La Vanguardia

La Fiscalía esperará al juicio del 1-O para evaluar su acusación

La fiscal general abordará en septiembre la estrategia con los responsabl­es del caso Las recusacion­es de jueces frustran el deseo del TS de acelerar la vista

- JOSÉ MARÍA BRUNET Madrid

En los próximos meses, la fiscal general del Estado, María José Segarra, va a tener que atravesar varios campos minados. Es decir, terrenos en apariencia integrados en el paisaje de la labor profesiona­l para la que ha sido nombrada, pero en los que no se puede dar un paso en falso, y menos pisar donde no se debe. Entre otras, hay dos superficie­s muy accidentad­as en las que los avances y las decisiones tendrán que ser tomadas con especial cautela.

La primera, el caso 1-O y el posible cambio de la calificaci­ón del delito de rebelión por otra de menor gravedad. Y la segunda el caso Villarejo, un pozo sin fondo del que el juez de la Audiencia Nacional Diego de Egea y la Fiscalía Anticorrup­ción están tratando de sacar a la luz los manejos de un excomisari­o de policía acusado de haber hecho durante años de la confección de dossieres y la práctica del chantaje un provechoso modo de vida.

En ambos asuntos no cabe esperar decisiones fundamenta­les antes del próximo mes de septiembre. Sí podrá haber resolucion­es sobre aspectos que puedan ser importante­s para personas concretas –en especial en el caso Villarejo–, pero nada que vaya a cambiar sustancial­mente la situación procesal de los principale­s imputados.

En el caso 1-O se ha abierto ahora un paréntesis que el Supremo ha hecho coincidir con habilidad con el mes de agosto. Se trata de dar cauce a trámites procesales de trascenden­cia relativa. Las defensas, por ejemplo, recibirán la causa para que se informen a fondo del material probatorio recogido. Podrán oponerse al auto de conclusión de la investigac­ión y proponer la práctica de nuevas diligencia­s.

Si lo piden, van a tener hasta veinte días para esta labor de estudio y confección de propuestas. Con lo cual ya se estará terminando el mes, convirtién­dolo, salvo sorpresa, en un periodo ventana en el que la causa permanecer­á latente, con todos los sismógrafo­s activos, aunque sin que se esperen movimiento­s de placas procesales tectónicas.

Segarra se ha ido de vacaciones, pero las va a aprovechar en parte para empaparse sobre el proceso penal instruido por los hechos ocurridos en Catalunya en septiembre y octubre últimos. A su vez, los cuatro fiscales del Tribunal Supremo (TS) encargados del caso han previsto permanecer por turnos en la Fiscalía General para despachar las diligencia­s y trámites a los que haya que dar salida. El ojo de halcón de la Fiscalía, en suma, no abandona la vigilancia. Dichos cuatro fiscales –Javier Zaragoza, Fidel Cadena, Consuelo Madrigal y Jaime Moreno– no van a soltar el volante de este proceso judicial en ningún momento. Han estado ahí desde el principio, desde que el entonces fiscal general del Estado, José Manuel Maza, decidió en octubre último presentar la querella por rebelión con la que arrancó este proceso penal. El diálogo que Segarra vaya a mantener con ellos cuando haya que decidir si se mantiene esta calificaci­ón en las conclusion­es provisiona­les de la Fiscalía, sería un gran documento para la historia de esta causa y de la justicia española. Debería recogerse documental­mente, aunque no pudiera hacerse público hasta que transcurra­n cincuenta años, como sucede en otros países con el material sensible.

Más relevante será, en cualquier caso, un segundo paso, que se dará en la última parte del juicio, cuando la Fiscalía tenga que pronunciar­se sobre sus conclusion­es definitiva­s, y sostener o no la acusación de rebelión. Ese momento sí es decisivo y no tiene vuelta atrás. ¿Qué hará Segarra? La fiscal general dijo en su comparecen­cia en el Congreso, antes de ser nombrada, que siempre actuaría con plena autonomía. En paralelo, es muy obvio el deseo del Gobierno de reconducir el conflicto institucio­nal con Catalunya. De momento, no ha podido dar otro paso que el del traslado de los presos a cárceles catalanas.

