La novedad contra la rutina
El Barça se reta con el Sevilla en una Supercopa a un partido, con VAR y sin límite de extracomunitarios
Para no caer en la rutina, hay que buscar alicientes, introducir cambios, retocar detalles y perseguir nuevos objetivos. Todo eso queda personificado en la novedosa final de la Supercopa de esta noche en Tánger, donde se estrena el VAR en España y donde tras el doblete Liga y Copa el Barcelona de Valverde aspira a ampliar su dominio en las competiciones españolas, aún sabiendo que tiene la asignatura pendiente de la Champions.
Creada en 1982 a doble partido, será la primera edición a disputarse en 90 minutos (más prórroga y penaltis) en campo neutral y en el extranjero, moda extendida en Francia e Italia. Fue la decisión salomónica del presidente de la RFEF, Luis Rubiales, ante la imposibilidad de encontrar fechas para que hubiese ida y vuelta como querían los clubs. Lo que pasa por ser una solución provisional ha revitalizado la competición.
El Barça aún no ha ganado en pretemporada en la gira por Estados Unidos pero puede levantar un título con su primera victoria. El Sevilla, por su parte, lleva tres triunfos en otros tantos partidos de previa de la Europa League, su competición fetiche, condicionado por quedar séptimo la temporada pasada. “La Supercopa a un partido la hace más abierta. Te la juegas en 90 minutos y las fuerzas se igualan. Ellos tienen la ventaja que ya están compitiendo hace semanas y sus jugadores tienen ritmo. Nosotros venimos de una gira, con jugadores nuevos, pero soy optimista. Veo buen ritmo en los entrenamientos y los jugadores están mentalizados”, analizó Valverde, que tiene la baja por sanción de Sergi Roberto.
Nadie representa mejor esa competitividad que no cesa que Leo Messi, que no juega con Luis Suárez, Coutinho o Busquets desde el 20 de mayo y esta noche pretende ser el futbolista más laureado del club con su trigésimo tercer título. Un trofeo que, en caso de ganarlo, sería el primero que recogería él mismo como capitán del Barça. Ha aprendido de Puyol, Xavi e Iniesta. El argentino es una garantía. Con Messi en el césped, el Barcelona sólo ha perdido tres finales a partido único. Dos Copas del Rey
contra el Madrid en Mestalla (2011 y 2013) y aquel 0-3 que le endosó en Mónaco el Sevilla, precisamente el rival de hoy.
Mientras, los hispalenses, después de varios experimentos extranjeros con Sampaoli, Berizzo y Montella, regresan con Pablo Machín a la fórmula de entrenador español como Caparrós, Juande Ramos y Emery, con los que llegaron los grandes éxitos. Además, los andaluces están mucho más acostumbrados que el Barça a las reconstrucciones verano tras verano. Esta vez los del Nervión llevan 7 fichajes y 9 ventas.
Menos habitual es la renovación blaugrana, con cuatro caras nuevas y ocho salidas. De momento, ya que la plantilla no está cerrada. Aunque Valverde insistió en que él no pide más incorporaciones. “Yo estoy pensando en que no salgan jugado- res”, dijo en referencia a Ousmane Dembélé y Cillessen. Eso sí, ambos equipos han tenido tiempo para que el central Lenglet y el carrilero Aleix Vidal se intercambiasen las camisetas.
Al ser una final, Valverde convocó a toda la plantilla –incluidos Riqui Puig y Miranda–, una vez que supo que no había límite de extracomunitarios porque la Supercopa “no está calificada como de carácter profesional”, en palabras de la RFEF. “Ahora resulta que pueden jugar todos, con toda la semana que llevamos... Podrían haber avisado antes”, exclamó Valverde, que podrá hacer debutar sin problemas a Arturo Vidal, Arthur y Malcom.