Tragedia en Génova por el derrumbe de un viaducto
Al menos 35 muertos al hundirse el puente, cuya construcción era deficiente Salvini echa la culpa a la UE por poner límites al gasto público
Con 35 muertos y 16 heridos –nueve de ellos muy graves–, el derrumbe del puente Morandi, parte de un viaducto de acceso a Génova, intensamente transitado a diario y con cuatro carriles de circulación en dos sentidos, no es difícil calcular que el desastre que se produjo ayer a mediodía en la ciudad italiana podría haber sido mucho peor.
En el momento del derrumbe circulaban unos 30 o 35 coches y tres camiones pesados ( no estaba claro ayer si entre ellos se contaba un camión que logró detenerse casi al borde de la estructura), según dijo el jefe de Protección Civil, Angelo Borrelli. Algunos testigos hablaban de menos vehículos en ese momento y de quizá unas 70 personas a bordo de ellos en total. Es decir, el tráfico era fluido. Unos 75.000 vehículos cruzaban, hasta ahora, cada día este puente construido a finales de los años sesenta del siglo pasado. Si el desastre se hubiera producido hoy, 15 de agosto, día de salida de vacaciones (el conocido ferragosto italiano), el número de víctimas podría haber sido mucho mayor.
Bajo una lluvia intensa, acompañada de rayos, en la mañana de ayer, una parte suspendida del puente se desplomó, arrastrando consigo una de sus tres torres de sujeción, la situada más al oeste. La torre del centro se encuentra entre las vías del tren (el servicio quedó ayer suspendido) y un terreno de uso industrial con almacenes –como unos depósitos de Ansaldo Energia, una de las principales industrias energéticas– en los que, aunque resultaron afectados, no se produjeron víctimas al encontrarse vacíos de personal con motivo de las vacaciones, como tampoco en las –no muy numerosas– viviendas al pie de la tercera torre, en el lado este, que fueron evacuadas. Al oeste de la torre derruida discurre el torrente Polcevera.
Ayer parecía claro que prácticamente todas las víctimas mortales se hallaban sobre el puente. Unos 300 bomberos trabajaban ayer intensamente en la búsqueda de víctimas e hipotéticos supervivientes. Cuatro personas pudieron ser rescatadas en las primeras horas milagrosamente con vida.
El derrumbe puso en evidencia, casi de inmediato, las condiciones precarias en que se hallaba el viaducto de la autopista A-10. Hasta el punto de que el presidente de la República, Sergio Mattarella, emitió un mensaje sin concesiones ni espacio para la menor especulación sobre las causas del siniestro, que calificó de “desgracia espantosa y absurda”. “Ninguna autoridad podrá sustraerse a un ejercicio de plena responsabilidad”, decía el comunicado, y añadía: “Los italianos tienen derecho a infraestructuras modernas y eficientes que acompañen con seguridad la vida de cada día”. Por último, exigía “control”, “cultura de la prevención” y “modernización inteligente” de las vías de comunicación.
“Los habitantes de Génova utilizan este puente dos veces al día, no podemos vivir con infraestructuras construidas en los años cincuenta y sesenta”, dijo el viceministro de Transportes, Edoardo Rixi. El titular del ministerio, Danilo Toninelli, afirmó en la televi-
PUDO SER MUCHO PEOR El tráfico era fluido y los almacenes bajo el viaducto estaban vacíos de personal
EL PRESIDENTE MATTARELLA “Los italianos tienen derecho a infraestructuras modernas y eficientes”
sión pública que el desastre apuntaba a falta de mantenimiento y que “los responsables tendrán que pagar”. La Fiscalía General de Génova “está lista para abrir un expediente por homicidio múltiple y negligencia”.
Desde Catania (Sicilia), el ministro del Interior y hombre fuerte del Gobierno italiano, Matteo Salvini, dijo a la prensa que el límite de gasto en la Unión Europea pone en riesgo las vidas humanas. “Si las limitaciones externas nos impiden gastar para tener carreteras y escuelas seguras, esto realmente pone en duda si es lógico seguir estas reglas –dijo Salvini–. No puede haber un compromiso entre las normas fiscales y la seguridad de los italianos”.
La compañía concesionaria de la autopista de peaje A-10, Autostrade per l’Italia (ASPI), afirmó a la agencia Reuters que se estaba precisamente trabajando en el refuerzo de sus cimientos en el momento del colapso, añadiendo que el puente estaba bajo constante supervisión. ASPI pertenece al grupo Atlantia, dedicado a infraestructuras como autopistas y aeropuertos, que es propiedad del holding Benetton.
El director general de ASPI para Génova, Stefano Marigliani, dijo que el derrumbe del puente “era inesperado e impredecible. El puente era inspeccionado constantemente, incluso más de lo que está previsto por ley, no había razones para considerar que el puente fuera peligroso”.
Sin embargo, el mencionado jefe de Protección Civil, Angelo Borrelli, dijo que no tenía constancia de que se estuvieran realizando tales obras. En los últimos meses, la compañía ASPI había anunciado una licitación –que habría terminado a finales de septiembre– por 20 millones de euros para obras estructurales en el viaducto.
Los trabajos de mantenimiento han sido constantes durante años porque el tráfico incesante ha provocado una degradación intensa de la estructura. En el 2016 se llevaron a cabo obras de reestructuración en el puente. En el 2009, ASPI realizó un estudio sobre una hipótesis de demolición del puente con la empresa de ingeniería SPEA y una sustitución con una variante, llamada Gronda Bassa. Durante años se ha hablado de este proyecto. El tráfico a través del puente se había cuadruplicado en los últimos treinta años, con 25,5 millones de operaciones de tránsito cada año, y estaba “destinado a crecer, incluso sin intervención, un 30% adicional en los próximos 30 años”, decía el estudio, mencionado por el diario Il Sole 24 Hore, que señala además que “el puente de Morandi constituye de hecho la única conexión que conecta la Italia peninsular, al este, con el sur de Francia y España al oeste”.
En abril del 2016, un senador genovés, Maurizio Rossi, preguntó al ministro de Infraestructuras y Transportes “las razones por las cuales el procedimiento administrativo necesario para la construcción de la Gronda de Génova ha estado bloqueado durante años”. El senador aludió a las citadas obras de mantenimiento, que calificó de “extraordinarias”, sin las cuales el puente tendría que haber sido cerrado”, al menos al tráfico intenso, lo que habría llevado a Génova “al caos”.
POR LA EMPRESA CONCESIONARIA En el 2016 se realizaron trabajos estructurales y en el 2009 se estudió su demolición