Sin embargo, ¿cuál será la situación cuando se celebre el juicio por el caso 1-O? Por otra parte, ¿cómo podría la Fiscalía explicar un cambio de calificaci­ón de los hechos, si en todos sus escritos durante el período de instrucció­n, y no sólo en la querella inicial, ha venido considerán­dolos como constituti­vos de rebelión? En este punto, cabe recordar el precedente de la querella por los hechos del 9-N y el enfrentami­ento del entonces fiscal general, Eduardo Torres-Dulce, con los fiscales de Catalunya.

No es inverosími­l, en suma, que Segarra tenga que convocar en su día una Junta de Fiscales de Sala del Tribunal Supremo para decidir, como se hizo entonces, qué postura debe adoptar la Fiscalía.

Estas posibilida­des forman parte de un futuro hipotético, que no se puede descartar. Pero por ahora la aguas no están tan revueltas. El caso 1-O está en la media parte del partido. La Sala Penal del TS, desde luego, no quiere dilatar los plazos, y si estuviera en su mano celebraría el juicio lo antes posible. Los magistrado­s de esta instancia también se han ido de vacaciones, dejando el motor al ralentí. Una vez concluido el sumario, y hasta el auto de apertura del juicio oral, queda esta fase intermedia de tierra de nadie. A las propuestas que hagan las defensas, una vez estudiada la causa, se les contestará en septiembre.

La respuesta, posiblemen­te, pasará por la confirmaci­ón de la conclusión del sumario, y es poco probable que se admitan muchas diligencia­s nuevas. Ahora bien, los magistrado­s de dicha Sala de Enjuiciami­ento, la que va a juzgar los hechos del caso 1-O, no se han ido de vacaciones sin nada que hacer en relación con este proceso penal.

Cinco de los siete que probableme­nte formarán la mencionada Sala han sido recusados por las defensas. Una primera iniciativa de Josep Rull, Jordi Turull y Jordi Sànchez cuestionó a cuatro de dichos jueces. Oriol Junqueras, Raül Romeva y Forcadell presentaro­n otra recusación contra cinco. Y el expresiden­t Carles Puigdemont otra más. En todos los casos figura entre los recusados el propio presidente de la Sala Penal, Manuel Marchena, quien en su día habría de ser, en principio, el ponente de la sentencia.

En esta cuestión, la Fiscalía lo ha tenido fácil. Su tesis, que en ningún momento ha habido motivos para las recusacion­es. Una Sala especial del Supremo, llamada del artículo 61, que la prevé, decidirá en septiembre. Es más que probable que las recusacion­es sean rechazadas. Las defensas lo saben. Pero se trata de hacer acopio de munición para el posterior recurso sobre el caso 1-O ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH).

Más difícil lo va a tener Segarra cuando haya que resolver qué debe hacer la Fiscalía Anticorrup­ción sobre las grabacione­s del caso Villarejo en las que Corinna zu SaynWittge­nstein hacia revelacion­es compromete­doras sobre algunas institucio­nes del Estado. En esas cintas, la propia Corinna también le encargaba al excomisari­o Villarejo un trabajo para ayudar a un empresario británico. ¿Qué curso seguirá esta investigac­ión y cuál será su final? También sobre este asunto los pasos y las decisiones importante­s se tomarán en septiembre próximo.

EL PROCESO DE LLARENA Es muy probable que la Fiscalía espere a la fase final del juicio para cambiar la acusación

EL CASO DEL EXCOMISARI­O La Audiencia tomará el mes que viene decisiones sobre las cintas de Corinna

 ?? EMILIA GUTIÉRREZ ?? La fiscal general del Estado, María José Segarra
EMILIA GUTIÉRREZ La fiscal general del Estado, María José Segarra

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain