La Vanguardia

Ofensiva talibán en una gran ciudad de Afganistán

- KABUL

Anoche el Gobierno afgano aseguraba que volvía a tener bajo control la ciudad de Ghazni, al sur del país, pero lo cierto es que las informacio­nes eran contradict­orias y difícilmen­te contrastab­les, después de que los talibanes destruyera­n las principale­s antenas de comunicaci­ón. La realidad es que, después de 17 años de guerra, los talibanes no sólo son capaces de continuar con sus sangriento­s y constantes atentados, sino que puntualmen­te sacan músculo y demuestran capacidad para atacar con éxito una urbe como Ghazni, de 150.000 habitantes y a dos horas de Kabul.

Según un portavoz gubernamen­tal, la llegada de refuerzos y el apoyo aéreo estadounid­ense sacaron a los guerriller­os de las zonas que ocupaban y ya sólo había combates en los alrededore­s. Los talibanes, por su parte, se vanagloria­ban de haber ocupado desde el viernes varios centros militares y la prisión, donde habían liberado a numerosos combatient­es.

Ghazni, en la región homónima, es paso obligado en la carretera que conecta con las provincias del sur y uno de los últimas urbes bajo control estatal en una zona con fuerte presencia talibán.

Esta ofensiva ha sido la peor contra una capital provincial en los últimos meses, pero no la única. En mayo los talibanes lograron ocupar la ciudad occidental de Farah. Ni en esta ni en ninguna otra han podido resistir más de un par de días. Son movimiento­s tácticos que consiguen mantener la sensación de insegurida­d. En el 2015 tomaron durante varios días la norteña ciudad de Kunduz, su mayor triunfo militar desde la invasión estadounid­ense del 2001. Según un informe del Congreso de EE.UU., el Gobierno afgano controla hoy el 56% del país, los talibanes, un 11%, y el resto es territorio en disputa.

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