Once muertes por calor en Catalunya convierten esta ola en la peor del siglo
Dos noches sin bajar de 29ºC han podido aumentar los daños
Las consecuencias de la ola de calor que comenzó el día 2 de agosto y se dio por terminada el martes 7 en Catalunya ha sido de las peores de lo que llevamos de siglo: once muertes. De momento, porque fuentes del Departament de Salut creen que la cifra será superior cuando se comprueben los datos de otros fallecidos en estos calurosos días y noches.
En el 2003 Europa vivió una gravísima ola de calor que en Catalunya causó un incremento de la mortalidad del 53% justo en esas fechas en las que se registraron de forma continuada temperaturas muy altas. El año siguiente, en la mayoría de los países, entre ellos España, se adoptaron planes específicos para prevenir los efectos de las altas temperaturas. En Catalunya, el Pla d’actuació per prevenir els efectes de les onades de calor sobre la salut (POCS) “nunca había registrado desde esa fecha un número tan elevado de muertes por golpes de calor”, asegura Anna Martínez, de Vigilància Epidemiològica.
¿Qué ha pasado este año? “Ha habido un elemento diferente: durante dos noches la temperatura no bajó de 29ºC en algunas zonas extensas, como Barcelona, y en conjunto se ha mantenido durante 10 días un calor continuado sin descanso nocturno, por encima de 25ºC”, señalan desde el Servei Meteorològic de Catalunya. No se enfrió.
“Cuando la temperatura central del cuerpo supera los 40ºC, las proteínas se funden y el cerebro y el hígado se dañan casi siempre de forma irreversible. Todo el organismo responde para enviar sangre a la piel para disipar ese calor. Si ese efecto se mantiene y además la humedad impide que se evapore el sudor y se enfríe la piel, el hígado empieza a funcionar mal y el cerebro entra en coma. Las neuronas funcionan realmente mal con 40ºC. Falla todo”, explica Antonia Vázquez, jefa de sección de intensivos del hospital del Mar y experta en los efectos del calor.
Morir de un golpe de calor parece consecuencia de un cóctel explosivo que se podría haber evitado permitiendo enfriar el cuerpo antes (duchas, sombra, agua, centros comerciales refrigerados...) y reduciendo medicamentos que favorecen la desregulación térmica del cuerpo (antidepresivos o antihipertensivos, por ejemplo).
“Los más vulnerables son por ese motivo personas mayores, enfermos mentales, personas que viven en viviendas poco protegidas del calor o sin nadie cerca que detecte los primeros síntomas de fiebre, sin zonas verdes cerca. También los niños, pero estos suelen tener alguien cerca que vela por ellos”, apunta Antonia
Vázquez.
Los casos confirmados por el servicio de Vigilància Epidemiològica de la Agència de Salut Pública incluyen un hombre de 60 años probablemente deportista que fue encontrado junto a su bici en Tarragona; dos trabajadores jóvenes que sufrieron el golpe de calor durante su jornada –una obra en la calle en Barcelona y un jardinero en Tortosa–; dos personas sin hogar en Barcelona y Lleida, y el resto son sobre todo personas mayores que a menudo tienen menor sensación de sed aunque necesitan hidratarse igual, pacientes con múltiples problemas de salud que toman medicación que favorece la desregulación térmica, personas que viven solas y en viviendas con escasa climatización sin que nadie haya caído en el peligro que corrían...
Ocho hombres y tres mujeres. “Y en los hospitales tenemos bastantes más casos. Sólo en el del Mar hemos tenido esta semana 25 ingresados por esta causa”.
Cuando el cuerpo alcanza los 40ºC y no se enfría se funden las proteínas y fallan cerebro e hígado