No hay premio para Husillos en el 400
Tan caro se había puesto el 400, tan estupendos estaban todos los rivales, que ya el miércoles, tras su semifinal, Óscar Husillos (25) ponía cara de circunstancias. No tendría opción de las medallas. Ayer fue sexto, en 45s61. “Si al fin y al cabo había pasado con el peor tiempo de todos...”, contaba, en apariencia resignado. Porque allí, en la carrera decisiva, estaban el estilizado Matthew Hudson-Smith, que entró en la recta con un margen de diez metros sobre el resto y que ganó en 44s78. O los experimentados Borlée, los gemelos belgas que llevan años allí arriba: la plata fue para Kevin (45s13) y el bronce, para Jonathan (45s17). O el gran Karsten Warholm, el noruego de zancada infinita, acaso un ejercicio de multisaltos, un tipo tan importante que la organización le había programado un calendario a la medida: se había decretado un día de descanso entre la final del 400 vallas y la del 400 lisos, algo que sólo le sirvió para desfallecer. Ayer fue octavo, en 46s68. Por allí en medio, algo perdido, estuvo Husillos, de hecho un tanto confundido por una temporada agridulce, un curso que discurre entre lo que fue y lo que podía haber sido: aún tiene ahí la muesca del Mundial indoor en Birmingham, aquel 400 que había ganado en marzo y que ya celebraba cuando fueron a quitárselo, alegando que había pisado en la calle interior.