La cita rusa en la torre Trump, el nuevo Watergate
Los republicanos tratan de proteger al presidente tras su “confesión rusa”
La nueva normalidad consiste en una acera vallada, policías armados con fusiles como si fueran militares en el frente afgano y un control de seguridad de acceso propio de los aeropuertos. Bienvenidos a la torre Trump. El rascacielos de la Quinta avenida, poco transitado por neoyorquinos de a pie, se ha erigido en centro turístico global. Resulta difícil dar con lugareños –salvo los que viven, mueren (un residente falleció el viernes por sobredosis de opiáceos) o trabajan dentro–, mientras que predominan los visitantes de la América profunda, felices de fotografiarse ante la vitrina de la parafernalia trumpista, y se escucha hablar en castellano, francés o italiano.
Tal vez sea un estado de ánimo, forjado en esa evidencia del terrorismo omnipresente, pero el ambiente resulta sórdido. Triste. Nada que ver con la animación del cercano Rockefeller Center.
Aquí dentro, a la caída de la tarde, hay poco movimiento en el vestíbulo y eso que se agradece el aire acondicionado frente al bochorno exterior. En el Trump Bar, que es la barra de lujo y coctelería, se cuentan cuatro clientes –ya se ha acabado el happy hour–, y resuena más el murmullo de la cascada de agua que la algarabía de las voces.
Quién sabe, sin embargo, si algún día este enclave se transformará en una especie de lugar de culto para todos aquellos que hoy lo maldicen, no tanto por su tributo al despilfarro como por el nombre de su propietario.
¿Será la Torre Trump el equivalente en Nueva York al edificio Watergate de Washington?
Esta es la cuestión que ha cobrado fuerza esta semana, precisamente cuando se ha cumplido el 44 aniversario de la renuncia del presidente Richard Nixon.
Hace siete días que Trump agitó los temores de los conservadores. El fantasma de su inmueble bandera, a costa de la reunión con emisarios rusos en junio del 2016, ha ganado corporeidad.
“Noticias falsas informa que, en una completa fabulación, estoy preocupado por la reunión que mi maravilloso hijo, Donald, tuvo en la Torre Trump. Esa reunió fue para conseguir información de una oponente, totalmente legal y hecho siempre en política, y no fue a ninguna parte. Yo no sabía nada de eso”.
A este tuit lo califican como uno de los cambios públicos de versión más espectaculares en la historia presidencial moderna. De una visita para hablar supuestamente de “adopciones” –una justificación dictada por el mismo presidente– al reconocimienlítica’, to tácito de que pretendían que “el enemigo” les facilitara material pirata contra Hillary Clinton.
“Sabían que se reunían con representantes de Rusia, que la oferta era de la inteligencia rusa. Intentaron usar ese material contra una rival americana. No alertaron al FBI”, contesta David Frum, que colaboró en la administración de George W. Bush y ahora es uno de los elogiados autores y expertos republicanos.
“Eso no ocurre ‘siempre en po- es inmoral, antipatriótico y forma parte de un amplio esfuerzo que fue ilegal”, matiza Ben Rhodes, consejero en política exterior de Barack Obama, respecto a la “normalidad” de esas conexiones alegadas por Trump.
“¿Hay algún crimen o conspiración?”, pregunta una de las conductoras del programa Fox & Friends, uno de los espacios más amigo de la cadena presidencial. “Desafortunadamente, muchas de estas leyes están escritas para que el gobierno condene”, replica Andrew Napolitano, jurista, tertuliano y uno de los nombres que sonó para dirigir el equipo de defensores de Trump en el caso del Rusiagate, la investigación que dirige el fiscal especial Robert Mueller sobre la supuesta confabulación entre el Kremlin y la campaña electoral del actual ocupante de la Casa Blanca.
“Si existió un acuerdo para obtener porquería de Hillary procedente de los rusos, incluso si esa porquería nunca llegó, pero aquellos que mostraron su conformidad, aunque fuera sólo uno
LA NUEVA NORMALIDAD Vallas en la acera, policías con fusiles y controles para acceder a la Torre Trump
TURISMO GLOBAL
Pocos neoyorquinos, salvo los que trabajan, viven y mueren: uno, el viernes, por sobredosis
DAVID FRUM
Frente al tuit de Trump con los rusos, el analista replica: “No alertaron al FBI”
BEN RHODES
Réplica a la nueva ‘normalidad’: “No es habitual en política, es antipatriótico”