La Vanguardia

Las 17 horas entre la explosión de Alcanar y la Rambla

Los Mossos buscaron a Younes Abouyaaqou­b dos horas antes del atropello

- SANTIAGO TARÍN MAYKA NAVARRO

El sumario del 17-A relata cómo la investigac­ión de la explosión en Alcanar arrancó como un escape de gas y se ligó al atentado seis minutos después del atropello en la Rambla.

Pasadas las 23 horas del día 16 de agosto del 2017 se produjo la explosión de la casa de Alcanar donde la célula yihadista preparaba una enorme cantidad de explosivos para perpetrar varios atentados. A las 16.45 del día siguiente, el 17 de agosto, ocurrió el atropello masivo de la Rambla, con 14 muertos. Entre uno y otro episodio transcurri­eron casi 17 horas, y es uno de los puntos polémicos en torno a lo ocurrido.

Este es el relato de aquellas horas extraído de los atestados remitidos por los Mossos d’Esquadra a la Audiencia Nacional.

En un oficio de la Policía de la Generalita­t enviado al magistrado se señala que sobre las 23.15 horas del día 16 se recibieron las primeras llamadas a los servicios de emergencia­s, informando de una explosión en el inmueble número 9 de la calle F, en la urbanizaci­ón Montecarlo de Alcanar. Desde el primer momento se comprobó que la vivienda había quedado reducida a escombros, y de la magnitud de la deflagraci­ón se daba cuenta en la siguiente frase: “Resulta significat­ivo que la nube en forma de hongo que se produjo tras la explosión fuera visible a kilómetros de distancia”.

A las 23.39 llegaron al lugar las primeras dotaciones de bomberos, que minutos después encontraro­n con vida a una persona, posteriorm­ente identifica­da como Mohamed Houli. Además, entre los restos de la casa, a las 00.15 horas, se localizaro­n varias garrafas de líquidos inflamable­s, sin que en ese momento se pudiera determinar de qué productos se trataba.

A las 00.25 se personaron en la zona dos agentes de la Comisaría d’Informació (antiterror­ista) de los Mossos, que vieron que delante del edificio derrumbado había un Peugeot 306, que según las bases de datos era propiedad de Houssein Abouyaaqou­b, con domicilio en Ripoll. En su interior encontraro­n dos bombonas de butano vacías, y otras tres más igualmente sin contenido en el maletero. Asimismo, había allí una moto marca Kawasaki que era de Mohamed Hichami, también vecino de Ripoll. Ambos fueron posteriorm­ente abatidos en Cambrils.

Poco después, a las 00.26, los bomberos encontraro­n una veintena de bombonas de butano y un número indetermin­ado de botellas de oxígeno. Cinco minutos más tarde afloró una tablet con la pantalla rota y se trasladó al herido al hospital Verge de la Cinta de Tortosa, donde quedó bajo vigilancia. Sobre las 2 de la madrugada, los dos policías encontraro­n en el interior de la parcela tres garrafas de color azul que estaban vacías, y cuya etiqueta decía que eran de acetona.

Siguiendo con el minutado de los Mossos, la juez de guardia de Amposta y la comitiva judicial llegó a Alcanar a las 2.47 porque se habían encontrado también restos humanos y a las 3.50 se personó la funeraria, que recogió los cadáveres y los trasladó al Instituto Médico Forense de Tortosa.

Debido a los indicios que estaban apareciend­o, a las 00.36 se avisó a los Tedax (la unidad de

LOS EXPERTOS EN LA ZONA Los Tedax llegaron a la casa derrumbada nueve horas después de la explosión

UNA NUBE ENORME

La deflagraci­ón causó un hongo visible a varios kilómetros a la redonda

LLAMADAS A LOS MÓVILES Los Mossos buscaban por teléfono a Youness mientras este ya iba hacia la Rambla

desactivac­ión de explosivos) de los Mossos, que comunicaro­n que irían a la mañana siguiente. Dos miembros de esta especialid­ad llegaron a la casa a las 8.05 de la mañana del día 17, según los atestados que obran en la causa. Comenzaron la tarea de inspección a las 9.45, tras entrevista­rse con el jefe del dispositiv­o y las unidades que estaban intervinie­ndo en la zona.

En aquellos momentos, la hipótesis que se barajó, de acuerdo siempre con los detallado por la Policía de la Generalita­t, es que se trató de una explosión de gas, motivada por la chispa de un frigorífic­o que se recuperó entre los cascotes, en el punto inicial de la deflagraci­ón. Houli, en el hospital, había contado que rellenaban botellas de butano para revenderla­s. En paralelo, los Tedax habían hallado entre los restos dos latas en las que se podía leer disolvente, por lo cual se pensó que se trataba de un laboratori­o para el refinado de drogas. No sospecharo­n que se estuvieran produciend­o explosivos.

En la mañana del 17 siguieron las tareas de desescombr­o y se encontraro­n gran cantidad de bombonas de butano y garrafas de acetona. Ya por la tarde, los equipos recogieron un documento de institucio­nes penitencia­rias a nombre de Aldelbaky es Satty, el imán de Ripoll y líder del grupo. En el primer atestado de los Mossos se significa que no constaban antecedent­es policiales de esta persona, cosa que atribuyero­n a un error propiciado por la precipitac­ión de los acontecimi­entos que ocurrieron posteriorm­ente.

Otra cuestión que se refleja en los informes es que los Mossos buscaron a los propietari­os de los vehículos aparcados en Alcanar. A las 14.15 del día 17 un agente llamó al móvil de Houssein Abouyaaqou­b, quien dijo que el Peugeot lo conducía su hermano, del que no sabía nada. En otro número contestó otro hermano, que informó que el coche era conducido por Younes pero que no le localizaba.

A las 16.45, Younes Abouyaaq ub enfilaba la parte alta de la Ra bla al volante de una furgoneta de alquiler, atropellan­do a toda las personas que pudo durant 600 metros. Mató a 14 perso as, además de dejar tras de sí ás de un centenar de heridos. Casi en paralelo a que se inicia-

ran los atropellos, a las 16.51 según los datos que han ofrecido los Mossos al juez, mientras continuaba­n con las tareas de desescombr­o en Alcanar, se produjo una segunda explosión, que causó heridas a once policías (uno grave y diez leves), a cuatro bomberos, también leves, y a un operario que había sido contratado para acudir con su excavadora a retirar cascotes, que padeció lesiones leves y cuyo medio de trabajo quedó prácticame­nte destruido por la deflagraci­ón. Entonces acudió al lugar el jefe del área de los Tedax y es cuando los Mossos ya creen que se trata de una casa donde se fabricaban explosivos para un atentado yihadista.

Al final de los trabajos de desescombr­o se contabiliz­aron 104 bombonas de butano vacías, y por las investigac­iones se conoció que el grupo había comprado 350 litros de acetona y 300 litros de peróxido de hidrógeno, los precursore­s para producir un explosivo llamado TATP, con el que pretendían cargar tres furgonetas, amén de material eléctrico para detonadore­s. También se habían provisto de chalecos explosivos y granadas caseras. La explosión de Alcanar les hizo cambiar de planes. De no haberse producido, nos hubiera abocado a un escenario dantesco, hoy por hoy inimaginab­le.

ALCANAR

Casi en paralelo a los atropellos se produjo una segunda explosión que causó 16 heridos

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