Un pilar de la ciencia
JOSEP CASTELLS GUARDIOLA (1925-2018) Catedrático de Química Orgánica
Recuerdo que a finales de los años cincuenta del siglo pasado en las clases de Química Orgánica el profesor Josep Pascual Vila nos decía que “se habla de que existen unos electrones sigma y otros pi...”. Se refería, sin demasiada convicción, al cambio de paradigma que se estaba produciendo en la concepción de las rayitas que representaban las valencias covalentes que unían los átomos de las moléculas orgánicas. En los oscuros laboratorios de la planta baja de la facultad de Ciencias de la Universitat de Barcelona (UB), cuando sólo había una estructura de catedrático y bedel, el insigne profesor Pascual (1895-1979) mantenía vinculado al CSIC a un tridente de investigadores (formados todos ellos en universidades extranjeras –como él mismo se había formado muchos años antes en Alemania– después de obtener un doctorado bajo su dirección). Los tres investigadores eran Manuel Ballester Boix, Josep Castells Guardiola y Félix Serratosa Palet. El pasado 30 de julio falleció, a los 93 años, el último que quedaba del tridente, el doctor Castells. Este conjunto de cuatro personajes, que han enaltecido la ciencia catalana y de rebote la española, han sido los pilares de la llamada Escuela de Química Orgánica de Barcelona.
El doctor Castells era de los tres el más decidido a simultanear la investigación con la docencia. Seguía el lema que no se puede enseñar bien si no se hace investigación y a la vez no se puede hacer buena investigación si no tienes la oportunidad de enseñarla y transmitirla. Y eso, creía, sólo se puede hacer en la universidad, institución que él quería reformar desde dentro. Licenciado en Ciencias Químicas por la UB en 1945, defendió en el año 1950 una tesis doctoral dirigida por el Dr. Pascual en la Universidad de Madrid (único lugar donde se podían presentar trabajos de tesis) sobre la asignación estereoquímica de unos estereoisómeros cis-trans cuando no existían todavía los medios espectroscópicos para hacerlo. Posteriormente obtuvo un título de PhD en la Universidad de Manchester con una investigación sobre la química de esteroides dirigida por el profesor E.R.H Jones. De vuelta a Barcelona, ingresó en 1956 en el Instituto Alonso Barba del CSIC realizando importantes investigaciones sobre los ácidos fenilpropargiliden carboxílicos, los alcoholes terpénicos monocíclicos y otras investigaciones relacionadas con la química del carbono. Después como profesor de investigación del Centro de Investigación y Desarrollo fue pionero, internacionalmente reconocido, en la aplicación de la química en fase sólida, desarrollando polímeros funcionalizados con anclajes diversos a partir de los cuales se podían hacer síntesis químicas precisas o catalizadores insolubles.
Pero del enorme trabajo realizado por el doctor Castells destaca sobre todo su tarea docente. A través de un periplo de concursosoposiciones, imposible de reflejar en estas cortas líneas, pudo dar el salto del CSIC a profesor universitario. Primero (1969) como profesor agregado de la recién creada Universitat Autònoma de Barcelona (vía Universidad de Zaragoza), después Catedrático de la UAB y finalmente (1975) catedrático de Química Orgánica en la UB. Atento y abierto a todas las innovaciones científicas que tuvieron lugar a partir de 1950, dos temas sobresalen: a) la interpretación con orbitales moleculares del enlace covalente (básico de los compuestos orgánicos) con la derivada de un conocimiento más preciso de los mecanismos de las reacciones químicas, de ahí los electrones sigma y pi de los que nos hablaba el Dr. Pascual, y b) la determinación estructural de los compuestos orgánicos haciendo uso de técnicas espectroscópicas: el infrarrojo (IR), la resonancia nuclear magnética (RMN) de hidrógeno y de carbono-13, la espectrometría de masas (EM) fueron técnicas pedidas a la administración hasta la extenuación y adquiridas finalmente entre 1961 y 1965 –la EM bien entrado el año 1969.
La huella docente del Dr. Castells ha quedado permanentemente ligada a la introducción de estas técnicas en Catalunya (y en España y Chile). Pero fueron sus clases de interpretación de los espectros, acompañadas siempre por unos apuntes generados a golpe de ciclostil, las que revolucionaron en nuestro entorno el análisis químico orgánico que hasta entonces se hacía lentamente vía análisis por combustión, determinación de la fórmula empírica y generación de derivados cristalinos. Por toda su tarea fue galardonado por la Generalitat de Catalunya con la Medalla Narcís Monturiol y con la Medalla de Oro al Mérito Científico. También fue premio Solvay, miembro del Institut d’Estudis Catalans, y Académico de la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona.
No obstante Castells estuvo abierto a todas las innovaciones de la ciencia y su magisterio divulgativo fue excepcional: uso del hidrógeno como vector energético, nuevos materiales orgánicos como el fulereno y el grafeno, conceptos termodinámicos puestos al alcance de los alumnos de primero, nucleosíntesis estelar, cosmogonía evolutiva especialmente de la química del carbono como elemento central y singular de la tabla periódica que bottom-up entronca necesariamente con la biología molecular y por lo tanto con la vida. Y allí por donde pasó siempre cuidó de las bibliotecas y de su modernización.
Como nos decía su esposa, Maria Dolors, fue un hombre sabio, pero sobre todo un hombre bueno. Jefe, descansa en paz, todos tus alumnos, que somos muchos, te recordaremos siempre.