Los restauradores piden un nuevo pacto en Ciutat Vella
El Gremi solicita que se dejen sin efecto algunos expedientes, se mantengan terrazas y que las renovaciones sean por un año
La guerra de las terrazas se dio por acabada con la aprobación en el pleno del pasado mes de junio de la modificación de la ordenanza que las regula: hubo incluso una multitudinaria foto en la galería gótica del Ayuntamiento con presencia del sector y de los partidos políticos que apoyaron la norma, todos menos la CUP, encabezados por la alcaldesa Ada Colau. Pero aquel armisticio no quiere decir que la cuestión quedase completamente zanjada. La prueba es que el Gremi de Restauració, acompañado por la asociación Barcelona Oberta y otras entidades, salió ayer con nuevas demandas, centradas en Ciutat Vella, y que van desde el mantenimiento de terrazas a dejar sin efecto algunos expedientes. Peticiones, asegura el sector, que ahora están avaladas por la nueva norma y que permitirán “pacificar” de una vez por todas la situación en el distrito.
Las medidas, que el gremio hará llegar a todos los partidos que apoyaron la modificación de la ordenanza (BComú, PDECat, Cs, ERC, PSC y PP), es una extensión de lo ya pactado en la nueva norma: su puesta en marcha sobre el terreno en el espacio que ha concentrado los mayores desencuentros. “En Ciutat Vella el conflicto ha sido especialmente tenso, ha sido donde la sintonía con el distrito ha sido más complicada de conseguir”, remarcó el director general del Gremi de Restauració, Roger Pallarols.
El documento defiende, por ejemplo, que se mantenga la ubicación actual de algunas terrazas, como las del paseo Joan de Borbó o las de la calle de Xuclà, que ahora están al lado de las fachadas. Piden que no se alejen de las mismas y que, entre medio de las mesas y de los locales, se cree un paso para los peatones. “La nueva ordenanza permite de manera excepcional que las terrazas se sitúen a continuación de la fachada y se exige como condición que se garantice un itinerario para peatones accesible”, recordó Pallarols. “Estas son terrazas emblemáticas pero además su cambio de ubicación puede empeorar la movilidad”, añadió el representante del Gremi. En el caso de las del paseo Joan de Borbó, los restauradores piden que, aprovechando las obras de reurbanización de este espacio, se diseñe un itinerario de peatones accesible alternativo a la fachada a través del Institut Municipal de Persones amb Discapacitat. El coste sería asumido por los restauradores con terraza.
En la lista de peticiones del gremio también destaca la continuidad de las terrazas del distrito en su dimensión histórica, lo que implicaría dejar sin efecto expedientes de supresión de mesas y sillas en algunos casos y, en otros, incluso anular la extinción de la licencia. Limitaciones que , en su mayoría, se llevaron a cabo en la primavera de este mismo año –cuando ya había un acuerdo entre el gremio y el Ayuntamiento, aunque no se había votado la reforma de la ordenanza– y que afectaron especialmente a establecimientos ubicados en las plazas Santa Maria, Jacint Reventós y Ramon Berenguer. “El 90% del espacio se dedica a otros usos, no se puede sostener que en estos espacios existe un exceso de terrazas”, defendió Pallerols que, con respecto a la plaza Reial, añadió que los restauradores quieren recuperar el horario histórico, más extenso que el actual.
El director general del Gremi hizo hincapié también en el otorgamiento de licencias: “Dos de cada diez se han renovado de una manera ilegal, según entendemos nosotros”.
El sector dice que algunas medidas del distrito de Gala Pin estuvieron a punto de romper la paz actual
Hace referencia a las que se renovaron este mismo año en el entorno del MACBA, la plaza de Sant Agustí o la de Bonsuccés. Se hicieron por menos de un año.
Las renovaciones, igual, que la supresión de mesas, sillas y extinción de algunas licencias, también tuvieron lugar durante la primavera de este año. Y fueron estas medidas tomadas por el distrito que dirige la concejal Gala Pin, junto a otras, las que estuvieron a punto de dar al traste con el acuerdo entre el sector y el Consistorio. “Hubo situaciones muy tensas que estuvieron a punto de romper el pacto. Decisiones que eran contrarias al acuerdo alcanzado”, subrayó Pallarols, que señaló que entonces decidieron mantener silencio, aunque sí alertaron a la alcaldesa Ada Colau.
El representante del gremio insistió: lo que piden ahora los restauradores son cuestiones que se ajustan a la actual norma, y consideran que son viables dada la nueva “sintonía” del Consistorio, al que también proponen trabajar conjuntamente en la creación de “zonas de excelencia” en la Rambla, el frente marítimo de la Barceloneta o el Born. “El pacto representa lo que siempre hemos defendido: que el Ayuntamiento negocie con los restauradores”, subrayó Pallarols.