“Seguimos soñando en grande”
La selección masculina busca su primer oro 17 años después ante el amo del waterpolo
En el hotel Barcelona Princess de Diagonal Mar les dieron las tantas de la madrugada para conciliar el sueño. No había forma de bajar la adrenalina tras la batalla contra Italia. A una final no se llega cada día. Nueve años ha tardado el waterpolo español en volver a disputar un título. “Entre que cenamos a las 12, nos tomamos una cerveza comentando el partido y nos acostamos... las cuatro”, confesaba Blai Mallarach ayer, con cara de sueño, tras el penúltimo ensayo de la selección española para preparar el asalto a lo imposible: ganar un oro a Serbia, los amos del waterpolo.
Los serbios son unas bestias pardas. Lo que juegan no parece waterpolo... En los últimos cuatro años, desde 2014, Serbia ha ganado nueve títulos seguidos en los 11 campeonatos en juego (incluidos Juegos, Mundiales y Europeos). Ahora buscan su cuarto trono continental seguido. Pero la selección española que dirige David Martín no se amilana. “Esto es un sueño. Joder, tener esta experiencia deportiva y en casa era impensable hace años. Ahora estamos en una nube”, dice con gracejo sevillano Miguel de Toro (24), el más fornido de los españoles (2,03 y 110 kg), que se las tendrá que ver, junto a Roger Tahull (21), con los defensores de boya balcánicos.
El joven del Mediterrani, una de las seis incorporaciones que introdujo Martín en 2017, la operación renovación Tokio 2020, refleja el sentimiento de esta selección española que no para de crecer y que ha dado la sorpresa en el Europeo: llegados a la final, no van a detenerse. “Seguiremos soñando en grande”, afirma el veterano portero Dani López Pinedo (38), uno de los héroes de la semifinal contra Italia.
El meta del Barceloneta es uno de los cuatro supervivientes (junto al capitán Marc Minguell, Mallarach y Felipe Perrone), además del seleccionador (entonces jugador) de la última final que disputó España, la del Mundial 2009 en el foro Itálico de Roma, precisamente contra Serbia (7-7 y 7-6 en los penaltis). “Llevamos muchos años sufriendo, el equipo ya se lo merecía”, decía Pinedo, uno de los más optimistas. “A Serbia se le puede ganar, es una final, en las Picornell. No podemos salir pensando que con la plata ya nos está bien; jugaremos al máximo, estamos compitiendo muy bien con los más grandes”.
Serbia, invicta en la fase de grupos, que destrozó a Hungría en cuartos y a Croacia en semis, es “el mejor equipo del mundo, posiblemente el mejor de la historia”, según De Toro. “Se trata de un equipo compacto con fuerza, garra, con buenos chutadores, buenos boyas, buenos defensores, un muy buen portero, físicamente muy fuertes… Son todos enormes”. De los 13 jugadores todos juegan fuera de su país. Milos Cuk (9/17) y Dusan Mandic (8/19) –para muchos, el mejor del mundo– son los máximos realizadores de un equipo liderado por el incombustible Filip Filipovic y dirigido por el singular Dejan Savic, exjugador del Barcelona y el Barceloneta y buen amigo de Martín.
“Nos enfrentamos a una generación que lo ha ganado todo, un equipo muy duro, con mucha calidad individual. Pero ya que estamos aquí, vamos a intentar liarla; que nadie dude de que nos vamos a dejar la piel en el agua”, asegura el seleccionador español. Pero, además de las buenas intenciones, ¿cómo se vence a esta superpotencia? Los cuatro días de stage que compartieron en el CAR de Sant Cugat antes del Europeo pueden ser de ayuda: entrenaron con su enemigo.
Felipe Perrone tiene su receta. “Todo pasa por intentar imponer un juego horizontal. Ellos son los maestros del juego vertical, y debemos intentar que el partido tenga el máximo movimiento posible; ahí estará la clave”. Según Mallarach, “Serbia nos tiene más respeto de lo que nos pensamos; ellos saben qué es el factor de jugar en casa, que somos un equipo en crecimiento, que tenemos hambre, y eso les puede pesar”. Para De Toro “habrá que aprovechar al máximo la velocidad y centrarnos en la defensa”. Y según Martín, “a Serbia la tienes que desorganizar. Es un equipo muy organizado, con mucho talento individual. Por eso hay que hacer un partido muy rápido, utilizar nuestra armas, como el contragolpe, que ellos ya lo conocen. Pero si hacemos un partido con un ritmo muy alto les podemos hacer daño. Será difícil pero lo intentaremos”.
Si sale bien, España se colgará su cuarto oro, el primero desde el Mundial 2001 de Fukuoka, y el primero continental, el único que le falta de los tres grandes torneos.
“Ya que estamos en la final, vamos a intentar liarla; que nadie dude de que vamos a dejarnos la piel en el agua”
“Hay que desorganizarles”, dice Martín; “jugar rápido”, según De Toro; “ponerle movimiento”, zanja Perrone