La danza mejora socialmente a enfermos mentales
Tres meses de clase de danza contemporánea en el Conservatorio Profesional Marienma de Madrid demostraron que esa expresión artística permite a personas con trastornos mentales graves mejorar significativamente sus relaciones sociales, su seguridad, su autonomía, la expresión de las emociones e incluso su sintomatología.
La experiencia, que se llevó a cabo en el centro de salud mental de Madrid de las Hermanas Hospitalarias, que tienen varios equipamientos por todo el país, incluido el complejo Benito Menni de Sant Boi, pretendía aplicar algo muy conocido a través de las guías, que la expresión artística era una herramienta complementaria muy útil en la rehabilitación de enfermos graves. “Pero yendo más allá del entretenimiento”, explica la psicóloga que dirige el proyecto, Ana Carolina Martínez, que ha dedicado su tesis doctoral a la experiencia.
Compararon un grupo de danza con otro de pintura y un tercero de control entre los pacientes del centro de rehabilitación. “Las mejoras fueron más importantes en la danza que en la pintura, que también las tuvo, y especialmente en personas con muchos años de evolución de su esquizofrenia, que mostraron un efecto importante en la expresión e identificación de las emociones”, señala la coordinadora.
“La danza afecta a todo el cuerpo en personas con problemas de coordinación de movimientos por la enfermedad y la medicación, a veces con rigidez muscular; también incide en la seguridad, la autoestima y la expresión creativa”, enumera la psicóloga. Pero cree que se quedaron cortos, que tres meses no deja huella en enfermos de tanto tiempo, y que debería ser una herramienta de rehabilitación más continuada.