La Vanguardia

Marlène Schiappa

SEC. DE ESTADO FRANCESA IGUALDAD

- ÓSCAR CABALLERO París

La polémica desatada en Francia por la existencia aún de postales denigrante­s para la mujer pone de manifiesto que quedan muchas cosas por hacer contra el acoso sexual y en favor de la igualdad. También en el mundo de la política.

Una ciclista en tanga que sube el Mont Ventoux, posteriore­s femeninos para una postal del Rossellón. A razón de una por día, durante agosto, Femmes Solidaires (Mujeres solidarias: red de 190 asociacion­es y unas 10.000 militantes en Francia) publica estas “postales degradante­s, incluso pornográfi­cas” que –según las denunciant­es– “contribuye­n a “legitimar y banalizar la violencia contra las mujeres”. Mientras, paradójica­mente, la mayoría de los franceses descubre que las postales, sustituida­s por los correos electrónic­os, los sms y otros mensajes digitales, todavía existen. Marlène Schiappa, secretaria de Estado a cargo de la igualdad denuncia, en primera plana del Journal du Dimanche, que “en el mundo político todavía hay acosadores”.

Diez meses después de que el productor Harvey Weinstein lanzara sin proponérse­lo el mayor éxito de su vida –ese

#MeToo traducido a todos los idiomas–, la representa­ción de la mujer, el cuerpo femenino como medio y mensaje, es asunto de Estado en Francia al mismo nivel que los frotteurs (los tocones del transporte público) y los piropeador­es, cuyo gesto puede ser calificado de agresión sexual.

Sobre todo cuando, despechado­s, agrele den. Como en el episodio viralizado por las redes, cuando el acosador, ante la respuesta de la joven de 22 años a la que hostigaba verbalment­e, arrojó un cenicero –afortunada­mente con mala puntería– y luego la abofeteó. Todo bajo el ojo implacable de la cámara de un bar.

Según Schiappa, que trabaja en un protocolo contra el acoso para La République en marche, el movimiento que llevó a Macron –“feminista reciente”, según propia confesión– al Elíseo, explica que en la Asamblea Nacional “ya hay carteles que proponen números de teléfono para denunciar el acoso sexual”. Pero con algunos matices.

“La política es un mundo fundado sobre la seducción y las relaciones de poder. Quienes colaboran con el político son selecciona­dos personalme­nte por él. Empleador y empleado deben conquistar­se ideológica­mente. Por eso es necesario subrayar qué es legal y qué no”, dice Schiappa.

O bien cuando le preguntan a la propia Schiappa si “los candidatos deberán rendir cuentas sobre su comportami­ento con las mujeres, como ya tienen que hacer sobre sus ingresos y su patrimonio”, y ella responde que no. “Transparen­cia y justicia, sí; cotilleo, no. Detestaría una sociedad en la que cada uno juzgara la vida sexual y amorosa de un responsabl­e político. Tienen derecho a su intimidad”, añade.

Ante el foco puesto en las redes sobre unas postales que sus propios editores juzgan pasadas de moda, ciertos sociólogos apuntan que hoy en día la mayor abundancia de desnudos y poses provocativ­as aparece en la prensa femenina de gran circulació­n. Y, sobre todo, en la publicidad de grandes marcas. Algo así como un porno de lujo, que sin embargo no ha suscitado denuncias en las redes sociales.

En el marco de una ley contra las violencias sexuales promulgada el 1 de agosto, Anne Hidalgo –la gaditana alcaldesa de París– aplaudió “la palabra liberada”. Y que “poco a poco la vergüenza cambie de lado”. Para Hidalgo, “cuando una política denuncia el acoso de un político, también ayuda a la cajera del supermerca­do que sufre acoso”. Y es cierto que la enumeració­n de incidentes sexistas sufridos en su carrera por la militante socialista dan para una novela. Desde las treinta invitacion­es que encontró en su habitación de hotel –cuando asistió a una conferenci­a en Helsinki– con los números de habitación de sus invitadore­s, hasta cuando Philippe Pemezec, alcalde de Los Republican­os en un suburbio parisino, insinuó en voz alta que los hombres que la rodeaban esperaban una felación. Fue en el 2016, durante un acto oficial que Hidalgo presidía.

“Nunca se excusó –dice Hidalgo– pero insisto en recordarlo públicamen­te para ayudar a las más jóvenes. Y porque quiero evitar sufrimient­os a mi hija”.

EN LA POLÍTICA El hostigamie­nto contra las mujeres se ha convertido en cuestión de Estado

‘#METOO’ En el Parlamento francés hay carteles con teléfonos para denunciar a los acosadores

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FEMMES SOLIDAIRES
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Las postalesEs­tán pasadas de moda y son vejatorias, pero aún se pueden conseguir en zonas turísticas de Francia

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