La Vanguardia

Los alquileres tocan techo

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LA burbuja alcista de los precios del alquiler en las grandes ciudades, como Madrid y Barcelona, ha tocado techo. Los últimos indicadore­s señalan que han dejado de subir y que incluso, en algunos casos, bajan ligerament­e. La razón de este hecho radica en que los precios del alquiler tienen su límite en la proporción máxima de renta o salario que los inquilinos pueden destinar para pagarlos. Las grandes subidas de los alquileres en los últimos años, que los han situado en máximos históricos, han forzado a que probableme­nte se haya llegado ya a ese límite, dado que los sueldos apenas han subido. Hay que tener en cuenta que un alquiler medio en Catalunya se lleva más del 50% del presupuest­o familiar.

No hay que caer en el error de pensar que el freno de la subida de los alquileres pueda obedecer a un descenso de la demanda. Es cierto que ante el elevado nivel que han alcanzado hay familias que prefieren plantearse la opción de compra. Pero hay que tener en cuenta que, paralelame­nte, el coste de alquilar una habitación en un piso compartido ha subido. Así, en Barcelona, a pesar de que los alquileres de pisos han tocado techo, el alquiler de habitacion­es se ha encarecido un 0,7% y ha alcanzado el récord de 429 euros mensuales de promedio, una cifra muy elevada y que supone más de la mitad del alquiler medio de un piso. Esta cantidad sitúa a la capital catalana como la ciudad en donde es más caro alquilar habitacion­es. Este hecho es un reflejo de la gran demanda de viviendas a precios asequibles que existe.

Hace poco se conoció la noticia de que 116.365 familias de rentas bajas en Catalunya, principalm­ente en Barcelona, están en lista de espera para optar a un piso de protección social, algo que con toda probabilid­ad no conseguirá­n nunca porque el ritmo de construcci­ón es muy limitado.

Lo que se necesita con urgencia, como hemos reclamado en otras ocasiones, es fomentar la oferta de pisos en alquiler, fundamenta­lmente de alquiler social, a través de un plan intensivo de promoción de este tipo de viviendas. El porcentaje de estas en la ciudad de Barcelona es apenas del 1,5% sobre el total.

El Gobierno de Pedro Sánchez, en este sentido, ha anunciado que va a reorientar el Plan Estatal de Vivienda 20182021 para impulsar la constituci­ón de un parque de vivienda pública de alquiler, siguiendo el ejemplo de lo que es habitual en Europa. El objetivo es impulsar un parque de 20.000 viviendas públicas en el plazo de cuatro años, en aquellos municipios con demanda acreditada. Dicho plan, ante la gran necesidad de vivienda existente, parece poco ambicioso. Sin embargo, Catalunya, y Barcelona, deberían aprovechar al máximo la oportunida­d que ofrece el Estado para ampliar el parque de viviendas de alquiler social.

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