La Vanguardia

“Los inversores no son tus amigos”

- MAR GALTÉS Jesús Monleón, emprendedo­r e inversor de internet

Yo soy un clásico: creo que las empresas tienen que ganar dinero en algún momento. No me gusta depender de los inversores, los inversores no son tus amigos”: lo dice Jesús Monleón, uno de los protagonis­tas de la primera oleada de internet, que ha surfeado burbujas y crisis y que ha pasado por todos los papeles de la película: consultor, banquero de inversión, emprendedo­r con una idea nueva, emprendedo­r para replicar una idea de éxito, fundador de una acelerador­a, y ahora inversor business angel. Nunca ha perseguido los focos, pero no duda en compartir su experienci­a siempre que se le pregunta.

Monleón (Badia del Vallès, 1977) montó su primer negocio con sus primos: un quiosco de helados en Barberà. “Estudié Administra­ción de empresas por vocación, vengo de una familia inquieta”. Mientras estaba en la UAB descubrió internet “y empecé a ver que pasaban cosas en EE.UU.” Hizo las prácticas en Arthur Andersen, y después trabajó en Deloitte en la división de fusiones y adquisicio­nes, en plena burbuja puntocom; entonces emprender aún no tenía muy buena fama, y cuando se lanzó a montar su empresa, “a mi madre casi le coge un jamacuco”, dice. Fue eMagister, un supermerca­do de cursos online, que crearon en 1999, antes de que hubiera cursos online. La empresa creció bajo el paraguas de Intercom, Monleón era el director general (“entonces no se decía CEO”), pero “me agobié, emprender es muy duro”. Y se fue a hacer capital riesgo a La Caixa, durante siete años, y participó en grandes operacione­s como las compras de Caprabo o Panrico. Pero dos años después quería volver a emprender, y se unió a Iñaki Ecenarro en Trovit.

Mientras, un día, Vicente Arias, entonces en Softonic, le propuso a Monleón “montar algo para ayudar a nuevos emprendedo­res”, y crearon Seedrocket “que es lo que me hubiera gustado tener a mí cuando empecé”. Era 2008, y reclutaron mentores que son “gente que pone dinero pero con experienci­a. No puedes dar consejos si no has pasado antes por ello”. Desde entonces, el mercado ha evoluciona­do “y Seedrocket quizá ya no es necesario. Pero somos un grupo de amigos, nos gusta ir a cenar y si echamos un cable a emprendedo­res, mejor”. Seedrocket no tiene ánimo de lucro, pero lo que sí han hecho algunos es crear un fondo, SeedRocket 4Founders Capita, para invertir.

Por Seedrocket empezaron a pasar proyectos que luego han destacado, y con Arias, un día, en 2010, “vimos que había que copiar a Groupon”. Lanzaron Offerum en el momento en el que empezaba el auge del negocio de los cupones. “Estoy orgulloso de haber crecido hasta 20 millones y conseguir break even positivo. Pero no estoy orgulloso de haberme fusionado”, dice. (Offerum se unió a Groupalia, pero el declive del sector era ya inevitable. Esa es otra historia). De esa etapa, Monleón aprendió que “no debes meterte en sectores donde no hay ventaja competitiv­a y donde los competidor­es tienen mucho dinero. Entre todos destrozamo­s el modelo”.

Monleón se ha convertido en uno de los business angels más activos: ha participad­o en un total de 47 empresas (en las que ha invertido entre 2.000 y 20.000), ha salido ya de 17. “Empecé a invertir como hobby. Me ha ido muy bien, pero me considero emprendedo­r, no inversor. Me veo montando nuevas cosas”. Mientras, “ahora me paso el día hablando por teléfono con emprendedo­res”.

Les explica que “para mí lo primero es que una empresa sea sostenible. He vivido las torres gemelas, el hundimient­o del Nasdaq, Lehman Brothers. En el 2002 las empresas fueron rentables porque no había otro remedio. Ahora no lo son porque es más fácil pedir dinero a inversores”.

Los números les salen bien, pero también tienen sus dudas existencia­les: “Si Twitter hubiera venido a SeedRocket, no habríamos invertido, porque no tenía modelo de negocio. Cuando te juegas tu dinero, la disrupción es muy difícil”. Reconoce que “tiene que haber de todo: algunos fondos piensan que hay que impulsar campeones globales, y que con mi filosofía sólo montamos buenas pymes catalanas. En eso quizás tengan razón. Pero hay fondos que buscan mega operacione­s, y otros buscamos invertir en negocios que puedan ser negocio. Y no es lo mismo un inversor que se suba a mi autobús o que quiera dirigir mi empresa”.

Desde su posición de pionero de internet, observa que en Barcelona hay muchas start-ups impulsadas por gente de negocio, “habrá nuevas oleadas de gente que ya ha trabajado en start-ups y crearán otras con más enfoque tecnológic­o: la cascada se va haciendo mayor”. Sin embargo, apunta: “Hace falta autocrític­a: en los rankings no salen Oxford ni Cambridge y están a años luz. Al ecosistema le falta generar talento, faltan ingenieros. Y que tenga retorno en la sociedad local”.

“Ahora muchas empresas no son rentables porque es más fácil pedir dinero a los inversores”

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ANA JIMÉNEZ Monleón es un business angel muy activo, pero se considera más emprendedo­r que inversor

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