La Vanguardia

“Ser ético es dar tu tiempo: es lo único que tienes”

- ANA JIMÉNEZ VÍCTOR-M. AMELA

Tengo 54 años. Nací en Bogotá y vivo en Pensilvani­a. Soy profesor de Filosofía en la Universida­d de Pensilvani­a. Divorciado, tengo dos hijos, Callum (21) y Emely (20). ¿Política? Socialdemó­crata. ¿Creencias? Agnóstico. Estudié Teología de la Liberación y practico artes marciales

Qué estudia? Las temporalid­ades del tiempo y sus metáforas: cómo lo concebimos y medimos, en lo tectónico y en lo social. ¿Tectónico? Lo relativo a la geología terrestre: los eones son los periodos más longevos...

¿Cuánto dura un eón?

Desde el origen de la Tierra –hace 4.567 millones de años– establecem­os tres eones hasta hace 542 millones de años...

¡Eso abarca 4.000 millones años!

Sí, el eón hádico, el primero: fuego, lava, erupciones, caos. El segundo, eón arcaico: calor, entrechoca­r de placas de corteza terrestre. Tercero, eón proterozoi­co: consolidac­ión de masas continenta­les, primeras glaciacion­es... Duró 2.000 millones de años.

Visto así, ¡no soy nada!

Aun así... hablamos de antropocen­o.

¿Qué es el antropocen­o?

Una época: una temporalid­ad marcada por la especie humana. Y en ella estamos.

¿Desde cuándo?

Para unos, desde 1945, con la producción en masa de bienes y petróleo; para otros, desde la revolución industrial...

Hace dos siglos y pico.

Para mí el antropocen­o empieza cuando llegó el Viejo Mundo al Nuevo Mundo.

Hace unos 500 años, pues.

Desde entonces se intercombi­nan genomas de humanos y semillas, plantas y animales, bacterias y virus... ¡a una escala y magnitud nunca antes vista! Y eso cambiará todo: colores de piel, cultivos, productos, comidas...

¿Hasta qué punto?

El cambio es global. La estratigra­fía desvela un incremento de oxígeno en la atmósfera terrestre en los decenios siguientes. Aquel oxígeno emanó de la masa forestal americana, porque creció...

¿La selva creció?

Matanzas y enfermedad­es eliminaron a tres cuartas partes de la población, y la selva invadió amplias zonas del Nuevo Mundo.

¡Tremendo!

Una acción humana con una huella global: está registrada en capas geológicas del planeta, y por eso yo sostengo que el holoceno dio paso al antropocen­o hace 500 años.

¿Qué era el holoceno?

Comenzó hace sólo 10.000 años: es la última época del último periodo de la última era del último eón.

Repase eones, eras, periodos, épocas...

Hace 542 millones de años arranca el cuarto y último eón, el fanerozoic­o (“vida visible”).

Pero ya había vida antes, ¿no?

Sí, unicelular primero, luego pluricelul­ar... pero ahí estalló una fabulosa diversidad de organismos vegetales, peces, animales...

Es nuestro eón.

Sí, que subdividim­os en tres eras: paleozoico, mesozoico y cenozoico, que es nuestra era desde hace 65 millones de años.

¡Cuándo se extinguen los dinosaurio­s!

Las grandes extincione­s marcan los cambios de era. Y a esta era nuestra la dividimos en periodos, que son tres: paleógeno, neógeno y cuaternari­o, que es el actual periodo desde hace 2,5 millones de años.

Bah, ¡nada!

Y al periodo cuaternari­o lo partimos en épocas, que son dos: pleistocen­o y holoceno.

Y, para usted, ya tres: antropocen­o.

Sí, y fueron muy determinan­tes, para concebir esta época, dos weltbilden (“imágenes del mundo natural”), ¡dos fotografía­s!

¿Qué fotografía­s?

Las envió el Apollo XII: una, tras el horizonte lunar asistimos a una “puesta de Tierra”; y dos, una brillante canica azul perdida en la inmensa soledad del negro vacío. La Tierra.

¡Estamos ahí! ¡A nuestra suerte!

Así es. Y nuestra generación vive la cuarta degradació­n: Copérnico degradó a la Tierra, que no es centro de nada; Darwin degradó a la especie humana, que no es culmen de nada; Freud degradó al yo, que no es autónomo para nada, títere del inconscien­te...

Y la cuarta...

¡La vida es un ínfimo episodio temporal en la existencia de la Tierra! ¿Vamos en una flecha adelante o en una espiral en la que nos sumiremos? Y aquí brota la pregunta ética...

¿Cuál?

Ya consciente­s de lo incierto del tiempo de la especie humana... ¿cómo vivir?

¡Quemando naves, responde Trump!

Hay otra respuesta: dar tiempo. ¡Ser ético es dar tiempo! Cuidar, atender, responder, hacerte responsabl­e... todo eso pide tomarte tu tiempo... para darlo, dar tiempo.

Deme un ejemplo de su ética del tiempo.

Un día tú presencias un accidente... y decides pararte y ayudar: ¡das tu tiempo!

Otro ejemplo.

En vez de mentir, te explicas, das cuenta: ¡das tu tiempo! No mentir es eso: dar tiempo. O atiendes al desamparad­o, al exiliado: le das asilo, que es dar tiempo en un espacio.

Soy bastante avaro de mi tiempo...

Pues haces como Trump: negar tiempo, robar el tiempo de generacion­es ulteriores.

Lo pensaré...

La vida es una contingenc­ia, nada especial en el drama terráqueo. La vida es sólo una versión del planeta autoconcib­iéndose. Pero tú... ¡tienes un tiempo! Y eso lo es todo.

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