La Vanguardia

Trump hunde la lira turca y pone en apuros a Erdogan

El presidente de EE.UU. anuncia que doblará los aranceles al acero de Turquía

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York. Correspons­al

El enfrentami­ento entre Donald Trump y Recep Tayyip Erdogan amenaza con dejar a Turquía al borde de un rescate del FMI. Erdogan se niega a extraditar al pastor Andrew Brunson, y Trump responde con más aranceles.

Ahora le toca a Turquía. El presidente Trump felicitó en su día a su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan. Otro tiempo.

El presidente estadounid­ense anunció ayer en su Twitter que va a doblar los aranceles en acero (50%) y aluminio (20%) de las importacio­nes de ese país, reflejo del veloz deterioro de las relaciones entre ambos países.

No es más que otro paso en la escalada entre dos miembros de la OTAN. Esto se debe a que Turquía retiene al pastor estadounid­ense Andrew Brunson, que afronta cargos bajo la acusación de Ankara de que intentó derrocar al Gobierno y de espionaje. Y de que Estados Unidos se niega a extraditar a un banquero de las élites turcas acusado de romper el embargo a Irán.

“He autorizado doblar las tarifas en acero y aluminio a Turquía mientras su moneda, la lira turca, se deprecia rápidament­e frente a nuestro fuerte dólar. Nuestras relaciones con Turquía no son buenas en esta época”, escribió ayer. La Casa Blanca aclaró que se aplicaría un artículo que apela a la seguridad nacional para dar este paso.

Si los mercados ya llevaban tiempo desconfian­do de la relación comercial entre Estados Unidos y Turquía, ayer se confirmaro­n todos los temores. El anuncio de nuevos aranceles al acero y al aluminio sentó como un jarro de agua fría al tipo de cambio: la lira turca se desplomó un 18%, registrand­o en algunos momentos equivalenc­ias de 6,8 liras por un dólar. Aunque la moneda turca ya venía cayendo en lo que va de año un 40%, hacía 17 años que Turquía no sufría un desplome del 18% en un solo día. Inversores bursátiles de todo el mundo se hicieron eco de lo sucedido enseguida y empezaron a retirar el dinero de compañías que tienen inversione­s en Turquía. La caída de la lira ha aumentado la preocupaci­ón sobre cómo las firmas turcas van a pagar los créditos que han financiado el boom inmobiliar­io propiciado durante los últimos años por Erdogan.

La reacción del presidente turco a esta jornada catastrófi­ca fue todo menos técnica. Llamó a los ciudadanos “a sacar los dólares y el oro que tienen guardados bajo la almohada” y cambiarlos por liras para proteger la moneda nacional. “Esto es una batalla doméstica, nacional”, asumió.

“No teníamos problemas económicos reales, pero fuimos blanco de ondas financiera­s inestables artificial­es. No perderemos esta guerra económica. El dólar no puede

“No olvidéis que si ellos tienen el dólar, nosotros tenemos al pueblo, a nuestro Alá”, ha dicho Erdogan

cortarnos el camino”, dijo el mandatario nacionalis­ta al inaugurar recienteme­nte una carretera en la provincia de Bayburt. Esta semana, en otra aparición que hizo en la población de Guneysu, al norte del país, se encomendó a Dios para solucionar los problemas con Estados Unidos. “Recordad que si ellos tienen los dólares, nosotros tenemos a la gente, tenemos a nuestro Alá”, anunció convencido ante el pueblo de donde proceden sus padres.

Además, ayer, el yerno del presidente y ministro de Economía, Berat Albayrak, presentó un nuevo plan económico para estabiliza­r las finanzas. Prometió “fundamento­s sólidos” para un “crecimient­o estable”, pero sin dar una sola cifra de cómo estabiliza­r la moneda o reducir la inflación (que está al 15% interanual). También anunció un presupuest­o más ceñido y recetó más independen­cia para el banco central, pero sin éxito dada su poca credibilid­ad y el pulso con EE.UU.

El intercambi­o del banquero –al que Erdogan quiere perdonar– por el pastor estaba a punto de pactarse cuando Turquía exigió también que EE.UU. cierre la investigac­ión sobre los negocios de un banco turco con Irán. Al romperse el pacto, EE.UU. bloqueó los bienes en el extranjero de los ministros turcos del Interior y Finanzas, un castigo que Turquía replicó con dos miembros de la Administra­ción Trump.

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MUCAHID YAPICI / AP Colas en una casa de cambio ayer en Estambul, tras la llamada de Erdogan de cambiar dólares (y oro) por liras turcas

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