Trump hunde la lira turca y pone en apuros a Erdogan
El presidente de EE.UU. anuncia que doblará los aranceles al acero de Turquía
El enfrentamiento entre Donald Trump y Recep Tayyip Erdogan amenaza con dejar a Turquía al borde de un rescate del FMI. Erdogan se niega a extraditar al pastor Andrew Brunson, y Trump responde con más aranceles.
Ahora le toca a Turquía. El presidente Trump felicitó en su día a su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan. Otro tiempo.
El presidente estadounidense anunció ayer en su Twitter que va a doblar los aranceles en acero (50%) y aluminio (20%) de las importaciones de ese país, reflejo del veloz deterioro de las relaciones entre ambos países.
No es más que otro paso en la escalada entre dos miembros de la OTAN. Esto se debe a que Turquía retiene al pastor estadounidense Andrew Brunson, que afronta cargos bajo la acusación de Ankara de que intentó derrocar al Gobierno y de espionaje. Y de que Estados Unidos se niega a extraditar a un banquero de las élites turcas acusado de romper el embargo a Irán.
“He autorizado doblar las tarifas en acero y aluminio a Turquía mientras su moneda, la lira turca, se deprecia rápidamente frente a nuestro fuerte dólar. Nuestras relaciones con Turquía no son buenas en esta época”, escribió ayer. La Casa Blanca aclaró que se aplicaría un artículo que apela a la seguridad nacional para dar este paso.
Si los mercados ya llevaban tiempo desconfiando de la relación comercial entre Estados Unidos y Turquía, ayer se confirmaron todos los temores. El anuncio de nuevos aranceles al acero y al aluminio sentó como un jarro de agua fría al tipo de cambio: la lira turca se desplomó un 18%, registrando en algunos momentos equivalencias de 6,8 liras por un dólar. Aunque la moneda turca ya venía cayendo en lo que va de año un 40%, hacía 17 años que Turquía no sufría un desplome del 18% en un solo día. Inversores bursátiles de todo el mundo se hicieron eco de lo sucedido enseguida y empezaron a retirar el dinero de compañías que tienen inversiones en Turquía. La caída de la lira ha aumentado la preocupación sobre cómo las firmas turcas van a pagar los créditos que han financiado el boom inmobiliario propiciado durante los últimos años por Erdogan.
La reacción del presidente turco a esta jornada catastrófica fue todo menos técnica. Llamó a los ciudadanos “a sacar los dólares y el oro que tienen guardados bajo la almohada” y cambiarlos por liras para proteger la moneda nacional. “Esto es una batalla doméstica, nacional”, asumió.
“No teníamos problemas económicos reales, pero fuimos blanco de ondas financieras inestables artificiales. No perderemos esta guerra económica. El dólar no puede
“No olvidéis que si ellos tienen el dólar, nosotros tenemos al pueblo, a nuestro Alá”, ha dicho Erdogan
cortarnos el camino”, dijo el mandatario nacionalista al inaugurar recientemente una carretera en la provincia de Bayburt. Esta semana, en otra aparición que hizo en la población de Guneysu, al norte del país, se encomendó a Dios para solucionar los problemas con Estados Unidos. “Recordad que si ellos tienen los dólares, nosotros tenemos a la gente, tenemos a nuestro Alá”, anunció convencido ante el pueblo de donde proceden sus padres.
Además, ayer, el yerno del presidente y ministro de Economía, Berat Albayrak, presentó un nuevo plan económico para estabilizar las finanzas. Prometió “fundamentos sólidos” para un “crecimiento estable”, pero sin dar una sola cifra de cómo estabilizar la moneda o reducir la inflación (que está al 15% interanual). También anunció un presupuesto más ceñido y recetó más independencia para el banco central, pero sin éxito dada su poca credibilidad y el pulso con EE.UU.
El intercambio del banquero –al que Erdogan quiere perdonar– por el pastor estaba a punto de pactarse cuando Turquía exigió también que EE.UU. cierre la investigación sobre los negocios de un banco turco con Irán. Al romperse el pacto, EE.UU. bloqueó los bienes en el extranjero de los ministros turcos del Interior y Finanzas, un castigo que Turquía replicó con dos miembros de la Administración Trump.