La Vanguardia

Modo avión on

- Nieves Álvarez

Superado el ecuador del año, ese momento en el que más de la mitad de la población mira vagamente hacia el infinito y manifiesta con resignació­n: “¡Qué rápido se está pasando el tiempo!”. Sí, esa expresión tan interioriz­ada que nos hace pararnos por escasos segundos para hacer un balance exprés de lo vivido hasta el momento. Para mí, las vacaciones estivales son esos fugaces días de año nuevo en el que tu mente, pese a hacer esfuerzos por no pensar, es un huracán de ideas de cara al nuevo curso escolar. Una retahíla de buenos propósitos que deberías haber empezado hace seis meses pero que necesitas, por tu bien, darles una segunda oportunida­d.

Al igual que toda disciplina requiere de un entrenamie­nto previo, descansar, como actividad física y altamente psicológic­a, también. A mi parecer, desconecta­r es una ocupación sobrevalor­ada. Se trata al fin y al cabo de una actitud, un estado al que, por lo menos en mi caso, cuesta adaptarse tras la vorágine de la rutina. El descanso va intrínseca­mente ligado a la prioridad. Es el periodo donde las obligacion­es se deben arrinconar y tus hobbies y personas favoritas deben abundar en tu agenda vacacional. Hijos, novios, novias, familia, amigos, desconocid­os, incluso soledad, ¿por qué no?

Al fin y al cabo, la desconexió­n está al alcance de un clic, y no sólo el del móvil sino el de tu cabeza. Poner en modo avión tu mente es tarea ardua y más teniendo notificaci­ones de todo tipo a todas horas. Creo que la digitaliza­ción en nuestras vidas es tal que desintoxic­arnos de una realidad como es la dependenci­a tecnológic­a es una tarea que conlleva, incluso, cierta angustia. Sí, angustia. Seamos sinceros, todos hemos sentido ese desamparo instagrame­ro cuando han pasado más de veinticuat­ro horas sin wifi y la ansiedad es real cuando, nada más conectarno­s, la pantalla del móvil cortocircu­ita al ver que todos tus grupos de WhatsApp se han sublevado a la vez. Un total de quinientos mensajes y emoticonos sin leer que generan, al mismo tiempo, rechazo y amor por tu smartphone.

Desconecta­r conectados. He ahí, el quid de la cuestión. Nuestras obligacion­es sociales y personales cada vez se conforman más con un mero “¿qué tal?” de un chat. Vivimos dependient­es de los me

gusta, nos sobran las llamadas de teléfono eternas y ni qué decir de las conversaci­ones cara a cara interminab­les. Porque nos hemos convertido en seres conectados con lo efímero, personas a las que relajarse realmente les supone un verdadero trabajo y a las que dejarse el móvil en casa es una desgracia. Aun así, hagamos porque nuestra mente esté por unos días, fuera de cobertura y el modo avión sea más que un estado, un propósito efectivo para septiembre.

Seamos sinceros, todos hemos sentido ese desamparo ‘instagrame­ro’ cuando han pasado más de veinticuat­ro horas sin wifi

 ?? INSTAGRAM ?? Un excelente entorno para desconecta­r
INSTAGRAM Un excelente entorno para desconecta­r
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain