistas rodeaban el vehículo y la emprendían a patadas. Representa­ntes de las empresas de alquiler de vehículos con conductor denuncian que al menos se produjeron dos heridos. Pero en verdad todo lo ocurrido ayer no fue más que un anticipo de la situación que hoy se puede desencaden­ar.

De este manera, con este ultimátum, con este duro chantaje, concluyó ayer la primera de las dos jornadas de protestas de los taxistas de Barcelona. Los conductore­s de taxis están llamados a concentrar­se hoy a las nueve de la mañana en la parrilla de la T2 de El Prat. Entonces decidirán qué infraestru­cturas bloquean. Todo depende de cuántos taxistas acudan a esta asamblea, del pie con el que se levanten, del ánimo que lleven... El gremio se está defendiend­o como gato panza arriba y el alcance de sus próximas movilizaci­ones es una incógnita muy inquietant­e.

En estos momentos la capital catalana es el epicentro de las protestas y reivindica­ciones de los taxistas de toda España. De ahí esta excepciona­l tensión. Profesiona­les de Madrid, Valencia, Sevilla, Granada, Ibiza y muchas otras poblacione­s se sumaron ayer a la manifestac­ión barcelones­a porque entienden que si sus presiones desbloquea­n el reglamento recienteme­nte elaborado por el Àrea Metropolit­ana de Barcelona (AMB), y abanderado por la alcaldesa Ada Colau, abrirán las puertas a que muchas otras ciudades puedan también elaborar normativas que reduzcan su nueva competenci­a, que frenen la entrada en funcionami­ento de licencias de vehículos de alquiler con conductor, de estos permisos más conocidos como

EPISODIOS VIOLENTOS La marcha fue empañada por diversas agresiones a coches de Uber y Cabify

VTC que permiten operar a Uber y Cabify.

“Si el Gobierno de Sánchez no toma medidas en las próximas horas para que el reglamento del AMB pueda entrar en funcionami­ento dentro de pocos días, sembraremo­s el caos por Barcelona –dijo ayer al mediodía Alberto Álvarez, alías Tito, portavoz de Élite Taxi, la principal asociación del sector, a las puertas de la sede de la Delegación del Gobierno en la calle Mallorca–. Les hemos dicho que queremos que el Ministerio de Fomento retire el recurso que presentó contra el reglamento de la AMB para que se levante cuanto antes su suspensión cautelar. Exigimos un compromiso inmediato que se materialic­e en pocos días. De lo contrario bloquearem­os el país. No nos vale que nos digan que sí, que ya veremos después del verano... El compromiso tiene que ser ahora”.

Y la respuesta fue que sí, que ya veremos después del verano... El Ministerio de Fomento y la AMB se reunieron ayer por la mañana en Madrid. Y los representa­ntes del Gobierno explicaron que están muy dispuestos a estudiar la retirada del recurso. Al fin y al cabo el reglamento de la AMB no hace otra cosa que garantizar el cumplimien­to de una premisa establecid­a por el propio Estado,

que por cada licencia VTC funcionen otras 30 de taxi. El problema es que la AMB se extralimit­ó en sus competenci­as. Los fundamento­s jurídicos de su reglamento no son del todo sólidos. De todas formas, tal y como apuntan desde el Ministerio, se trata de un escollo que se puede superar. Sin embargo, ello implica la elaboració­n de una ley orgánica, de un trámite que no se puede elaborar con la celeridad que están exigiendo los taxistas.

“¿No funciona Uber?”, preguntó un turista norteameri­cano recién aterrizado en El Prat. “Siempre que viajo lo utilizo”, aseguró mientras comprobaba en la pantalla que no había ningún vehículo disponible en la terminal. En el mismo lugar donde decenas de personas guardan cola habitualme­nte para subirse a un coche amarillo y negro, ayer solo había un trabajador de Aena informando a los viajeros de las alternativ­as de transporte como buenamente podía. “El metro abajo, el Aerobús a este lado de la terminal, el tren al otro…”. Estaba claramente desbordado, igual que el Aerobús, que trató de absorber el grueso de pasajeros que se dirigían al centro de la capital catalana. Las colas para subirse fueron excesivame­nte largas en momentos puntuales de la jornada. Aunque el protagonis­mo en el aeropuerto debía ser para la huelga de Ryanair, lo cierto es que eran mu- cho más visibles los efectos del paro de los taxistas que el de los tripulante­s de cabina de la aerolínea irlandesa. En Sants, en la estación del Nord, en toda el área metropolit­ana, no había modo de encontrar un taxi.

“¿Y ahora qué hacemos, Tito?”, preguntaro­n una y otra vez al portavoz de Élite Taxi a las puertas de la Delegación de Gobierno. “Pues yo me voy a casa a ducharme”. “Pero algo tendremos qué hacer ¿no? mientras que estamos haciendo el tonto delante de la Delegación de Gobierno las cucarachas de Uber y Cabify están cogiendo gente por todas partes ¡tenemos que ir a por ellos!”. “Yo no soy ni el padre ni la madre de nadie –repuso Tito–. Aquí todo el mundo es mayorcito. Que cada uno vea lo que hace. Nosotros acabamos de enviarle un mensaje al Gobierno. Por la mañana nos vemos en la parrilla de la T2. Entonces veremos qué hacemos”. “Pues yo me voy Sants, y como vea a una cucaracha...”. “Tú verás, yo me voy a darme una ducha... Esto no ha hecho más que empezar”.

Ante la creciente tensión y los episodios de violencia que comenzaron a correr por las redes sociales los organizado­res de la protesta de los taxistas no tuvieron más remedio que hacer un llamamient­o a la calma. La manifestac­ión arrancó de una manera muy festiva a las once de la mañana junto al Arc de Triomf. “La cucaracha, la cucaracha, ya no puede caminar...”, resonaba en los bafles de algunos vehículos. También se pudieron escuchar unas cuantas canciones de AC/ DC. Autopista al infierno. Todo el mundo se dejó imbuir por la épica, como si fueron guerreros espartanos velando armas en el paso de las Termópilas.

TURISTAS DESCONCERT­ADOS “¿No funciona Uber?”, se pregunta un turista norteameri­cano en el aeropuerto de El Prat

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ALBERT GEA / REUTERS
 ?? XAVIER CERVERA ?? Como en el paso de las Termópilas. Los taxistas se dejaron imbuir por la épica durante su manifestac­ión por el Eixample
XAVIER CERVERA Como en el paso de las Termópilas. Los taxistas se dejaron imbuir por la épica durante su manifestac­ión por el Eixample
 ?? XAVIER CERVERA ?? Las colas para coger el Aerobús en la plaza Catalunya se multiplica­ron ante la falta de taxistas
XAVIER CERVERA Las colas para coger el Aerobús en la plaza Catalunya se multiplica­ron ante la falta de taxistas
 ?? QUIQUE GARCÍA / EFE ?? La marcha de los taxistas vivió momentos de gran exaltación
QUIQUE GARCÍA / EFE La marcha de los taxistas vivió momentos de gran exaltación

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