Los Oscars premiarán la película más popular
La academia esconderá distinciones técnicas para aligerar una gala muy pesada
Nunca es tarde para intentar un cambio de look. Los Oscars, el premio más ansiado por la industria cinematográfica, introducen una serie de cambios de cara a su fiesta número 91, que se celebrará en la meca californiana de Hollywood el próximo 24 de febrero.
Existe un objetivo claro. Hay que reanimar el patio, que cada vez despierta menos interés entre los ciudadanos, en especial los que se sientan a esa maratoniana sesión televisiva, con discursos que son una tortura.
La academia ha dado su brazo a torcer y ayer anunció la creación de una nueva categoría: la estatuilla al filme más popular.
Ya tenía su cosa ser superhéroe de Marvel o Super Woman o Deadpol, personajes dispuestos a llevarse todo tipo de mamporrazos y disgustos y, además, ser marginados de las listas de agraciados por esos sabios que deciden sobre el bien y el mal.
Prácticamente cada año quedan fuera del podio, pese a ser películas mucho más taquilleras. Esto no ha hecho más que incentiva la idea del esnobismo que pesa sobre la academia. El público normal no se sentía representado por esas distinciones, que en muchas ocasiones encumbran a directores extranjeros.
Tal vez ahora llegará el momento en que Tom Cruise tenga una opción el próximo año. Sus peleas sobrenaturales en Fallout, su nueva entrega de Misión: imposible, disfrutará de una ocasión única, entre otras razones, porque la taquilla está respondiendo y, aún mas sorprendente, los críticos la han elogiado.
“El cambio está viniendo a los Oscars”, tuiteó ayer la academia. “Aquí está lo que necesitáis saber. Se ha creado una nueva categoría diseñada para agraciar a los filmes populares”, añadió en la red. Todavía queda por concretar los requerimientos para que una película sea nominada bajo este apartado e, incluso, si llegará a tiempo para esta edición.
Algunos se quejan de que esto significa rebajar el prestigio de los Oscars, convirtiéndolos en algo más cercano a los MTV o a los reconocimientos del público. Sin embargo, otros replican que eso es viejo pensamiento, obsoleto.
Al margen del nombre del conductor estrella de la gala, la audiencia de estos premios está más correlacionada con la popularidad entre los telespectadores de los títulos y los actores propuestos en la lista.
Las últimas ediciones han puesto más que de relieve que el agujero entre las películas que van a ver los ciudadanos y las que nominan los académicos se ha ido ensanchando y nunca había sido tan profundo como hoy.
Hay quien ya ha sugerido un nombre para esta categoría: el Popcorn Oscar o el Oscar de las palomitas. “Se va acabar la absurda división entre filmes populares y filmes buenos”, indicaron.
“Hemos escuchado a muchos de vosotros respecto a la necesidad de introducir mejoras y mantener con un papel relevante este certamen y nuestra academia en un mundo cambiante”, remarcó el presidente de la institución, John Bailey. El director ejecutivo, Dawn Hudson, escribió en un memorando remitido a los miembros que “el equipo de gobierno
Ya le llaman “el Oscar de las palomitas” y su finalidad es crear vínculo con el público que consume películas
nos tomamos muy en serio estas innovaciones”, según desveló el USA Today. “Estamos muy animados con estos nuevos pasos”.
La otra innovación más relevante también se centra en combatir el número menguante que mira la ceremonia. Este 2018 cayó a los 26,5 millones de espectadores. Además de esa nueva categoría de premios, otras se camuflarán a fin de que el espectáculo esté por debajo de las tres horas.
La entrega de reconocimientos muy técnicos, que despiertan poco interés, se realizará durante las pausas publicitarias, a fin de evitar parlamentos insulsos. De esta manera se ahorrará tiempo y no habrá distracciones con Oscars que preocupan muy poco a los espectadores domésticos.