La Vanguardia

Buch reorganiza los Mossos y rehabilita a López

Interior degrada a Molinero de número dos a llevar Trànsit

- MAYKA NAVARRO

Uno a uno, el director de los Mossos d’Esquadra, Andreu Martínez, acompañado del comisario jefe de la policía catalana, Miquel Esquius, recibieron en el despacho del primero a los comisarios e intendente­s a quienes se ha asignado una nueva responsabi­lidad. Se trata de una profunda reestructu­ración. Al hasta ahora número dos y que estuvo en las quinielas para liderar la organizaci­ón, el comisario Joan Carles Molinero, se le relega a Trànsit. Desde la Conselleri­a d’Interior, el equipo de Miquel Buch trató de justificar el cambio asegurando que el destino es de máxima relevancia en estos momentos de alta siniestral­idad. Pero todos los mossos lo interpreta­ron como un castigo.

Una degradació­n que no se acaba de entender si se repasan los movimiento­s de Molinero en los últimos tiempos. Estuvo con Ferran López al frente de los Mossos en la etapa de Josep Lluís Trapero, y estuvo con López en los meses del 155. Tras el tormentoso aterrizaje de Buch en Interior, cuando humilló a López y tuvo por respuesta una casi revuelta de muchos mandos, los políticos tomaron nota. Y de hecho, en los últimos días, a López se le ofreció casi elegir destino. Volver a ser número dos con Esquius o lo que él quisiera. Sin embargo, López ha decidido crearse una nueva plaza a su medida, fuera del organigram­a de la jefatura, trabajando como una especie de asesor y mano derecha del comisario jefe de los Mossos.

Otro destacado represalia­do en los movimiento­s en la cúpula de los Mossos es el intendente Miquel Justo, que pasa a una comisaría técnica. Trapero lo descubrió cuando se hizo cargo de la policía, y apostó por él para liderar el ambicioso proyecto que había ideado para la comisaría de Informació­n en materia de análisis para luchar mejor contra la amenaza del yihadismo.

Justo no sólo fue la mano derecha del comisario Manel Castellví en Informació­n, que aplaza unos meses su decisión de pedir la segunda actividad, sino que casi se podría decir que la capitaneó en muchos momentos, formando un equipo sólido con el comisario. Era uno de los candidatos de Trapero para ser comisario en la última tanda de ascensos, y demostró su capacidad durante la gestión de los atentados. Suyo es el informe que logró calmar a la judicatura catalana y a los antiguos responsabl­es del ministerio sobre qué había realmente en las famosas cajas que se quemaron en la incinerado­ra del Besòs. Nadie en la policía entiende su defenestra­ción.

Otro cambio importante es el que se produce al frente de la región de Barcelona, con el comisario Carles Anfruns, que llega con ganas de darle la vuelta a todo.

Entre las decisiones polémicas figura el cese del número dos de Informació­n, que pasa a una comisaría técnica

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