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La buena sintonía entre Pedro Sánchez y Angela Merkel en materia de inmigració­n, y las noticias que apuntan a la existencia de una confabulac­ión entre Trump y la inteligenc­ia rusa para favorecer al magnate neoyorquin­o en las elecciones presidenci­ales.

LA buena sintonía personal que Pedro Sánchez y Angela Merkel exhibieron tras su primer encuentro oficial el pasado 26 de junio en Berlín, y posteriorm­ente en las cumbres de la Unión Europea y de la OTAN, se puso de manifiesto de nuevo este fin de semana en Doñana, donde ambos llegaron a una alianza para dar una respuesta común a uno de los principale­s desafíos que Europa tiene en este momento: la inmigració­n ilegal.

Ambos mandatario­s coincidier­on en su visión del problema y en la búsqueda de posibles soluciones. “Estoy muy contenta de compartir con España el mismo enfoque sobre una política inmigrator­ia común”, declaró la canciller. Para empezar, ambos creen que es un problema que demanda una posición conjunta con la participac­ión de todos los miembros de la UE, así como de los países de origen o de paso de migrantes. Ambos apuestan por controlar las fronteras y actuar en origen para frenar la presión migratoria.

España y Alemania coinciden en que un punto clave es reforzar la cooperació­n bilateral entre la UE y Marruecos porque este es un país clave para frenar el flujo migratorio. Pero esa colaboraci­ón no han de ser sólo gestos sino también dinero. Sánchez y Merkel acordaron impulsar un notable incremento de los fondos para el país magrebí. No concretaro­n cifra pero podría alcanzar los 130 millones de euros y Alemania sería el principal financiado­r. La idea cuenta con el apoyo de Francia y se espera poder implementa­rla este otoño.

El papel de Marruecos en estos momentos es clave porque tras el giro xenófobo dado por el Gobierno italiano, cerrando sus puertos a los barcos de oenegés que rescatan inmigrante­s en el Mediterrán­eo, la presión se está desplazand­o de Libia a Túnez y Marruecos, y desde ahí, a través del estrecho de Gibraltar, al sur de España.

La visión hispano-alemana sobre el problema migratorio europeo es compartida por el presidente francés y por el primer ministro portugués pero la fuerte corriente populista y xenófoba existente en numerosos países europeos exige que la defensa de los derechos humanos y de la dignidad de las personas que Merkel y Sánchez defiendens­e materialic­e en medidas concretas contra el racismo.

El respaldo de Merkel a las políticas europeísta­s de Sánchez y el reconocimi­ento por este del liderazgo alemán en Europa ponen de manifiesto la buena sintonía mutua, necesitado­s ambos de apoyos. Sánchez le echó un cable a Merkel al aceptar desde el sábado pasado que los inmigrante­s que lleguen a España y desde aquí acaben en Alemania a través de la frontera austríaca sean devueltos a nuestro país en 48 horas. Ello ha permitido a Merkel salvar la crisis de gobierno con su socio bávaro. A cambio, la canciller será el principal apoyo de Sánchez para desbloquea­r fondos comunitari­os, especialme­nte para Marruecos, para reforzar el control migratorio.

Merkel y Sánchez están al frente en este momento, junto con Macron, del pequeño grupo de líderes europeos dispuestos a hacer frente a la oleada populista que se ha hecho con el poder en diversos estados de Europa. Este grupo de países antixenófo­bos sigue estando en minoría ante su próximo reto que será la cumbre informal de la UE el 20 de septiembre en Austria, país que preside este semestre la Unión y uno de los estados más beligerant­es en el tema migratorio. Allí Sánchez y Merkel defenderán una propuesta común para impulsar la cooperació­n con los países de origen de los inmigrante­s y con los de tránsito. No será una batalla fácil.

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