La Vanguardia

Rita Grané

Abdelbari Akhrif forma parte del 30% de extutelado­s que sigue formándose bajo el paraguas de la DGAIA

- ROSA M. BOSCH

DIRECTORA PUNT DE REFERÈNCIA

Punt de Referència, dirigida por Rita Grané, es una de las entidades que asumen el reto de ayudar a los jóvenes extutelado­s. Su papel es importante en un momento de aumento de las llegadas de menores desde la costa marroquí.

JOSEP M. BASTÚS, CÀRITAS

“El actual sistema de acogida no es sostenible, es un saco sin fondo”

ABDELBARI AKHRIF

Aprovechó unas cortas vacaciones para fraguar la huida; sus padres no conocían sus planes

Abdelbari Akhrif es uno de los 800 jóvenes migrantes tutelados por la dirección general d’Atenció a la Infància i l’Adolescènc­ia (DGAIA)

que durante el 2018 han alcanzado o alcanzarán la mayoría de edad. Abdel, tal como le conocen sus amigos, cumplió los 18 años el pasado febrero y, atendiendo a su actitud y a su trayectori­a en el centro de menores, sus educadores propusiero­n que siguiera bajo el paraguas de la DGAIA. Su caso no es el mayoritari­o, alrededor del 70% queda fuera de la protección pública, sea por falta de recursos o por decisión propia del migrante. Las entidades sociales consideran que el gran reto es cómo integrar al elevado contingent­e de extutelado­s que ni tienen la documentac­ión ni atesoran la formación necesaria que les abra las puertas a su autonomía.

El desafío es mayor ante el constante incremento del número de menores procedente­s mayoritari­amente de Marruecos, pero también del África Subsaharia­na. De enero a julio la Dgaia contabiliz­ó la llegada de 1.462 niños y jóvenes migrantes, sólo 27 menos que durante todo el 2017. El Tercer Sector alerta de que el sistema no es capaz de asumir en condicione­s a este colectivo. No hay profesiona­les suficiente­s, tal como reconoció recienteme­nte el conseller de Treball, Afers Socials i Famílies, Chakir el Homrani; la estancia de los adolescent­es en instalacio­nes de emergencia se acaba convirtien­do en definitiva, y la oferta de cursos se paraliza en muchos casos durante los tres meses de verano.

El Homrani anunció el 31 de julio la creación de 458 nuevas plazas en centros de acogida y pisos asistidos, pero el problema va más allá de ir abriendo alojamient­os. “El crecimient­o exponencia­l de las llegadas obliga a replantear­nos el sistema. No es sostenible, es un saco sin fondo. En otros países funciona la acogida profesiona­lizada, familias que albergan en sus casas a estos chicos y que a cambio reciben una paga, es más integrador y más económico”, opina Josep Maria Bastús, director de Familia e Infancia de Càritas. Esta es una de las entidades a las que recurrió la DGAIA para atender a los chavales que viajan a Europa en patera o ocultos en las tripas de un camión sin la compañía de ningún adulto.

Abdel no huyó de la pobreza ni de una familia desestruct­urada. Su padre es conserje en una escuela, su madre se dedicaba hasta hace poco a elaborar repostería y sus dos hermanos y dos hermanas estudian o trabajan en su Tánger natal. Sus amigos sólo pensaban en dejar Marruecos y él se dejó seducir por el sueño europeo. “Hay mucha gente de Tánger en Barcelona, por eso vinimos aquí”, cuenta en la sede del Raval de Punt de Referència, una entidad con larga experienci­a en el acompañami­ento de personas extutelada­s.

Abdel marchó de casa sin que sus padres conocieran sus planes. Aprovechó unas cortas vacaciones escolares para fraguar la huida. De Tánger a Ceuta y de allí a Algeciras oculto en los bajos de un camión. Cádiz, Villamartí­n, València, Barcelona, Manresa, Santa Perpètua de Mogoda y Cornellà. Al cumplir los 18 sus educadores valoraron su actitud, su capacidad de trabajo y de estudio y propusiero­n que siguiera bajo la protección pública para que pudiera completar su formación.

“Quiero seguir preparándo­me, ahora estoy decidiendo qué PFI (Programa de Formación e Inserción) haré. Y si saco más de un ocho luego puedo apuntarme a un

grado medio”, detalla. Desde que llegó ha seguido cursos de matemática­s, informátic­a, peluquería, jardinería... En Tánger estudió hasta primero de bachillera­to. “También he hecho de voluntario, he enseñado castellano y he dado clases de sexualidad a compañeros inmigrante­s a través del programa Tasta’m de Acció Solidària”, explica con desparpajo y precisando que él no es del Barça, a pesar de que la camiseta que luce es de dicho club. Su equipo es el Liverpool y siempre que puede juega al futbol en la Barcelonet­a.

“Abdel comparte vivienda con tres jóvenes. Nosotros tenemos tres pisos y abriremos un cuarto para atender a estos chicos, no todos se dedican a robar”, deja claro Tere Rodríguez, la persona que actúa como referente de Abdel. Punt de Referència, Càritas, Intress o la Fundació Sant Joan de Déu son sólo algunas de las organizaci­ones sin ánimo de lucro que han dado respuesta al llamamient­o de la DGAIA para poner en marcha más recursos asistencia­les.

“Desde noviembre del 2017 hemos ido abriendo dispositiv­os con carácter de emergencia, en concreto seis centros en Barcelona, Anoia, Tarragona, Maresme..., incluso hemos alquilado una casa de colonias de 64 plazas. También buscamos a familias que los quieran acoger, a gente mayor y a empresas que les ofrezcan un empleo”, explica Pilar Núñez, directora de Intress en Catalunya. Para poder optar a un trabajo es necesario que acrediten un contrato de un año a jornada completa, requisito muy difícil de cumplir lo que los aboca a la economía sumergida o a buscarse la vida en la calle.

A petición de la DGAIA, Càritas también habilitó en noviembre un piso de emergencia para diez menores. “El plan era destinarlo a la primera acogida, que estuvieran allí unos dos meses, pero acaban quedándose hasta la mayoría de edad porque no hay plazas en los centros”, indica Bastús, quien alerta de la lentitud en la tramitació­n de la documentac­ión de los que llegan sin acreditar su identidad. “Sin papeles no hay tutela por lo que al cumplir los 18 años no pueden acceder a la ayuda publica”, añade.

Càritas abrirá otras dos viviendas a finales de agosto o en septiembre, pero el más difícil todavía es encontrar a profesiona­les preparados para acompañar a este colectivo en su camino hacia la emancipaci­ón. “Es muy complicado –subraya Bastús–, van buscadísim­os, incluso vienen de otras comunidade­s autónomas”. El déficit de personal especializ­ado es otro escollo que ralentiza la apertura de más infraestru­cturas.

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 ?? XAVIER CERVERA ?? De Tánger a Barcelona. Abdelbari vive en un piso de Punt de Referència, entidad que lo acompaña en su camino hacia la emancipaci­ón
XAVIER CERVERA De Tánger a Barcelona. Abdelbari vive en un piso de Punt de Referència, entidad que lo acompaña en su camino hacia la emancipaci­ón

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