Cambio de rumbo en el verano real
El Rey marca la pauta para ofrecer una imagen de unidad familiar y compromiso con Mallorca
En su verano más difícil, con el fondo de la baja de última hora del rey Juan Carlos; la ausencia de los hermanos Urdangarin; el alejamiento de la infanta Cristina y el encarcelamiento de Iñaki Urdangarin, parece como si el Rey hubiera llamado a capítulo al resto de sus familiares directos para ofrecer una imagen de unidad y compromiso con Mallorca. En la que se prevé la estancia más larga de los Reyes en Marivent, la primera semana ya ha batido récords de apariciones públicas con dos claros objetivos: presentar como natural la complicidad entre las dos reinas (dejando como anécdota su desencuentro la pasada Semana Santa en la catedral de Palma) y acabar con la leyenda de que Letizia llega a Mallorca contando los días que le quedan para irse.
Con los mimbres que tiene, la familia real ha dado un giro notable a su presencia en Mallorca. De momento, parece que los Reyes y sus hijas permanecerán en la isla hasta mediados de mes. El Rey viajará a Barcelona el próximo 17 de agosto y, tras ese fin de semana, está previsto que regrese a Madrid, desde donde efectuará alguna escapada puntual.
En la semana larga transcurrida desde su llegada a la isla, la presencia pública de los diferentes miembros de la familia real, con la inestimable colaboración de la infanta Elena, ha sido constante y, en todas las ocasiones, se ha podido constatar el cambio de humor de la reina Letizia. Es cierto que fue la primera en considerar desafortunada su actitud a la salida de la misa de Resurrección de la catedral de Palma. La reina Sofía ganó la batalla de la opinión pública, pero en privado no tuvo más remedio que reconocer que tampoco estuvo acertada empeñándose en fotografiarse con sus nietas justo en aquel momento. Son cosas que pasan en las mejores familias, pero ambas se dieron cuenta de que la suya no es una familia más.
La víctima colateral de aquella escena fue la princesa Leonor, atrapada entre dos frentes. Aquel día la niña se zafó del abrazo de su abuela, que, claramente, estaba contraviniendo las indicaciones que le había dado su madre. En estos días, la princesa Leonor no se ha separado de su abuela Sofía, quien siempre ha
La infanta Elena presume de hijos: Felipe, de 20 años, y Victoria, que celebrará los 18 con una fiesta
sujetado a su nieta de la mano, del brazo o del hombro. Está claro que la escena no es improvisada, pero sí significativa. Las hijas de los Reyes han aparecido con su abuela paterna en tres ocasiones: en su recorrido por un mercadillo de productos ecológicos y el más convencional del Olivar; en el concierto del violinista armenio Ara Malikian, y, la última, de momento, el pasado sábado por la noche cuando toda la familia cenó junta en el restaurante Ola del Mar, ubicado en Portixol, el antiguo barrio de pescadores de Palma. El restaurante ya albergó una cena familiar el pasado verano, pero en aquella ocasión, además de los presentes el sábado, acudieron los cuatro hermanos Urdangarin, Juan, Pablo, Miguel e Irene.
Si el capítulo desencuentro de reinas ya puede cerrarse, también parece haber quedado atrás la incompatibilidad Letizia/Palma. La Reina ya le ha encontrado el gusto a la isla y, aunque no es muy marinera, sí parece valorar todo lo que Mallorca ofrece; fundamentalmente una referencia de estabilidad para los veranos de sus hijas que no pueden ofrecer unas vacaciones itinerantes y, además, secretas.
El tercer dato que confirma que este verano supone un antes y un después de las vacaciones reales es la mayor visibilidad de la infanta Elena y de sus hijos. Felipe de Marichalar, de 20 años, ya no es un adolescente rebelde, y su hermana, Victoria, toda una señorita, cumplirá 18 años el próximo 9 de septiembre y ya prepara una fiesta de puesta de largo.