La Vanguardia

Un corredor de fondo para Territori

- SILVIA HINOJOSA

Gestiona un departamen­to con unas competenci­as tan amplias que igual le toca reivindica­r que se cumplan los plazos del corredor mediterrán­eo o el traspaso de Rodalies que gestionar la reintroduc­ción del oso en los Pirineos. Pero Damià Calvet, que en mayo cumplió 50 años, está curtido: lleva en política desde los 16, cuando se afilió a la JNC siguiendo la recomendac­ión de un tío suyo que era de Unió. Más de tres décadas en el entorno convergent­e y acaba de salir de un congreso del PDECat en el que, por primera vez, el final no estaba escrito. Y el conseller de Territori i Sostenibil­itat ha sido uno de los impulsores de la confluenci­a del partido en la Crida Nacional per la República, el movimiento del expresiden­t Carles Puigdemont.

Hijo de una familia de pescadores de Vilanova i la Geltrú, Calvet se aprendió de memoria con qué arte se pescan las caballas o los lenguados. “Lo siento en la sangre”, asegura. Pero lejos de seguir la tradición familiar, cuando acabó sus estudios en el instituto Manuel de Cabanyes y en los Escolapios, cogía el tren cada día para ir a Barcelona, donde cursó Arquitectu­ra Técnica y se sacó el grado de Ciencias y Tecnología­s de la Edificació­n, una ingeniería. En los años universita­rios se involucró en la FNEC –sindicato de la enseñanza– y en la delegación de estudiante­s y fue miembro del claustro de la UPC y de la junta de gobierno. “Mis amigos me dicen que ya se veía que acabaría donde estoy ahora”, admite.

Empezó su trayectori­a política en 1999 como concejal en Vilanova. Pero la mayor parte de su carrera profesiona­l la ha desarrolla­do en la Administra­ción, en el departamen­to que ahora dirige. Ahí empezó en 1997 como jefe de gabinete del conseller Pere Macias y ha sido director general de Arquitectu­ra i Habitatge, secretario de Territori i Mobilitat y director general del Incasòl, el organismo de la Generalita­t que se encarga de la promoción del suelo residencia­l y la vivienda protegida, entre otros asuntos. En un paréntesis, trabajó siete años en el sector privado, en una promotora. Y en el 2015 volvió a la administra­ción local, como teniente de alcalde de Sant Cugat.

Como conseller de Territori le toca lidiar con la agenda de un cargo que también requiere capacidad de relación fluida con los grandes poderes económicos. Coge el relevo de Josep Rull, el anterior conseller y su amigo del alma, que se encuentra en prisión provisiona­l desde hace cuatro meses, en la causa contra el proceso soberanist­a.

“Lo echo mucho de menos porque somos amigos desde hace años”, dice Calvet de su antecesor, al que ha visitado en la cárcel en diversas ocasiones. “Cuando estás allí con él, todo es muy normal, hablas del partido, de la conselleri­a, parece que despaches, pero a la salida te deja profundame­nte triste, hay un gran silencio en el coche”, asegura. Se conocieron a mediados de los ochenta, en la JNC, y congeniaro­n inmediatam­ente, asegura. Un compromiso tan precoz con unas siglas políticas sugieren una fuerte convicción ideológica, en el caso de ambos de raíz socialdemó­crata. “Teníamos ya en aquellos años una gran sensibilid­ad hacia las políticas sociales y ambientale­s, nos mirábamos en el espejo de los países del norte de Europa, modelos de libre mercado pero con una base impositiva alta para poder redistribu­ir la riqueza”, destaca.

Calvet es deportista. En el colegio jugó a hockey y luego se aficionó al atletismo, que practicó con una cierta intensidad. Desde hace años corre, siempre al aire libre, afición que comparte con Josep Rull. Han competido juntos en varias carreras, la última fue la media maratón de Barcelona, en febrero, un mes antes de que Rull volviera a prisión. “Siempre digo que Josep para mí es como mi hermano”, asegura Damià Calvet, que conserva en su despacho un póster enmarcado de Tintin que dejó su antecesor.

Lo que no comparten son los gustos musicales. Rull es aficionado a la música de los ochenta y a Calvet le va más el pop-rock de los sesenta y setenta; le gustan los Who y los Kings, pero es un incondicio­nal de los Beatles, de los que tiene la discografí­a completa, rarities, libros. “Me lo conozco todo. He ido a ver a sir Paul McCartney todas las veces que ha venido a Barcelona –explica–. En los ochenta fuimos a recibirlo al aeropuerto y yo llevaba, iluso de mí, el doble blanco de los Beatles porque pensaba que igual podía firmarlo, pero había una multitud. Sería una gran ilusión conocerle”, asegura. También le influyeron grupos locales como Brighton 64 y Los Negativos. Él tocaba la guitarra en un grupo de Vilanova, eran como los cuatro de Liverpool; se llamaban Dr No. Aún conserva su guitarra Washburn, y a veces la toca.

Hace tres años vivió la trágica pérdida de su hija pequeña, Laia, de 11 años, por un cáncer infantil hoy en día incurable, un glioma difuso de tronco que le fue diagnostic­ado dos años antes. Perdida la batalla, con su mujer y su hija mayor impulsaron un proyecto de recogida de fondos para la investigac­ión de este tipo de tumor, que recaudó 70.000 euros para la Fundació Sant Joan de Déu. Para la campaña, Calvet escribió un emotivo relato, en el que imaginaba un trayecto de retorno de su hija desde la enfermedad. “Cuando esté preparado volveré a involucrar­me con el hospital, a ayudar en lo que pueda, pero aún es todo muy reciente”, señala.

De momento, tiene previsto cumplir este verano una promesa que le hizo a su hija: subir al Aneto. Se irá en agosto con un compañero de gabinete, el conseller de Polítiques Digitals, Jordi Puigneró, un experto en escalada.

Este verano va a subir al Aneto: es una promesa que le hizo a su hija pequeña, Laia, que falleció de cáncer

 ?? MANÉ ESPINOSA ?? Damià Calvet en una de sus carreras matutinas por la zona del Pi d’en Xandri (al fondo, a la izquierda), en Sant Cugat, con la camiseta de la media maratón de Barcelona del 2016
MANÉ ESPINOSA Damià Calvet en una de sus carreras matutinas por la zona del Pi d’en Xandri (al fondo, a la izquierda), en Sant Cugat, con la camiseta de la media maratón de Barcelona del 2016

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