Salvados de la extinción
El número de parejas reproductoras de quebrantahuesos aumenta en España un 40% desde el año 2005
El quebrantahuesos es un ave en peligro de extinción. Desapareció de las principales montañas de la península Ibérica (Sistema Ibérico, Cordillera Cantábrica, Sistema Central, Sierra Morena y Sistemas Bético y Penibético) en el siglo XX, principalmente por la acción humana. El resultado es que el 90% de su población ha quedado recluida en los Pirineos (donde subsisten 140 parejas reproductoras). No obstante, la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos, con el apoyo de la Fundación Banco Santander, desarrolla un plan que permite criar y reintroducir nuevos ejemplares cada año en el parque nacional de Picos de Europa.
El declive del quebrantahuesos comenzó hace más de 60 años, cuando desapareció el último ejemplar en Picos de Europa. “El proyecto de recuperación de esta especie comienza en 1995 y sirve para contrarrestar los efectos de la acción del ser humano sobre el quebrantahuesos”, comenta Gerardo Báguena, director de la fundación.
Hoy en día, España cuenta con 160 parejas reproductoras, un aumento del 40% en 13 años. Es una cifra esperanzadora, pero la especie todavía está sometida a numerosos riesgos y amenazas.
La caza ilegal es uno de los factores que más afecta en la extinción del quebrantahuesos. La modificación de los ecosistemas y la falta de presas (ovejas y cabras) han contribuido a su desaparición. A esto se suma la peculiar dieta del animal, que se alimenta exclusivamente del tuétano de los huesos que otras aves necrófagas han dejado. El quebrantahuesos recoge los huesos, levanta el vuelo y cuando está a entre 20 y 60 metros los deja caer para que se partan y así extraer la sustancia de su interior.
Otras causas que provocan su extinción son el uso de cebos envenenados y los incidentes con las líneas eléctricas en zonas de montaña. Para evitar el descenso de ejemplares de quebrantahuesos se llevan a cabo políticas de cría y reintroducción
que ayudan a la proliferación y supervivencia de estos animales.
Todo el proceso de recuperación de la especie incorpora una meticulosa práctica que incluye el rescate de ejemplares del Pirineo, la cría y su liberación en la naturaleza. Es una técnica compleja, que exige alimentar al animal sin que entre en contacto directo con el hombre. Los cuidadores tutelan sus pasos en
la sombra, para garantizar que se convierta en un animal salvaje capaz de valerse por sí mismo en libertad.
Todo el proceso comienza en el Pirineo aragonés, donde se recogen los huevos o polluelos en situación vulnerable. Estos son transportados a un centro de cría situado en Zaragoza (que posee una tasa de supervivencia del 89% de ejemplares). En este centro los animales rescatados y los nacidos in situ pasan sus primeras semanas de vida, donde reciben los alimentos y cuidados necesarios para sobrevivir.
Los quebrantahuesos comienzan a ver a partir de los cuatro días de su nacimiento. Para evitar dejar una impronta humana en el animal, los cuidadores colocan la comida en un quebrantahuesos artificial con las características físicas de un ejemplar adulto, de manera que se simula que esta marioneta da la comida a los polluelos, que lo identifican como su padre o madre. Una vez alcanzan el peso adecuado, los animales son trasladados a una zona de cría campestre en el parque nacional de Ordesa y Monte Perdido (Pirineo aragonés), donde aprenden a convivir con quebrantahuesos adultos y aves carroñeras. Tras unos meses de aprendizaje son capaces de volar y alimentarse solos. Es entonces cuando se marcan para su seguimiento vía satélite y se liberan en los Picos de Europa.
“El favorable ecosistema de los Pirineos ha permitido que el quebrantahuesos sobreviva de forma natural”, comenta Báguena. Por eso esta zona sirve como cuna (o cantera) para las sucesivas reintroducciones de ejemplares en lugares como los Alpes, la Sierra de Cazorla o los Picos de Europa. Desde el año 2010 hasta día de hoy la fundación ha conseguido reintroducir 20 parejas de quebrantahuesos en ese parque donde hasta entonces la especie se había extinguido por completo.
La Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos trabaja activamente, en el medio rural, junto con distintos colectivos de ganaderos, cazadores y agentes de protección de la naturaleza que invierten sus esfuerzos en preservar el hábitat de estas aves. Gerardo Báguena, insiste en que es fundamental sensibilizar a la sociedad y hacer comprender la importancia y responsabilidad colectiva en el futuro del planeta.
Los Pirineos concentran la última población reproductora silvestre de todo el continente europeo