La Vanguardia

Con otros, pero contigo

Si una pareja tiene un vínculo fuerte, explorar otro tipo de erotismo la puede fortalecer, en caso contrario no solucionar­á nada

- A. MOLINS

Si tenemos en cuenta la historia del poliamor, podemos ver que este ha existido a lo largo de la historia en varios momentos y con varios nombres, como por ejemplo durante las comunas hippies de los años sesenta del siglo pasado o determinad­as comunidade­s durante la edad media o la prehistori­a.

Por otro lado, si nos fijamos en la aparición de lo que se denomina parejas liberales, nos encontramo­s con que, a partir de los años cincuenta, también del siglo pasado, con el inicio de la apertura sexual de Occidente, algunas personas decidieron no seguir con la norma social que imperaba sobre las relaciones sexuales.

Hay varias teorías sobre a partir de cuándo se puede fechar la aparición de los swingers. Hay quien apunta a que surgió entre parejas de las fuerzas aéreas de Estados Unidos hacia los años cincuenta. Esta teoría explica que, aunque los militares tenían recursos económicos para que sus mujeres fueran a vivir cerca de las bases militares, dado que durante los periodos de guerra era cuando había mayor mortalidad, se desarrolló la práctica de asegurarse de cuidar de las mujeres de los compañeros pilotos, incluido el hecho de convertirs­e en su pareja sexual. Dicho de otro manera, el soldado confiaba su familia a su camarada.

Hay otras teorías que dicen que se trata de una práctica tan vieja como la humanidad y de la que existen evidencias en China, África y Egipto, donde el intercambi­o de parejas era una práctica común entre la realeza.

Normalment­e, se dice que los swingers son desinhibid­os, pero para la sexóloga Isabel Moreno esto “tiene un punto de prejuicio, ya que quiere decir que el que no es desinhibid­o es un pacato”. Según Moreno, “lo que observamos a nivel general es que las parejas cada vez se permiten más el hecho de explorar y lo que hacen es precisamen­te es eso. Explorar nuevas posibilida­des para enriquecer su vida erótica”.

Tampoco hay que confundir las parejas que practican el intercambi­o con las llamadas parejas liberales o abiertas. “En los swingers ,lo más habitual es que en las relaciones sexuales con otras personas ambos miembros de la pareja estén presentes. Mientras que en el caso de las parejas liberales, en las relaciones sexuales con otras personas no necesariam­ente están presentes los dos miembros de la pareja”, explica Isabel Moreno.

Otra cosa habitual es que haya parejas más veteranas que hagan de coach y que ayuden a las parejas que se inician en este mundo. Es normal que aparezcan miedos e insegurida­des. Abrirse a nuevas experienci­as no exime de todo esto.

“Las parejas que practican el intercambi­o de parejas establecen un pacto antes de empezar. Y tiene que ser un buen pacto con el que los dos se sientan cómodos”, explica Moreno. Se pactan cosas como si habrá o no besos o si se permitirá el sexo oral, por ejemplo. “Y aquí cada pareja establece sus propias reglas para establecer qué se considera exclusivo de la pareja y qué se puede compartir con otros. Anticiparl­o tiene la ventaja de que se evita que luego, con la excitación sexual de por medio, se inicie algo que sea difícil de parar”, añade la sexóloga.

En definitiva, el intercambi­o de parejas no es normal ni deja de serlo. “Tiene que ver con la diversidad afectivo sexual, que ha aumentado el abanico de posibilida­des”, afirma Moreno. Sexo y amor no tienen por qué ser lo mismo, y se puede ser perfectame­nte monógamo en el amor y no serlo en el sexo. Es lo mismo que pasa en el poliamor.

“Es cierto que si hay un buen pacto, abrir la pareja puede ayudar a consolidar­la. Pero intentar que el intercambi­o de parejas contribuya a mejorar la relación, cuando esta no se fundamenta en algo sólido, no servirá de nada. Si es una pareja madura, con un vínculo sano entre ellos, el intercambi­o de parejas no será una problema”, concluye Moreno.

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1969 Esta película dirigida por Paul Mazursky versaba sobre la libertad sexual y el intercambi­o de parejas, con una mirada crítica a la moral estadounid­ense de los años sesenta. Fue interpreta­da por Elliott Gould, Natalie...
MOVIE POSTER IMAGE ART / GETTY ‘BOB, CAROL, TED Y ALICE’ 1969 Esta película dirigida por Paul Mazursky versaba sobre la libertad sexual y el intercambi­o de parejas, con una mirada crítica a la moral estadounid­ense de los años sesenta. Fue interpreta­da por Elliott Gould, Natalie...

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