La Vanguardia

Corre como un hombre

Jakob Ingebrigts­en abre un debate acerca de los valores de su familia: el padre ha profesiona­lizado a los hijos

- SERGIO HEREDIA Berlín. Enviado especial

El sábado, sentado a la sombra en Berlín, mientras los marchadore­s españoles desfilaban hacia los podios de los 20 km marcha, el cronista se había detenido a conversar con un par de técnicos del atletismo español.

Charlando y charlando, se fue abriendo un debate.

Los técnicos recordaban que más de la mitad de los 96 españoles que han competido en estos días en Berlín tienen un título universita­rio. Que alguno, de hecho, ejerce su profesión. Hay médicos, biólogos, químicos, abogados o relaciones públicas.

Y entonces, se les preguntó: –¿Hasta qué punto les interesa a ustedes que sus atletas combinen el atletismo con la universida­d, o con una profesión? Como federación deportiva ¿no les perjudica?

Era una pregunta trampa, eso es evidente.

Y por eso, ambos arquearon las cejas y respondier­on al alimón: “Para nosotros, el atletismo forma parte de un modelo educativo. Es una faceta más en la vida del atleta. No lo es todo”.

–Por encima de cualquier otra cosa, queremos que nuestros atletas estudien. No queremos ciudadanos apurados cuando hayan cumplido los treinta años y todo esto se haya acabado para ellos –añadió uno de los técnicos.

–Permítame que le ponga un ejemplo. Sospecho que Jakob Ingebrigts­en está quemando etapas demasiado deprisa. No sé si lo que está ocurriendo con él le conviene –zanjó otro.

Y ahí abordamos el quid de la cuestión: Jakob Ingebrigts­en.

Ha llegado la hora de presentárs­elo al lector (si es que no lo conoce ya).

Jakob Ingebrigts­en es el producto de su padre, Gjert Ingebrigts­en, el técnico estajanovi­sta que ha profesiona­lizado a sus hijos, retirándol­es de los estudios, de cualquier otra distracció­n. El tipo que ha moldeado a los Ingebrigts­en, perfeccion­ándoles hasta encontrar la mejor réplica: Jakob.

Porque hay más hijos. Por ejemplo, Henrik. Este es el mayor de la saga. O Filip, el mediano. Hay otros cuatro hermanos, pero de estos no se sabe tanto porque no compiten.

Estos cuatro, por ahora, no aparecen en los rankings.

Pero los otros tres...

El primero en aparecer había sido Henrik Ingebrigts­en (27). Un tipo con pinta de malote en una película de Tarantino. Lo hizo hace seis años, y ese es el tiempo que lleva ahí arriba, ganando cosas en Europa, un oro en 1.500 m en el 2012, un bronce en el 2016...

Luego había llegado Filip (25), un mal recuerdo para Adel Mechaal: el hombre, un gigantón que acapara mucho espacio en la pista, le había arrebatado el bronce en el 1.500 m de los Mundiales del año pasado.

Y este año, Jakob.

En julio, Jakob Ingebrigts­en firmaba 3m31s18 en los 1.500, en Mónaco. Era el récord del mundo júnior. Y por lo tanto, también el de Europa.

Y entonces, Reyes Estévez escribió en las redes sociales: “23 años me duró el récord de Europa júnior de 1.500. Sólo me queda felicitar a Jakob”.

Y ahí, la comunidad del atletismo se puso a debatir acerca del método Ingebrigts­en.

Hay quien lo defiende.

Por ejemplo, Arturo Casado. Es el último español en ganar un 1.500 europeo (2010).

Ayer, Casado tuiteaba: “Jakob utiliza el mismo sistema de entrenamie­nto que sus hermanos mayores. Que digo yo que algo estarán haciendo bien”.

Casado había publicado el tuit después de que el niño, un prodigio que corre como un hombre, hubiera firmado el primer doblete 1.500-5.000 de la historia. Lo repito: el primero.

Ni Zatopek. Ni Bannister. Ni Jazy. Ni Ovett. Ni Mo Farah... (...)

Y otros lo deploran: interpreta­n que Jakob Ingebrigts­en está yendo demasiado deprisa. Por ejemplo, Chema Artero, entrenador nacional con más de 25 años de experienci­a:

–Quemar etapas nunca es bueno. Estoy acostumbra­do a verlo a menudo, cada fin de semana: en cross escolares, en reuniones regionales... Veo a entrenador­es que aplican métodos poco acordes a la edad de los chavales. Y eso, a largo plazo se puede pagar. –¿En qué sentido?

–Las carreras se acortan. ¿A cuántos les ha ocurrido eso...?

UNA BENDICIÓN

El doblete 1.500-5.000 de Jakob Ingebrigts­en, de solo 17 años, asombra a la comunidad del atletismo

ESPECIMEN ÚNICO

Nadie, hasta hoy, había ganado ambas pruebas en una edición; ni Zatopek, ni Jazy, ni Ovett

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SRDJAN SUKI / EFE Jakob Ingebrigts­en saluda al público, por delante de su hermano mayor, Henrik, en la final de 5.000

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