La protesta de Bucarest baja de intensidad
La protesta contra el Gobierno rumano parecía perder fuelle anoche en su tercera jornada en la plaza Victoria de Bucarest. Varios miles de personas, en un ambiente a la vez reivindicativo y festivo, se concentraron desde última hora de la tarde frente a la sede gubernamental exigiendo dimisiones, entre ellas la de la primera ministra, Viorica Dancila, muy cuestionada por su torpeza política. “No queremos una nación de ladrones”, rezaba una de las pancartas en esta nueva movilización contra la corrupción política. La primera manifestación, el viernes, que acabó con 455 heridos, reunió unas 110.000 personas en Bucarest. La segunda, el sábado, congregó a unas 50.000, sin que se produjeran incidentes. La movilización en una docena de ciudades fue mucho menos numerosa y osciló entre unos cientos y unos pocos miles de personas.
La reacción a las protestas han sido muy duras por parte de algunos miembros del Gobierno y del partido en el poder. Cristian Birdac, un asesor con rango de secretario de Estado, llegó a decir hoy en un mensaje en Facebook que los manifestantes “deberían haber sido ametrallados”. Y el diputado del Partido Socialdemócrata Catalin Radulescu advirtió de que el Gobierno puede reunir a un millón de simpatizantes para “aplastar” a los que protestan. “Queréis cambiar el orden constitucional mediante sangre, fuego y violencia”, dijo Radulescu.
Entre los heridos del viernes se cuentan dos gendarmes, un hombre y una mujer, que fueron brutalmente golpeados por una turba, resultando ella con lesiones graves. Dos de los agresores fueron detenidos y la policía busca a un tercero, del que se han difundido imágenes.
De otro lado, medios de prensa han revelado que durante la manifestación del viernes fue desplegada una unidad antiterrorista de la gendarmería. Un fotógrafo captó la presencia del coronel Catalin-Ravzan Paraschiv vestido de paisano, con un transmisor de radio en la cintura bajo su camisa y dando órdenes a antidisturbios identificados como la Brigada Especial de Intervención “Vlad Tepes”, que recibe el nombre de Vlad el Empalador, asimismo conocido como Vlad Draculea, el príncipe de Valaquia que dio nombre al vampiro de la literatura. Anécdotas aparte, ha llamado la atención que se movilizara a una unidad dedicada a garantizar el orden en “actos públicos de alto riesgo”.