La Vanguardia

Si fuéramos alemanes...

- Isabel Garcia Pagan

El Govern, como si fuera la mujer del César, no sólo tiene que estar, sino además parecerlo. Y no es que los gobiernos no tengan derecho al descanso, es que un país no descansa. Problemas de seguridad ciudadana en Barcelona, once muertes por la ola de calor… No obstante, la agenda oficial ha sido un páramo toda la semana mientras la actividad en las redes sociales ejerce como perfecto placebo.

Pero el Ejecutivo catalán, ¿en qué anda? De momento, el president, el expresiden­t, JxCat y ERC están en los gestos y en el cortoplaci­smo. El debate mediático de los independen­tistas de guardia en agosto no va del plan de gobierno para esta legislatur­a que se debe presentar tras el verano, sino de si las elecciones deben ser antes, después, o durante el juicio del 1-O; si el independen­tismo debe enrolarse en una candidatur­a unitaria, o si la unidad la carga el diablo.

De los presupuest­os del 2019, ni hablamos. Si Torra cree que un president debería dimitir si no logra aprobar unos presupuest­os –una confesión de político novel–, en la pasada legislatur­a, el Parlament se habría ahorrado su primera cuestión de confianza con Carles Puigdemont en busca de los votos de la CUP y hasta el “referéndum o referéndum” comprometi­do en el debate.

Las conselleri­es deben enviar su carta a los reyes a Economia a finales de septiembre para cuadrar las cuentas del 2019 y ni siquiera se ha reproducid­o la pugna del

La movilizaci­ón ciudadana es la clave y lo que la alimenta es el agravio, no la gestión del autogobier­no

2017 entre Puigdemont y Junqueras sobre si se debe reducir el IRPF en los tramos bajos o subir en los altos. Aparcada esa preocupaci­ón, ahora la prioridad es la sucesión de fechas señaladas para el independen­tismo en el calendario.

El president Torra defiende sin dudar que la movilizaci­ón ciudadana es la clave para encontrar y aprovechar eso que llama “momentos” que conduzcan a hacer efectiva la república catalana. Y lo que alimenta la movilizaci­ón en las calles es el agravio, no la gestión ordinaria del autogobier­no.

Se trata de aprovechar todas las oportunida­des. Incluso el aniversari­o de los atentados de Barcelona y Cambrils para mostrar el hecho diferencia­l catalán. No sólo se homenajea a las víctimas del terror yihadista en la Rambla por la mañana, sino que por la tarde, en Lledoners, se reivindica al exconselle­r Quim Forn, en prisión preventiva por el 1-O, y –muy a su pesar– al exmayor Josep Lluís Trapero, a la espera de juicio en la Audiencia Nacional por sedición y organizaci­ón criminal.

Al correspons­al de un importante diario alemán le sorprendía estos días la pugna política en torno a un aniversari­o en el que las víctimas y sus familias debían ser los protagonis­tas. Pero sobre todo, echaba en falta que ninguna autoridad –ni catalana ni española– comparecie­ra para hacer balance de las lecciones aprendidas tras los atentados, tanto en el terreno de la cooperació­n policial como en la asistencia social para detectar casos de radicaliza­ción exprés. “En Alemania, después de los atentados,…”, insistía. Si fuéramos alemanes… Pero, como dijo Torra en La Vanguardia, “qué mal fario ser catalanes”.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain