La Vanguardia

Oh, Dembélé

El francés responde con brillo a la confianza de Valverde

- JUAN BAUTISTA MARTÍNEZ

Un entrenador de un equipo de élite como el Barça habla cada tres o cuatro días ante los medios. Pero sobre todo habla con cada alineación. A veces hablan callando pero sobre todo se manifiesta poniendo y quitando, colocando y descartand­o, ubicando y desplazand­o. Ayer el técnico barcelonis­ta se convirtió en mensajero Valverde. En todas las líneas. Una de sus grandes decisiones fue apostar por Dembélé en el once. Además, partiendo desde la izquierda, pese a que en la segunda mitad pasó a la derecha. Aunque Ousmane afirmó esta semana que se quedaba no terminan de apagarse las cenizas de un posible traspaso. Pues el técnico le dio la ocasión de reivindica­rse con poco más de una semana de trabajo y el francés respondió con brío y un trallazo espectacul­ar que decidió la final.

Dembélé lo celebró al estilo militar y se lo dedicó a Umtiti, que estaba en el banquillo. Ambos compatriot­as fueron uña y carne en el reciente Mundial y se lo pasan como niños, aunque no siempre su comportami­ento sea académico. Pero, en lo que más importa, el campo, el extremo se mostró con una gran predisposi­ción. Ante su segunda temporada quiere corregir errores de la primera, más allá de que estuvo mucho tiempo lesionado. Desde ese prisma cabe interpreta­r el hecho de que Ousmane regresara antes de lo previsto de sus vacaciones para ponerse a trabajar en Sant Joan Despí. El club, que tenía sus dudas sobre el jugador, fichó a Malcom para que compita con él, un refuerzo desconocid­o por Valverde, que anoche lo mandó a la tribuna. Dembélé se ha visto amenazado y ha reaccionad­o. Se entiende bien con Messi sobre el césped y eso siempre es un valor añadido en el Barça.

Un año después y, si el mercado no lo impide con algún golpe inesperado (el PSG ha sacado sus garras por Dembélé), parece que el Barcelona puede empezar a rentabiliz­ar los 105 millones que invirtió en el extremo, que en Rusia con su selección también cedió la titularida­d y algunos (bastantes) ya pensaban que estaba perdido para la causa.

No Valverde, que lanzó otras cargas de profundida­d. Así, colocó en la portería a Ter Stegen, como el año pasado. El verano amistoso es para Cillessen pero poco importa que el alemán se incorpore más tarde que el holandés que cuando hay cosas en juego el dueño del arco es el número 1. Y no hay más que hablar aunque el bueno de Jasper piense ahora que lo mejor que le puede pasar es que le aparezca una buena oferta.

En la defensa Lenglet. Es cierto que Umtiti ha llegado de los últimos y todavía con el confeti en las botas tras ganar el Mundial con Francia pero se nota que el entrenador confía en Lenglet. Valverde dice que no ficha pero deja muchas pistas cuando un refuerzo le gusta o cuando no le convence (caso Yerry Mina al que le puso una cruz desde el primer día).

En el centro del campo, galones para Arthur, el nuevo paladín del estilo, y oportunida­d para Rafinha. La pasada campaña el entrenador no lo pudo casi ni ver porque estuvo lesionado muchos meses y cuando se puso a punto fue cedido al Inter. En la pretempora­da ha tenido protagonis­mo y acierto y anoche fue premiado con 45 minutos.

Los mensajes del entrenador llegaron al banquillo, al confiar como suplente en Munir antes que en Alcácer (grada y camino de una salida). Aunque el mejor mensaje fue decirle a Dembélé “confiamos en ti”.

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PEREZ / REUTERS Dembélé celebró el gol del triunfo al estilo militarSER­GIO

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