El expresident pide “hechos” a Sánchez a cambio de sus votos
Calvo valora que Puigdemont admita que existe un espacio de diálogo
Hechos y no sólo gestos. Esto es lo que quiere Carles Puigdemont de Pedro Sánchez. El expresidente de la Generalitat es consciente de que con el nuevo Gobierno español se ha producido un “cambio de estilo, de clima y de lenguaje”, pero entiende que, después de la primera y “respetuosa” reunión entre el líder del PSOE y Quim Torra, “ahora tiene que venir el tiempo no de los gestos, sino de los hechos”. Y unos hechos que, a partir de la premisa de que “para nosotros la puerta del diálogo estará siempre abierta” y “siempre hemos estado dispuestos a vernos con todo el mundo”, deberían, a su entender, concretarse en un “proyecto político para Catalunya”.
“Siempre tendremos disposición para el diálogo, pero hay que abordar la esencia, las relaciones entre Catalunya y España, y no se entendería que después de todo en las conversaciones políticas no se hablara de la relación entre Catalunya y España”, proclamó ayer en una rueda de prensa desde Berlín, en la que fue su despedida de Alemania, después de su detención hace cuatro meses, antes de regresar el sábado a Bélgica. Por este motivo instó al Gobierno español a “explorar los confines de la Constitución” para encontrar una solución política a las demandas de Catalunya que, en todo caso, pase por las urnas, por el “respeto a la voluntad que decida un pueblo sobre su futuro y su destino”, a partir de su convicción de que un referéndum pactado al estilo del celebrado en Escocia cabe perfectamente en la Carta Magna, “y si el Gobierno cree que lo mejor es que el pueblo de Catalunya vote, nos encontrará siempre”. “Vivimos un tiempo de cambio climático, en el sentido político del término, pero no ha llegado, tristemente, el tiempo de los hechos, y lo esperamos”, remachó Puigdemont.
Unos “hechos” que no situó directamente como condición para asegurar la estabilidad a Sánchez, aunque era lo que se desprendía y, en realidad, la incógnita que flotaba en el ambiente después de los cambios habidos en la dirección del PDECat el fin de semana y de que la nueva vicepresidenta del partido, Míriam Nogueras, elevara el lunes el precio del respaldo. “El señor Sánchez ha tenido los votos de nuestro grupo parlamentario para ser elegido, y lo que es normal es que alguien que reciba los votos corresponda”, de manera que “mientras esto sea así no veo ningún problema para cambiar el sentido de la intención de voto”, remarcó Puigdemont, prácticamente coincidiendo con el momento en que en el Congreso precisamente el PDECat se dividía sobre el nombramiento de la administradora única de RTVE, en una votación intrascendente, pero que en la práctica se convertía en toda una declaración política de intenciones y un aviso a navegantes.
El Gobierno español, sea como sea, no se dio por aludido con el aviso y su vicepresidenta, Carmen Calvo, lo que valoró fue el hecho de que el expresidente de la Generalitat “reconoce que hay una situación de diálogo que hay que explorar y trabajar para el beneficio de España y de Catalunya”. “El propio expresident Puigdemont ha reconocido que hay que trabajar en este espacio”, remarcó la número dos de Sánchez en la Moncloa, que defendió que esto es justamente lo que hace el Gobierno del PSOE al “reunirse, dentro del marco constitucional, con todos los presidentes autonómicos”, entre ellos el de la Generalitat, Torra. Una idea que rubricó la delegada del Gobierno español en Catalunya, Teresa Cunillera, al enfatizar que “el interlocutor de un gobierno es otro gobierno” y al descartar, por tanto, a Puigdemont como eventual intermediario del diálogo.
El líder de JxCat regresa el sábado a Waterloo, donde volverá a fijar a su residencia y pondrá en marcha el llamado consejo de la república con el objetivo de aplicar el mandato del 1-O. ¿Durante cuánto tiempo? “No sé si tardaré veinte años en pisar territorio español, lo que sí que sé es que no tardaré veinte años en pisar territorio catalán”, vaticinó el expresidente de la Generalitat, para quien “que los que están en prisión y los exiliados podamos volver a casa debe ser el inicio de la solución, no del problema”.
“No se entendería que en las conversaciones políticas no se hablara de la relación Catalunya-España”, avisa