Todos los veranos en uno
Tras un concierto masificado de Txarango, salió al escenario. Me habían hablado de él. Es el rey de las fiestas, decían, tiene casi setenta años y un hit titulado La farola.
Nacido en l’Ametlla de Mar, Miquel del Roig pide para sus conciertos una botella de Coca-Cola de dos litros; a temperatura ambiente. Se hace llamar cantautot
porque, con el único acompañamiento de una guitarra, va enlazando estribillos de éxitos populares y contemporáneos. Dedica apenas un minuto para cada uno, como si fueran stories de Instagram. Vivimos en la era del zapping y las emociones efímeras. De repente la gente enloquece mientras hace la coreografía del Aserejé,
y enseguida la del Gangnam Style,y luego la de Mayonesa, y luego es el verano del Dragostea Din Tei ,y justo después, es el verano del Waka-Waka, y al instante, el verano del Boig per tu.
Tal vez los más jóvenes sólo cambien de letra y movimiento sexy. Los demás, cambiamos de recuerdo a una velocidad vertiginosa unas ciento veinte veces en dos horas. Nuestro pasado en una batidora salpica: las verbenas de Felanitx, el Sopar a Penyes, las discotecas adolescentes. Y aquel agosto en el que los becarios teníamos que hacer guardia en el aeropuerto de Palma, por si venían famosos. Pasábamos horas aburridos hasta que llegaba alguno, lo acorralábamos en la cinta transportadora de maletas, le preguntábamos cuatro cosas, disparábamos con una vieja cámara de carrete y corríamos a la redacción para dedicarle un faldón mientras se revelaban las fotos. Hasta que un día, a un becario de la competencia se le ocurrió que, si ningún medio publicaba la noticia, era como si esos famosos no hubieran aterrizado en Mallorca. O no, al menos, durante nuestro horario. A partir de entonces, trasladamos las guardias al bar.
Le cuento esto al escritor y cronista Álvaro Colomer mientras salimos del Ocaña. El dibujante Nazario ha presentado Sevilla y la Casita de las Pirañas, acompañado de Josep Maria Martí Font. Allí estaba buena parte de la editorial Anagrama: Jorge Herralde, Silvia Sesé, Isabel Obiols, la jefa de prensa Maria Teresa Slanzi, Lidia Lahuerta, el distribuidor de Les Punxes Oriol Serrano, el periodista Lucas Martí, el arquitecto Jordi Garcés (al que “autorretrató” el librero de la Documenta, Josep Cots). Llega Juanjo Sáez. Hace calor, y entre el público hay cuatro na’vis. O sea, humanoides azules de la película Avatar. O en otras palabras: personas sin rostro que estarán sudando lo indecible bajo las mallas con las que se cubren el cuerpo y sus pasamontañas. Beben cerveza a través de una ranura a la altura de la boca, lo miran todo a través de inquietantes agujeros para los ojos.
“En este libro conocemos la construcción de Nazario”, ha empezado Martí. “Es un libro de viajes fundacionales y en el que él se descubre a sí mismo: está el que sale del armario, el que viaja a Madrid, el que lo hace a París, hasta que recala en la Barcelona de los años setenta, el que intenta tocar la guitarra”. El autor contaba cómo descubrió la cultura underground y un estilo de vida a partir de los americanos que trabajaban tres meses para gastárselo todo en An- dalucía el resto del año; querían aprender flamenco, tomaban chocolate y ácido. Torremolinos fue un lugar iniciático para los homosexuales sevillanos, porque la normalidad con la que se relacionaban con los hombres era algo nuevo; fuera de allí habían inventado un argot para que los demás no entendieran de qué hablaban cuando hablaban de sexo.
Hubo un verano en el que nos entraron a robar mientras estábamos de vacaciones. No se llevaron gran cosa. Todo de tamaño pequeño, para que no se viera. Sustracciones casi inapreciables en las cuentas bancarias a través de internet: actualmente es uno de los sistemas de robo internacional a gran escala. Si te quitan veinte céntimos,
Los americanos que trabajaban tres meses para gastárselo todo en Andalucía llevaron a Nazario al underground
ni te enteras. Pero imaginemos que le quitan veinte céntimos a cuarenta millones de personas. En Lejos del corazón, de Lorenzo Silva, se habla de delitos informáticos. Publicada por Destino, la novela está protagonizada por los ya clásicos subteniente Bevilacqua y sargento Chamorro, que celebran su vigésimo aniversario en la +Bernat. Montse Serrano ha sacado un pastel, pero las bengalas se apagan antes de llegar a la mesa. Por cierto, ella cumplirá cuarenta años como librera el próximo septiembre.
De vez en cuando organiza cenas para que los lectores conozcan a un autor, y tiene overbooking. Han pasado por aquí Éric Vuillard, Sonsoles Onega, Tomás Alcoverro, Manuel Vilas. Una de las comensales cuenta cómo le duplicaron la tarjeta. Silva dice que son estafas muy difíciles de probar. También relata otras curiosidades, como que una gimnasta a la que vio por la tele fue la que inspiró el nombre de Bevilacqua. Charlas estivales que se alargan porque, como cuando éramos niños, al fin sentimos que tenemos todo el tiempo del mundo. Y que si nadie lo cuenta es como si no hubiera pasado. ¡Feliz verano y hasta septiembre!