Alexis Tsipras
El primer ministro griego asume la “responsabilidad política” de los incendios
PRIMER MINISTRO DE GRECIA
Tsipras (43) guardó silencio 70 horas mientras se contaban los muertos y se buscaban desaparecidos, y ayer asumió la responsabilidad política de unos incendios cuyos efectos fueron agravados por un estado de caos.
Después de estar 70 horas –él también– desaparecido, el primer ministro griego, Alexis Tsipras, reapareció ayer para “asumir integralmente la responsabilidad política de la tragedia”. En un discurso ante su gabinete, convocado ex profeso, el político reconoció que el lunes todo salió mal en los pavorosos incendios alrededor de Mati, a 30 kilómetros al este de Atenas. Pero inmediatamente pasó a la ofensiva. Primero reveló lo que, por defecto, cualquier griego está inclinado a pensar: hubo una mano negra y los incendios fueron provocados. “Hay indicios”, dijo, sin entrar en detalles sobre la investigación que, con la ayuda de satélites, está realizando el departamento de bomberos.
A continuación vino a dar la razón indisimuladamente a su ministro de Defensa, el aliado derechista de la coalición de gobierno. La barra libre en la construcción se ha acabado, vino a decir. Las casas ilegales serán derribadas. El caos urbanístico mata. O, traducido en discurso político, “hemos tomado consciencia de una manera dolorosa de que gobernamos un país dominado por las irregularidades”. Habrá, por tanto, “un plan nacional de vivienda para terminar con décadas de desbarajustes”.
El ministro del Interior, por su parte, ha expuesto que “hay que rediseñar toda la zona” y “abrir rutas y accesos al mar”, entrando “en conflicto con intereses organizados” porque “toda Grecia está construida así”. La mayoría de las 87 víctimas del lunes encontraron la muerte por la dificultad para acceder a la playa, en atascos agravados por la señalización inexistente y el absentismo de policía y bomberos. A estos dos cuerpos culpó incluso el alcalde de la vecina Rafina, también afectada: “Le tendieron una trampa a la gente al cerrar la carretera principal”.
La construcción en medio de pinedas de más de 50 años aseguraba el mejor combustible posible para una propagación del incendio a la velocidad del rayo. La existencia casi alegal de Mati, que ni siquiera cuenta con ayuntamiento propio y cuyos servicios son muy deficientes (muchas bocas de incendio estaban cegadas) hicieron el resto. Pero la oposición conservadora de Nueva Democracia no se da por satisfecha con lo que considera en el fondo “una evasión de responsabilidades”
La mayoría de las 87 víctimas murieron al no poder llegar al mar, en atascos y al cerrarse la carretera general
porque “aquí no dimite nadie”. “Este es un Gobierno peligroso y debe marcharse”, ha exigido el centrista Fofi Gennimatas.
Junto al puesto de distribución de alimentos del ejército, en Mati, Paul, un greco-estadounidense jubilado del Departamento de Agricultura de aquel país, ha venido a comprobar que su casa en la costa se ha salvado y no se muerde la lengua: “En el barrio más caro de Atenas, cuando fui a registrar la casa que había comprado, me dijeron en el ayuntamiento que no tenían sus planos ni constancia de que existiera. Aunque aquí todo se arregla por un precio”. Si eso sucede en Kolonaki, en pleno centro de la capital griega, huelga decir lo que puede suceder en áreas menos privilegiadas y distantes del país. “Hasta el 2012 no se empezó a regularizar todo esto y la mayoría de casas no pagaban ningún impuesto, excepto una pequeñísima tasa extraída de la factura de la electricidad”, explica.
Cuando todavía humean algunos solares, a causa de las raíces de pinos todavía en combustión, los griegos más escépticos sobre la voluntad reformista del Gobierno se preocupan ya por las próximas lluvias, que en la región han sido torrenciales y mortíferas en el pasado reciente y que ahora, con el bosque abrasado, incapaz de retener el agua, amenazan con serlo todavía más.